COMENTARIO AL EVANGELIO SEGÚN SAN
LUCAS
Lección nº 26:
SIN TEMOR, SIN ANSIEDAD Y
PREPARADOS
Lucas 12: 1-48
Sin tener temor…
Lucas 12:1-12
Cuando
leemos pasajes como este, nos acordamos de la definición judía de la
predicación, jaraz,
que quiere decir sarta de perlas. Este
pasaje parece una colección de perlas ensartadas… Aquí encontramos varias ideas
sobresalientes.
Se
nos habla de la hipocresía… En
un principio esta palabra se refería al fluir ordinario de preguntas y
respuestas en una conversación o diálogo; y luego se usó para referirse al
diálogo de una comedia; y de ahí pasó a significar hacer
un papel. El hipócrita no es una persona genuina, sino alguien que está
representando a un personaje; de ahí que lleva consigo la idea de insinceridad.
Dios prefiere un pecador auténtico antes que un farsante que se finge bueno.
Se
nos dice que la actitud correcta ante la vida debe ser la
intrepidez. Hay dos razones para no tener miedo:
El
poder de un hombre sobre otro se limita a esta vida: se puede matar el cuerpo, pero
no el alma. Dios es el único que tiene poder sobre el alma humana;
por tanto, es absolutamente razonable temer a Dios y no a los hombres.
El
cuidado de Dios es con cada uno de los hombres como individuo… Para Él nunca se
pierde nadie en la multitud. Hasta los cabellos de nuestra cabeza están
contabilizados. Ninguno tiene por qué temer, porque podemos decir: “¡Dios cuida
de mi!” sabiendo que eso es absolutamente cierto.
Aquí
se nos habla del pecado imperdonable, que
es el pecado contra el Espíritu Santo. Mateo y Marcos especifican que Jesús
habló de este pecado cuando los escribas y fariseos atribuyeron su poder
sanador al príncipe de los demonios en vez de a Dios (Mateo
12:31, 32; Marcos 3:28, 29). Aquellos hombres estaban viendo la
gracia y el poder de Dios en acción, y decían que era el diablo el que estaba
obrando. Para un judío, el Espíritu de Dios tenía dos grandes funciones. Por
medio de su Espíritu Dios comunicaba la verdad a los hombres, y estos sólo
podían reconocer y captar la verdad de Dios por la acción del Espíritu Santo en
su mente y corazón.
Este
pecado es rechazar la obra del Espíritu Santo en nosotros… Si persistimos en
rechazar su Palabra, y no seguimos más que nuestro propio criterio, cerrando
los ojos y los oídos para no ver ni oír a Dios, podemos llegar a la condición
de no poder reconocerle cuando le veamos u oigamos, y para nosotros el bien sea
como el mal y el mal como el bien. Eso es lo que les había sucedido a los
escribas y fariseos: habían llegado a ser tan sordos y ciegos para Dios que
cuando Él vino le tomaron por el diablo.
¿Por
qué es imperdonable ese pecado? Porque en ese estado el
arrepentimiento ya es imposible. Si una persona ni
siquiera se da cuenta de que es pecadora, si la bondad ya no la atrae, no se
puede arrepentir. No es Dios quien la ha excluido: se ha excluido a sí misma
con su actitud cerrada. Eso quiere decir que el que teme haber cometido el
pecado imperdonable aun no lo ha cometido; porque, si lo hubiera cometido
estaría tan muerto para Dios que ya no le preocuparía esa posibilidad.
Aquí
se nos habla de una lealtad recompensada. Esa
recompensa no es una cosa material. Es que, en el Cielo, Jesús dirá de
nosotros: “Esa persona es mía. ¡Bien hecho!”… Nadie puede pretender que Jesús
le reconozca como suyo si esa persona no ha reconocido a Jesús delante de los
hombres.
También
se nos habla de la ayuda del Espíritu Santo… En
el Evangelio de Juan, el título preferido del Espíritu Santo es el Paracleto...
En griego, parakletos
es uno que está cerca para ayudar. Se
puede referir a un testigo, o a un abogado que nos defiende en un juicio… En el
día de la prueba no tenemos por qué temer, porque nada menos que el Espíritu
Santo de Dios estará a nuestro lado para defendernos.
El rico insensato y el afán por
las riquezas
Lucas 12: 13-34
No
era extraño en la Palestina de aquel tiempo el llevar los pleitos a los rabinos
más respetables; pero Jesús se negó a dejarse involucrar en cuestiones de
dinero. Eso sí: aprovechó la ocasión para establecer cuál había de ser la
actitud de sus seguidores en relación con las cosas materiales. Jesús tenía
algo que decirles tanto a los que tenían abundancia de bienes materiales como a
los que no.
Jesús
dirigió esta parábola del Rico Insensato a los que tienen muchos bienes de este
mundo. Dos cosas resaltan en ese hombre:
a)
Nunca veía más allá de sí mismo; es la parábola
en que aparecen más palabras de la primera persona: yo, me, mí, mi, mío… El
rico insensato era agresivamente egoísta. Si le sobraba algo, no pensaba en
dárselo a nadie. Toda su actitud era lo contrario del Evangelio: en vez de
negarse a sí mismo se afirmaba agresivamente a sí mismo; en vez de encontrar la
felicidad en el dar, la buscaba en el guardar para sí…
b)
Tampoco veía más allá de este mundo; todos sus planes
eran para esta vida. El que no quiere acordarse de que hay otra vida está
destinado a sufrir la más trágica desilusión.
Pero
Jesús también tenía algo que decirles a los que tenían pocos bienes de este mundo.
En todo este pasaje, lo que Jesús prohíbe es la ansiedad o
la preocupación por lo material… Los lirios de los que
habla Jesús eran las amapolas, que pueblan las laderas de los montes después de
los infrecuentes chubascos veraniegos. En un día florecen y mueren. “Si Dios
cuida de los pájaros y de las flores, ¡cuánto más se cuidará de vosotros!” dice
Jesús…
Jesús
dijo: “Buscad en primer lugar el Reino de Dios”... Ya hemos visto que el Reino
de Dios se hace realidad en la Tierra cuando se hace la voluntad de Dios tan
perfectamente como en el Cielo… Mucha gente aplica todos sus esfuerzos a
amontonar cosas que por naturaleza no pueden durar… Y aun los pobres sueñan con
amontonar riquezas, cayendo en el mismo error de aquel rico insensato.
Jesús
termina diciendo que si buscamos nuestro tesoro en el Cielo, allí se orientarán
los anhelos del corazón; y, si en la Tierra, en ella quedará retenido nuestro
corazón… Y nuestra vida habrá perdido todo sentido.
Atentos y preparados
Lucas 12: 35-48
Este
pasaje tiene dos sentidos. El más literal se refiere a la Segunda Venida de
nuestro Señor Jesucristo; y un sentido más amplio se refiere a cuando el Señor
nos llama a su servicio, y que debemos estar preparados para rendirle cuentas.
Se
alaba al siervo que está preparado… La ropa larga y suelta de los orientales no
era la más adecuada para ciertos trabajos; así es que cuando uno se disponía a
trabajar se sujetaba bien el cinturón para tener más movilidad.
La
lámpara era una mecha de algodón que flotaba en una jarrita de aceite; había
que mantener la mecha recortada y el depósito de aceite lleno para que no se
apagara…
Nadie
sabe el día ni la hora en que la eternidad invadirá el tiempo y habremos de dar
cuenta. ¿Cómo queremos que nos encuentre Dios?
Querríamos
que nos encontrara con nuestra tarea terminada. Jesús
pudo decirle al Padre: “He acabado la obra que me diste que hiciera” (Juan
17:4). Y Pablo decía: “He acabado la carrera” (2
Timoteo 4:7). No debe sorprendernos la noche con
nuestro trabajo sin terminar.
Querríamos
que Dios nos encontrara en paz con los demás. Sería
horrible salir de este mundo llevando o dejando amargura. No debiéramos dejar
que se pusiera el sol sin arreglar un desacuerdo (Efesios 4:26), y menos si el
sol se ha de poner por última vez para nosotros, que no sabemos cuándo será.
Querríamos
que Dios nos encontrara en paz con Él. Al final
todo dependerá de si pensamos que vamos a encontrarnos con un extraño o con un
enemigo, o a dormir en los brazos de un Padre.
En
la segunda sección de este pasaje, Jesús traza las semblanzas del mayordomo
fiel y del infiel. En Oriente, el mayordomo tenía unos poderes casi ilimitados.
Era un esclavo como los demás, pero estaba a cargo de los otros. Un mayordomo
de confianza gobernaba la casa de su amo y administraba su hacienda. El
mayordomo insensato cometió dos errores.
Se
dijo: “Haré lo que me dé la gana mientras mi amo esté fuera”, olvidando
que el día de rendir cuentas tenía que llegar… Trabajamos y vivimos siempre
ocupados en los negocios del Señor, y Él nos ve siempre, de manera tal que no
podemos distraernos…
También
se dijo el mayordomo infiel: “Me sobra tiempo para arreglar las
cosas antes que venga el amo”... Pero nosotros sabemos
que no hay nada más fatal que creernos que hay tiempo de sobra (Juan
9:4).
Este
pasaje termina advirtiéndonos que el conocimiento y el privilegio siempre
conllevan responsabilidad. El pecado es doblemente pecaminoso en una persona
que sabe lo que se hace; el fracaso es doblemente culpable en el que ha tenido
la oportunidad de hacer las cosas bien.
Lección nº 27:
UNA NUEVA OPORTUNIDAD
Lucas 12: 49- 13: 9
Divisiones por Jesús…
Lucas 12: 49-53
A
los que estaban empezando a ver en Jesús al Mesías, el Ungido de Dios, estas
palabras tienen que haberles producido una terrible conmoción. Esperaban un
Mesías que fuera un rey conquistador, y una era mesiánica que fuera la edad de
oro.
En
el pensamiento judío el fuego suele ser un símbolo del juicio. Así es que Jesús
veía la venida de su Reino como un tiempo de juicio..
(La
versión Reina-Valera y otras muchas traducen el versículo 50: “De un bautismo
tengo que ser bautizado”. El verbo griego baptizein quiere decir sumergir,
y en la voz pasiva ser sumergido. Se
usa muchas veces refiriéndose a una persona sumergida en alguna experiencia
tenebrosa y terrible (Salmo 42:7)… En
este sentido habla aquí Jesús; la cruz siempre estaba presente en su
pensamiento… ¡Qué diferente de la idea judía del Mesías! Jesús no vino al mando
de ejércitos vengadores con banderas desplegadas, sino para dar su vida en
rescate por muchos (Mateo 20:28, y Marcos 10:45).
Su
venida era inevitable que trajera división; y así sucedió. Esa fue una de las
razones por las que los romanos odiaron el cristianismo: dividía las familias.
Una y otra vez una persona tenía que decidir si amaba más a su familia que a
Cristo. La esencia del Evangelio está en que la lealtad a Cristo tiene
prioridad sobre todas las demás de la Tierra. Todos tenemos que estar
dispuestos a darlo todo por perdido por el excelente conocimiento de Jesucristo
(Filipenses 3:8).
Mientras haya tiempo
Lucas 12: 54-59
Los
judíos de Palestina eran muy listos para predecir el tiempo atmosférico. Cuando
veían formarse nubes en el Oeste, donde está el Mediterráneo, sabían que venían
lluvias. Cuando soplaba el siroco, es
decir, el viento del desierto, sabían que se les echaba encima el calor. Pero
los que eran tan listos para interpretar las señales de los cielos no sabían, o
no querían, leer las señales del plan de Dios en la Historia. Si lo hubieran
hecho, habrían visto que el Reino de Dios estaba al llegar.
Jesús
usó una ilustración muy clara cuando refiere a hacer las paces con el
adversario a tiempo... Sin duda se refiere a la necesidad que tenemos los
humanos de arreglar nuestra relación con Dios, dañada por el pecado, antes de
que sea demasiado tarde..
Jesús
y todos sus fieles servidores han tenido muy en cuenta que el tiempo no espera.
Hay cosas que no se pueden dejar para mañana, y la principal es hacer las paces
con Dios.
En
el versículo 59 se menciona “la última blanca”; era la moneda más pequeña, la
que echó la viuda (Marcos 12:42)... (casi 8 milésimas de un denario; el denario
era el salario de un día de trabajo de un obrero)
El sufrimiento y el pecado
Lucas 13: 1-5
Aquí
se hace referencia a dos desastres de los que no tenemos otra información, así
es que no podemos más que hacer conjeturas.
En
primer lugar, el asunto de los galileos a los que asesinó Pilato en medio de
sus sacrificios. Los galileos eran bastante propensos a meterse en líos
políticos, porque se exaltaban fácilmente. Por aquel tiempo Pilato había tenido
serios problemas. Había decidido que Jerusalén necesitaba renovar y mejorar su
provisión de agua. Propuso financiar la construcción con parte del dinero del
templo. Era una buena causa, y el gasto estaba más que justificado. Pero ante
la mera sugerencia de que se usara el dinero del templo, los judíos se
rebelaron... Pero, al reprimirlos, los soldados aplicaron más violencia de la
convenida y conveniente, y murió bastante gente. Es casi seguro que habría
galileos mezclados en el asunto.
En
cuanto a los dieciocho que murieron cuando se les cayó encima la torre de
Siloé, todavía sabemos menos. Se ha sugerido que eran hombres que habían
aceptado trabajar para Pilato en aquel odiado acueducto; y en ese caso, el
dinero que ganaban pertenecía a Dios y había que devolvérselo, porque se le
había robado; y puede que se hubiera corrido la voz entre la gente de que se
les había caído encima la torre porque se habían prestado a hacer un trabajo
que Dios no aprobaba.
Pero
hay más que un problema histórico en este pasaje. Los judíos consideraban que
el pecado y el sufrimiento estaban inseparablemente unidos. Esa era una
doctrina demoledora y cruel y Jesús la negó rotundamente en el plano
individual. Como todos sabemos muy bien, son a menudo los más buenos los que
tienen que sufrir más.
Pero
Jesús siguió diciendo que, si los que le estaban escuchando no se arrepentían,
también perecerían. ¿Qué quería decir? Una cosa está fuera de toda duda, y es
que Jesús previó y predijo la destrucción de Jerusalén, que sucedió el año 70
d.C. (Lucas 21:21-24). Jesús sabía que Roma iba a
intervenir y acabar con la nación; y eso fue lo que sucedió. Así que lo que
Jesús quería decir era que si la nación judía seguía buscando un reino terrenal
y rechazando el Reino de Dios sólo podía tener un fin.
Si
lo tomamos así, nos deja, a primera vista, en una situación paradójica: no
podemos decir que el sufrimiento del individuo sea la consecuencia inevitable
del pecado, pero sí podemos decir que el pecado y el desastre nacional están
íntimamente relacionados. La nación que escoge el mal camino acabará sufriendo
por ello.
Siempre
es peligroso atribuir el sufrimiento humano al pecado humano; pero es indudable
que la nación que se rebela contra Dios va camino del desastre.
Una nueva oportunidad…
Lucas 13: 6-9
Aquí
tenemos una parábola que irradia gracia, pero que está preñada de advertencias
al mismo tiempo.
La
higuera estaba en una situación privilegiada. No
era raro ver higueras y otros frutales en las viñas. La buena tierra escaseaba,
y había que aprovecharla bien; la higuera de esta historia tenía buenas
posibilidades, pero no las aprovechaba.
Repetidamente,
directa e indirectamente Jesús nos recuerda que se nos va a juzgar por las
oportunidades que hayamos tenido y nos enseña que la
inutilidad invita al desastre.
Además,
la parábola nos enseña que lo que no hace más que recibir no
debe sobrevivir. La higuera estaba chupando la sustancia
y esquilmando la tierra a su alrededor, y a cambio no producía nada. Ahí estaba
su pecado.
En
última instancia no hay más que dos clases de personas en el mundo: los que
sacan más de lo que aportan, y los que aportan más de lo que sacan.
En
cierto sentido, todos estamos en deuda con la vida. Entramos gracias a que
alguien arriesga su vida para dárnosla, y no habríamos podido sobrevivir a no
ser por el cuidado de los que nos amaban. Hemos heredado una civilización
cristiana y una libertad por las que otros dieron la vida. Tenemos la
obligación de dejar las cosas mejor que las encontramos y, para cumplir ese
compromiso, tenemos que aportar a la vida por lo menos tanto como sacamos de
ella.
La
parábola nos presenta el evangelio de la segunda oportunidad. Es
normal que la higuera tarde tres años en alcanzar la madurez, y si no da fruto
entonces es probable que no lo dé nunca. Pero a esta higuera se le dio otra
oportunidad…
Jesús
suele darnos oportunidad tras oportunidad… Dios es infinitamente amable con el
que cae y se levanta otra vez.
Pero
la parábola también deja bien claro que hay una última
oportunidad. Si desaprovechamos oportunidad tras
oportunidad, si recibimos en vano la llamada y el desafío de Dios, llegará el
día, no en que Dios nos cierre la puerta, sino en que nosotros mismos nos la
cerremos a fuerza de no querer entrar.
Lección nº 28:
LA DIMENSIÓN DEL REINO DE DIOS
Lucas 13: 10-21
El valor de la persona…
Lucas 13: 10-17
Esta
es la última vez que se nos dice que Jesús estuvo en una sinagoga… Jesús sanó a
una mujer y entonces intervino el presidente de la sinagoga. No tuvo valor para
increpar directamente a Jesús y dirigió sus protestas al público… Jesús había
obrado una curación en sábado; técnicamente, eso era hacer un trabajo, así es
que había quebrantado el sábado. Pero Él contestó a sus oponentes con los
argumentos que ellos mismos usaban… Los rabinos no admitían la crueldad con los
animales, y aun en sábado era
perfectamente legal soltar a los animales de los establos para llevarlos
a beber…
En
el Evangelio, el individuo está por encima del sistema... El Evangelio defiende
el valor de la persona individual entendiendo que son personas individuales las
que forman la sociedad… Para los judíos la ley olvidaba la condición individual
de aquella mujer; pero Jesús no se aferró a la ley…
Lo
sorprendente es que este legalismo también suele invadir la iglesia;
trágicamente la mayor parte de los problemas y conflictos de las iglesias se
producen por cuestiones legalistas de procedimiento.
La
intervención de Jesús en este asunto deja suficientemente claro que no es la
voluntad de Dios que ningún ser humano sufra ni un momento más de lo que sea
absolutamente necesario. No hay razón suficiente para dejar para mañana la
ayuda que se puede prestar hoy.
La dimensión del Reino
Lucas 13: 18-19
Esta
es una ilustración que Jesús usó más de una vez, con diferentes enseñanzas. En
Oriente, la mostaza no es una planta de jardín, sino del campo. No se hace tan
grande literalmente como un árbol, pero sí llega a alcanzar los dos metros, y
es común ver una nube de pájaros en estos arbustos, porque les encantan las
semillitas negras de la mostaza.
Mateo
13:31, 32 también cuenta esta parábola, pero la enseñanza es diferente en Mateo
y en Lucas. Mateo hace
hincapié en la pequeñez de la semilla, la enseñanza es que las
cosas más grandes pueden proceder de principios muy pequeños, y eso es lo que
sucede con el Reino del Cielo. La versión de Lucas hace hincapié en el hecho de
que los pájaros anidan en sus ramas. En Oriente, el símbolo corriente de un
gran imperio era un árbol grande y frondoso; y las aves representaban a las
naciones súbditas que encontraban protección en el imperio (Ezequiel
31:6; 17:23)… Como ya hemos visto más de una vez,
Lucas es un universalista que sueña con un mundo para Cristo; y nos presenta el
Reino de Dios como un gran imperio, a cuya sombra todos los pueblos y naciones
se reunirán y encontrarán el cobijo y la protección de Dios.
Aquí
hay mucho que debemos aprender:
En
el Reino no hay persona ni iglesia que tenga el monopolio de toda la verdad… En
tanto en cuanto las creencias de todos proceden de Cristo, son facetas de la
verdad de Dios.
En
el Reino cabe una gran variedad de experiencias. Se
causa mucho daño cuando se trata de estandarizar la experiencia cristiana y se
insiste en que todo el mundo tiene que venir a Cristo de la misma manera,
vivenciando lo mismo, cuando las circunstancias son distintas en la vida de
cada individuo.
En
el Reino cabe una gran variedad de formas de culto. Uno
se pone en contacto con Dios con un ritual elaborado y una liturgia espléndida;
otro le encuentra en una sencillez desprovista de todo ornamento. No es que el
uno tiene razón y el otro no. La gloria de la Iglesia consiste en que todos,
por muy diferentes que seamos, podemos encontrar en su comunión la forma de
culto que nos acerca a Dios.
En
el Reino cabe toda clase de gente. El
mundo tiene sus etiquetas, distinciones y barreras. Pero en el Reino no se
hacen diferencias entre ricos y pobres, pequeños y grandes, famosos y
desconocidos. La Iglesia es el único sitio del mundo en el que las distinciones
no tienen lugar…
En
el Reino caben todas las naciones. En
el mundo hay muchas barreras nacionales, pero ninguna de ellas tiene valor para
Dios… Si proceden de Cristo todos caben bajo la sombra del árbol del Reino.
La levadura del Reino
Lucas 13: 20- 21
Esta
es una ilustración que Jesús tomó de su propio hogar. En aquellos días el pan
se cocía en las casas. La levadura no era más que un pellizco de la masa
anterior que había acabado de fermentar. La levadura simbolizaba para los judíos
una influencia mala, porque identificaban la fermentación con la putrefacción.
Jesús habría visto a su madre María meter un poco de levadura en la masa, y que
toda la masa cambiaba de aspecto.
El
Reino de Dios surge de unos principios muy pequeños. El
trozo de levadura era muy pequeño, pero cambió el carácter de toda la masa…
Empieza con las vidas dedicadas de hombres y mujeres individuales. Donde
vivimos o trabajamos puede que seamos los únicos cristianos practicantes. En
ese caso, nuestra misión es ser la levadura del Reino allí.
El
Reino de Dios no se ve cómo obra... No
vemos cómo obra la levadura, pero está realizando su labor de una manera
continua. El Reino está en camino, avanzando lenta pero imparablemente.
El
Reino de Dios obra de dentro hacia afuera. Mientras
la levadura estaba fuera, de la masa, no podía influir; tenía que estar dentro.
Nunca podremos cambiar a nadie desde fuera… La misión del Evangelio es hacer
nuevas a las personas. Cuando aparecen nuevas criaturas el mundo no puede por
menos de cambiar. Por eso es por lo que la Iglesia es la institución más
importante del mundo: porque es la fábrica donde se producen los
hombres nuevos.
El
poder del Reino viene de fuera. La
masa no tiene poder para cambiarse. Ni nosotros tampoco. Lo hemos intentado y
hemos fracasado. Para cambiar la vida necesitamos un poder fuera y más allá de
nosotros. Necesitamos al Señor, que está siempre dispuesto a darnos el secreto
de la vida victoriosa.
Otra
interpretación de esta parábola señala el hecho de que, lejos de ser algo
imperceptible, la acción de la levadura está a la vista, porque la masa se pone
como a hervir y a burbujear. Según esto, la levadura representa el poder
transformador del Evangelio (Hechos 17:6). El
Evangelio es lo más revolucionario del mundo. Produce una revolución en la
vida individual y en la sociedad.
El
Reino de Dios es la levadura que nos llena al mismo tiempo de la paz de Dios y
de un descontento divino que no tendrá reposo hasta que los males de la Tierra
sean barridos por el poder revolucionario y transformador del Evangelio.
El riesgo de quedarse afuera
Lucas 13: 22-30
Jesús
declaró que la entrada en el Reino no es automática, sino el resultado y la
recompensa de luchar: “Vosotros haced el máximo esfuerzo para entrar”, les
dijo. En el original griego se usa aquí la palabra de la que deriva la
castellana agonía. El esfuerzo que hay que hacer para
entrar debe ser tan intenso que bien se puede describir como una agonía de alma
y espíritu.
Es
fácil creer que, una vez que nos hemos entregado a Jesucristo, ya estamos
dentro y nos podemos sentar tranquilamente como si hubiéramos llegado a la
meta. Pero la vida cristiana es como una escalada en la que vamos siguiendo
senderos hacia una cima que no se alcanza en este mundo.
En
lo que confiaban esas personas se vio en su respuesta: “¡Pero si hemos comido y
bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas!”… Hay algunos que creen que
basta con haber vivido con cierto hábitos cristianos para entrar al Reino…
Jesús, con cierta dureza, advierte que no será así y manifiesta que habrá
sorpresas en el Reino de Dios… Los que ocupan puestos importantes en este mundo
puede que no tengan mucha importancia en el siguiente; y otros en los que nadie
se fija aquí, puede que sean los príncipes en el mundo venidero, porque la
posición en el Cielo no es como en la Tierra. Los primeros de la Tierra
resultarán los últimos, y los últimos de aquí serán los primeros en el Cielo.
El valor y la tristeza de Jesús
Lucas 13: 31-35
A
primera vista parece que nos da información sorprendente acerca de algunos
fariseos que no eran hostiles a Jesús. Aquí aparecen unos que le advierten del
peligro y le aconsejan que se ponga a salvo. Los mismos judíos sabían que había
buenos y malos fariseos; estaban los fariseos que amaban a Dios,
que seguían el ejemplo de Abraham y vivían la fe y el amor, aunque
eran minoría… Este pasaje nos hace ver que también había fariseos que admiraban
y respetaban a Jesús.
Nos
muestra también a Jesús hablando del rey de Galilea Herodes Antipas, que quería
poner fin a su carrera y le llama “zorro”. Para los judíos, el zorro
representaba tres cosas: se le consideraba el más astuto de los animales; el
más destructivo y el símbolo de la bajeza y de la insignificancia…. Hacía falta
valor para llamar zorro al Rey. Pero
Jesús obedecía a Dios, y no estaba dispuesto a abreviar su misión un día para
agradar a ningún rey humano.
El
llanto de Jesús por Jerusalén es de suma importancia… Está claro que no habría
hablado así si no hubiera ofrecido su amor a Jerusalén más de una vez... No hay mayor tragedia en la vida que darle a
alguien el corazón sólo para que se lo destroce a uno. Eso es lo que le sucedió
a Jesús con Jerusalén.
Lección nº 29:
HUMILDAD Y CARIDAD
Lucas 14: 1-14
Acechado por gente hostil
Lucas 14: 1-6
En
los evangelios hay siete situaciones en las que Jesús curó en sábado. En Lucas
ya hemos estudiado el relato de la curación de la suegra de
Pedro (4:38); del hombre que tenía el brazo seco (6:6), y de la mujer que
llevaba doblada dieciocho años (13:13). En Juan tenemos
dos más: la del paralítico de Betesda (5:9), y la del ciego de nacimiento
(9:14). Marcos cuenta otra, la del poseso de la
sinagoga de Caperrnaum (1:21). Uno creería que un curriculum así habría hecho
que todo el mundo amara a Jesús; pero es un hecho lamentable que, cada vez que
Jesús hacía una curación en sábado, los escribas y los fariseos se convencían
más de que era impío y peligroso, y había que acabar con Él a toda costa.
En
esta ocasión, un fariseo le invitó a comer un sábado. Había unas reglas muy
rigurosas acerca de las comidas del sábado. Por supuesto que no se podía
cocinar, porque eso era un trabajo. Había que hacer la comida el viernes; y, si
se tenía que mantener caliente, había que hacerlo de manera que no siguiera
cocinándose.
No
es improbable que los fariseos hubieran colocado allí al hidrópico a ver lo que
hacía Jesús. Le estaban acechando, palabra
que quiere decir en el original “espiando con interés siniestro”.
Jesús
no dudó en sanar al enfermo. Sabía perfectamente bien lo que estaban planeando,
y citó sus leyes y costumbres. En Palestina abundaban los pozos sin barandas, y
no menos los accidentes que causaban. Sí se
podía sacar un animal del pozo en sábado… Jesús pregunta con ironía, si se
puede ayudar a un animal en sábado, por qué no a una persona.
Este
pasaje nos dice varias cosas sobre Jesús y sobre sus enemigos:
Nos
muestra la serenidad con que Jesús se enfrentaba con la vida. A uno le pone
nervioso que le estén acechando constantemente, pero Jesús se mantenía sereno.
Resulta
también curioso que Jesús nunca rehusó ninguna invitación; nunca perdió la
esperanza en que otros podían cambiar. Por eso Jesús nunca dejaba pasar la
ocasión y no rehusaba una invitación ni de un enemigo. Está claro que nunca
conseguiremos hacer amigos de nuestros enemigos si no nos prestamos a verlos y
hablar con ellos.
Lo
que más nos sorprende de los escribas y fariseos es la falta de sentido de
proporción. Estaban dispuestos a todo para cumplir sus reglitas y preceptillos,
y consideraban un pecado aliviar el dolor de una persona en sábado.
A
menudo no son más que pequeñeces las cosas que alteran la paz de una
congregación. Lo que muchas veces separa a la gente y destruye amistades suelen
ser cosas a las que no daríamos
importancia en nuestros momentos normales. Esas minucias se hacen tan
grandes que llenan todo el horizonte.
Cuando
tenemos las prioridades en orden, todo está en su lugar y el amor es lo
primero… Es algo que no debemos olvidar para la vida de la Iglesia…
La necesidad de ser humildes
Lucas 14: 7-11
Jesús
puso un ejemplo casero para ilustrar una verdad eterna… La actitud sugerida por
Jesús en la historia es la actitud que, cuando es sincera, llamamos humildad,
y que es una característica de las personas verdaderamente
grandes.
¿Cómo
se puede conservar la humildad?
Dándonos
cuenta de las cosas. Por mucho que sepamos, sabemos muy poco en comparación con
lo que se puede saber y aunque hayamos logrado mucho, no es gran cosa a fin de
cuentas. Por muy insustituibles que nos creamos, cuando nos quitemos de en
medio o nos aparque la muerte la vida seguirá lo mismo sin nosotros.
Podemos
conservar la humildad por comparación con los mejores. Cuando vemos u oímos a
los expertos nos damos cuenta de lo pobre que es nuestra actuación. Muchos
jugadores de lo que sea han decidido retirarse después de presenciar un
campeonato, y muchos intérpretes han decidido no aparecer más en público
después de escuchar a un maestro. Y muchos predicadores se han sentido
empequeñecer hasta casi desaparecer cuando han escuchado a un verdadero hombre
de Dios. Pero, sobre todo: si nos ponemos al lado del Maestro y Señor veremos
nuestra indignidad en comparación con su radiante pureza y será la muerte de
nuestro orgullo.
La verdadera caridad
Lucas 14: 12-14
Aquí
tenemos un pasaje inquietante, porque nos invita a examinar los motivos que hay
tras nuestra generosidad…
Puede
que uno dé por sentimiento del deber. Algo así como cuando pagamos los
impuestos: para cumplir con una obligación que no podemos evitar.
Puede
que uno dé sencillamente por interés, considerándolo consciente o
inconscientemente como una inversión: Dios queda en deuda con él. Eso no es dar
por generosidad, sino por calculado egoísmo.
Puede
que uno dé para mostrar su superioridad. Ese dar puede ser hasta cruel. Humilla
al que lo recibe más que una negativa. Es mirar por encima del hombro. Es mejor
no dar, que dar para satisfacer la propia vanidad y el deseo de quedar por
encima. Los rabinos decían que la mejor forma de dar es cuando el que da no sabe
quién lo va a recibir, ni el que recibe sabe quién se lo ha dado.
Puede
que uno dé porque no puede hacer algo más por quien le necesita… Ese es el
único motivo aceptable.
Hay
algo importante que entender… A veces se enseña que demos en este mundo para
recibir en la eternidad, pero el que cree que Jesús nos enseña así, no ha
comprendido al Señor...
El
principio del Reino de Dios es que, cuando se da para recibir una recompensa,
no se recibe ninguna recompensa; y cuando se da sin pensar en recibir una recompensa,
y eso es lo difícil, entonces sí se recibe.
La
única manera de dar es cuando sale de dentro porque hay amor… Dios dio a su
Hijo porque amó de tal manera al mundo; así debemos hacer nosotros: dar por
amor.
Lección nº 30:
LA FIESTA DEL REINO Y EL COSTO DE
SEGUIR A JESÚS
Lucas 14: 15-35
El banquete del Rey
Lucas 14: 15-24
Los
judíos tenían una serie de historias acerca de
lo que iba a suceder cuando llegara la nueva era. Una de estas era la de
banquete mesiánico… En este banquete estaba pensando el que habló a Jesús.
Naturalmente, estaba pensando sólo en los buenos judíos, porque los gentiles y
los pecadores no tendrían parte en la fiesta de Dios. Y por eso contó Jesús
esta parábola.
En
Palestina, cuando se hacía una fiesta, se fijaba la fecha con mucha antelación
y se mandaban las invitaciones para que se dijera si se aceptaban. Pero no se
decía la hora; así es que, cuando llegaba el día y todo estaba preparado, iban
los siervos a avisar a los invitados. Era un grave insulto el haber aceptado la
invitación y luego no asistir.
El
dueño de la casa de la parábola representa a Dios. Los convidados originales
eran los judíos. A lo largo de toda su historia habían estado esperando el día
en que Dios interviniera; ese día había llegado, y ellos rechazaron la
invitación. Los pordioseros y minusválidos de la calle representan a los
publicanos y pecadores que recibieron a Jesús, mientras que los religiosos le
rechazaron. Los de los caminos y las sendas del campo eran los gentiles, para
los que también había sitio en la fiesta de Dios... Así que, cuando los judíos
no acudieron a la invitación de Dios, la recibieron los gentiles.
Hay
una frase de esta parábola que desgraciadamente se usa mal: “¡Pues salte por
los caminos y los senderos, y obliga a entrar a
todos los que encuentres!”… Muchas veces se usó para justificar la persecución
y se la usó como una orden para hacer cristianos a la fuerza…Pero debemos
entender que la obligación tiene que ver con la motivación del amor que “nos
contriñe” (2 Corintios 5:14) porque en el Reino de Dios no
existe más que una obligatoriedad: la del amor.
Pero,
aunque esta parábola presenta una amenaza a los judíos que rechazan la
invitación de Dios y una gloriosa oportunidad para los pecadores y los gentiles
que nunca habían soñado con recibirla, también contiene verdades de carácter
permanente que son tan actuales hoy como entonces…
a)
El primer invitado dijo que había comprado un terreno, y que iba a verlo. Esto
sucede cuando dejamos que los negocios usurpen el lugar de Dios en nuestra
vida.
b)
El segundo invitado dijo que había comprado cinco yuntas de bueyes y que iba a
probarlos… Sucede a menudo que, cuando se entra en una nueva situación o se
posee algo nuevo, amigos, una casa de fin de semana, un auto, y estamos tan
absortos, que no tenemos tiempo para el Señor.
c)
El tercer invitado dijo, más enfáticamente que los otros: “Acabo de casarme.
Comprenderás que no puedo ir...” (Deuteronomio 24:5). Sin
duda esa ley era la que se aplicaba este hombre. Una de las tragedias de la vida
es que las cosas buenas hacen que nos olvidemos de Dios…
Antes
de salir de este pasaje, conviene que nos fijemos en que los versículos 1 a 24
tratan de fiestas y banquetes. Jesús comparaba su Reino y su servicio con una
fiesta. El Reino se parecía a la ocasión más feliz que se conocía en la vida.
Siempre
ha habido un tipo de cristianismo que le quita toda la gracia a la vida y que
propone una vida gris, monótona, hasta aburrida y decepcionante… Pero debemos
tener presente que Jesús pensaba en el Reino como una fiesta.
Al
cristiano no se le prohíbe ningún placer sano, porque para él la vida es una
fiesta de bodas.
Calculando el precio
Lucas 14: 25-33
Cuando
Jesús dijo esto iba camino de Jerusalén. Sabía que le esperaba la cruz; pero la
gente es posible que creyera que iba a ocupar el trono. Por eso les habló así.
De la manera más clara posible les dijo que el que le siguiera no iba camino de
la gloria y el poder terrenales, sino que tenía que estar dispuesto a
sacrificar lo que más quisiera en la vida, y a abrazar un sufrimiento que sólo
se podía comparar con la agonía de un crucificado.
No
debemos tomar sus palabras con un literalismo frío. El lenguaje oriental es
siempre tan pictórico y vivo como la mentalidad oriental. Cuando Jesús nos dice
que tenemos que aborrecer a nuestros seres más queridos, quiere decir que
ningún amor de este mundo puede compararse con el amor que le debemos tener a
Él.
Hay
dos verdades impresionantes en este pasaje.
a)
Es posible ser seguidor de Jesús sin ser discípulo suyo, ser del partido del
Rey sin ser su soldado, estar a favor de algo sin sacrificar nada. Uno de los
problemas más graves de la iglesia es que en ella hay muchos que siguen a Jesús
de lejos, pero muy pocos verdaderos discípulos de Jesús.
b)
El cristiano tiene la obligación de calcular lo que le va a costar seguir a
Jesús. La torre de la que se habla aquí era la que se tenía en las viñas, desde
la que se podía vigilar para que no entraran los ladrones a robar la cosecha.
Un edificio a medio hacer es algo que da vergüenza.
En
todas las esferas de la vida hay que calcular el costo para no quedar a medio
del camino y sentir que los adversarios se burlen de nuestro fracaso…
Lamentablemente debemos decir que ese es el testimonio que dan muchos que dicen
llamarse cristianos…
Pero
si bien las exigencias de Cristo imponen respeto, debemos recordar que Él no
nos deja solos a la hora de cumplirlas. El que nos invita a subir la cuesta
estará todo el tiempo con nosotros hasta la cima…
La sal sin sabor
Lucas 14: 34-35
Algunas
veces hay una seria advertencia en las palabras de Jesús… Cuando alguien que
siempre habla en un tono de amor, nos dirige una advertencia, no tenemos más
remedio que escucharle. Lo que Jesús nos quiere decir es que, cuando algo
pierde su cualidad esencial y deja de cumplir su misión esencial, ya no sirve
para nada, y se tira.
En
Palestina la sal se usaba como condimento. Los
alimentos sin sal pueden ser hasta repugnantes. Por tanto, el cristiano debe
ser alguien que le da sabor a la vida con su valor, esperanza, optimismo y
amabilidad.
También
se usaba como conservante... Los
griegos decían que la sal le devuelve el alma a las cosas muertas… Sin sal, las
cosas se echaban a perder; con sal, conservan su frescor... Así el
Evangelio actúa como protección contra la corrupción del mundo. Todo
cristiano tiene que ser la conciencia de su entorno; y la iglesia, la
conciencia de la nación. La iglesia debe hablar sin miedo contra todo lo malo,
y apoyar todas las causas nobles. No debe guardar silencio por miedo de nadie,
ni para lograr su favor.
Esa
es la misión del cristiano. Si fracasa, no hay razón que justifique su
existencia; ya hemos visto que, en la economía de Dios, la inutilidad invita al
desastre...
Lección nº 31:
TRES PARÁBOLAS DE AMOR…
Lucas 15: 1-32
La oveja perdida…
Lucas 15: 1-7
Probablemente
este es el capítulo que mejor conocen y más quieren muchos lectores del Nuevo
Testamento…
Estas
parábolas surgieron de una situación determinada. Los escribas y los fariseos
se escandalizaban de que Jesús se asociara con hombres y mujeres que los judíos
practicantes consideraban pecadores.
Los fariseos tenían el propósito deliberado de evitar todo contacto con los que
no cumplían todos los detalles de la ley tradicional, y está claro que se
escandalizaban de que Jesús se relacionara con gente que ellos consideraban no
sólo extraños, sino pecadores, cuyo solo contacto contaminaba. Ellos en verdad
deseaban sádicamente, no la salvación de los pecadores, sino su destrucción.
Así
es que Jesús les contó la parábola de la oveja perdida y de la alegría del
pastor cuando la encontró. Los pastores de Judea tenían un trabajo duro y
peligroso. El pasto era escaso. La meseta central tenía pocos kilómetros de
anchura, y estaba bordeada de precipicios que la comunicaban con la terrible
devastación del desierto. No había muros protectores, y las ovejas vagaban sin
rumbo.
El
pastor era responsable de las ovejas. Si una se perdía, el pastor tenía que
encontrarla, o presentar la piel para demostrar que había muerto. Los pastores
eran expertos en el rastreo, y podían seguir las huellas de una oveja perdida a
lo largo de kilómetros por el monte. No había pastor que no considerara parte
de su trabajo el arriesgar la vida por las ovejas.
Muchos
rebaños eran comunales, es decir, no de uno solo, sino de todo el pueblo, y
tenían dos o tres pastores. A veces pasaría que los que tenían sus rebaños
completos volvían antes al pueblo, y decían que el otro estaba todavía en el
monte buscando una oveja que se le había perdido. Todo el pueblo estaría
velando hasta que, por fin, aparecía el pastor en la distancia, saltando de
alegría, con su oveja a hombros. Y entonces se elevaría de toda la comunidad un
clamor de alegría y de gracias a Dios.
Esa
es la escena del Cielo que pintó Jesús. Así es como es Dios.
Dios se alegra cuando se encuentra a un pecador que se había perdido como se
alegra el pastor cuando vuelve a casa con la oveja extraviada.
Aquí
hay una idea maravillosa... Los religiosos excluían del pueblo de Dios a los
publicanos y a los pecadores, que no merecían, según ellos, más que la
destrucción; pero Dios no. Los hombres pueden perder la esperanza, pero Dios
no. Dios ama a los que no se han extraviado; pero hay una alegría indecible en
su corazón cuando uno que estaba perdido vuelve a casa. Es mil veces más fácil
volver a Dios que a las frías críticas y recriminaciones de algunos hogares, y
de algunas iglesias.
La moneda perdida…
Lucas 15: 8-10
Que
se perdiera una moneda en la casa de unos campesinos de Palestina no seria
difícil, pero sí era difícil encontrarla. Las casas eran oscuras, sin más
ventana que una circular de unos 50 cm. de diámetro. El suelo era de tierra
cubierta de paja o cañas; así es que era como buscar una aguja en un pajar. La
mujer se puso a barrer con la esperanza de ver brillar la moneda u oírla
tintinar.
Hay
dos razones por las que la mujer tendría tanto interés en encontrar la moneda:
Puede
que fuera sencillamente por necesidad. Era el jornal de un día en Palestina.
Los obreros vivían al día. Tal vez el perder aquella moneda desequilibraba la
economía familiar, o ponía en peligro la comida del día… Pero puede que fuera
por una razón más romántica. El adorno de una mujer casada era una diadema
formada por diez moneditas de plata enlazadas con una cadenita de plata. Era el
equivalente del anillo de boda, cuyo valor era aún superior al precio y se
consideraba algo tan personal que no se podía expropiar por deudas… Tal vez se
trataba de una de esas monedas, y la mujer la buscaba como buscaría una casada
ahora su anillo de boda. Es fácil imaginar la alegría de la mujer cuando vio
relucir la moneda y la pudo apretar cariñosamente entre sus dedos otra vez.
Así
es Dios, dijo Jesús. El júbilo de Dios y de todos los ángeles cuando vuelve al
hogar un pecador es como el de un hogar que recupera el sustento del día, o
como el de una mujer que había perdido algo muy personal y valioso, y lo
encuentra otra vez.
Ningún
fariseo habría soñado que Dios fuera así. Los judíos podrían haber llegado a
creer que, si uno se humillaba hasta lo último y se postraba ante Dios
suplicando misericordia, tal vez se le concediera; pero nunca se les habría
ocurrido pensar que Dios buscara amorosa e insistentemente a los pecadores.
Nosotros creemos en este amor de Dios, porque lo vemos encarnado en Jesucristo,
el Hijo de Dios, que vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (Lucas
19:10).
El hijo pródigo
Lucas 15: 11-32
Les
sobra razón a los que dicen que esta es la historia breve más maravillosa del
mundo. Según la ley judía, un padre no podía repartir sus bienes como quisiera:
el primogénito tenía que recibir dos terceras partes, y el segundo, el resto (Deuteronomio
21:17). No era raro que se repartiera la herencia antes de morir
el padre, especialmente si éste quería retirarse de la dirección del negocio;
pero había una innegable dureza en la actitud del segundo hijo cuando dijo:
“Dame lo que me corresponde de todo lo que tienes!”… El padre no discutió.
Sabía que, si su hijo iba a aprender, tendría que ser por las malas; así que
accedió a su petición. Sin perder tiempo, el hijo reunió el producto de todo lo
que le correspondió, y se marchó de casa… Pero no pasó mucho tiempo antes de
que se lo gastara todo, y acabó cuidando cerdos, un trabajo prohibido para los
judíos, porque la ley decía que era maldito el que criaba cerdos...
Y
entonces Jesús dijo: “Cuando volvió en sí”... Jesús creía que, mientras uno
está lejos de Dios, no es él mismo; solamente lo es cuando emprende el regreso
a casa. No hay duda que Jesús no creía en la total depravación de la naturaleza
humana como algunos teólogos; pero sí creía que el hombre no es realmente él
mismo hasta que vuelve a Dios.
Así
es que el hijo pródigo decidió volver a casa y pedir que se le recibiera, no
como hijo, sino como uno de los que estaban en el nivel más bajo: los
contratados para trabajar por días. Los esclavos corrientes eran en cierto modo
miembros de la familia; pero los jornaleros se podían despedir de un día para
otro; no eran parte de la familia. El hijo volvió a casa; y, según el mejor
texto original, su padre no le dejó decir lo que pensaba; le cortó antes… Y
ordenó que le vistieran.
La
ropa representa el honor; el anillo, la autoridad, porque el que una persona le
diera a otra el anillo era como darle
poder notarial; los zapatos distinguían a los hijos de los esclavos, que no los
tenían. Y empezó la fiesta para que todos pudieran celebrar la vuelta del
ausente.
Parémonos
aquí para contemplar la verdad de esta parábola:
No
es justo que se la conozca como “la parábola del Hijo Pródigo”, porque el hijo
no es el héroe de la historia. Debería llamarse “del Padre Amante”, porque nos
habla más del amor del Padre que del pecado del hijo. Y nos dice un montón del
perdón de Dios… El padre tiene que haber estado esperando y observando el
camino, porque vio al hijo cuando aún estaba a una distancia considerable. Y
cuando llegó, le perdonó sin echarle nada en cara.
Pero
ese no es el final de la historia. En la última parte aparece el hermano mayor,
que sentía que su hermano hubiera vuelto… Y representa a los fariseos que se
creían justos, y que habrían preferido que el pecador fuera destruido, y no
salvo.
Se
nota por su actitud que los años que había pasado sirviendo y obedeciendo a su
padre los había pasado más cumpliendo con una obligación desagradable que sirviendo
por amor, y muestra una absoluta falta de compasión; se refiere al pródigo, no
como mi hermano, sino como tu
hijo, probablemente despectivamente. Parece tener una mente sucia ya
que no se mencionan las prostitutas hasta que lo hace él.
Para
terminar, debemos darnos cuenta de que las tres parábolas de este capítulo
no son sencillamente tres maneras de decir lo mismo. Hay diferencias…
La
oveja se perdió porque era un animal estúpido... No
pensaba; y muchos se librarían de caer en el pecado si pensaran un poco y a
tiempo. La moneda se perdió sin que fuera culpa suya, diríamos
que por accidente. El hijo se perdió a sabiendas, volviéndole
la espalda a su padre…
Pero
el amor de Dios puede vencer la estupidez humana, las circunstancias que tantas
veces influyen para mal, y hasta la consciente rebeldía del corazón. Porque
Dios es amor, no se resigna a perder lo que ama, sino que busca y espera, y se
alegra con gozo inefable y glorioso cuando recupera lo que se le había perdido.
Lección nº 32:
EL MAL MAYORDOMO, LA LEY QUE NO
CAMBIA
Y EL RICO INSENSIBLE
Lucas 16: 1-31
El administrador infiel
Lucas 16: 1-13
El
administrador era un pícaro. No sabemos si era un esclavo o un empleado; pero
el caso es que estaba a cargo de la administración de las propiedades de su amo
o patrono. En Palestina había muchos terratenientes que vivían lejos de sus
tierras. Es probable que el amo fuera uno de ellos, por lo que le había
encargado a otro la administración de sus fincas, y este había emprendido una
carrera de desfalcos.
Los
deudores no eran menos pícaros. Parece que eran arrendatarios, y lo que debían
era la renta que pagaban en especie, la parte proporcional que hubieran
acordado de las cosechas.
El
administrador, al ser descubierto, sabía que había perdido el empleo; y
entonces se le ocurrió una gran idea: falsificar las cuentas de los deudores,
de acuerdo con ellos, para que la deuda fuera menor. Esto produciría dos
efectos: el primero, que los deudores contraerían con él una deuda de gratitud;
y el segundo, todavía más efectivo, que los involucraba en sus fraudes y, si
las cosas llegaban a lo peor, podría chantajearlos…
Lucas
nos sugiere no menos de cuatro aplicaciones diferentes:
En
el versículo 8, la lección es que, por lo que se refiere al trato con sus
semejantes, los mundanos son más inteligentes que los espirituales o “los hijos
de luz”. Lo que quiere decir que los cristianos lo serían más auténticamente si
estuvieran tan interesados en vivir su fe hasta las últimas consecuencias como
los mundanos lo están en conseguir dinero y lo que se obtiene con él... Nuestra
vida cristiana empezará a ser real y efectiva cuando le dediquemos tanto tiempo
e interés al Evangelio como algunos le dedican al placer, o al hobby,
o al deporte.
En
el versículo 9, la lección es que las posesiones materiales deben usarse para
fraguar las amistades en las que se hallan los valores reales y permanentes de
la vida. Eso se puede hacer de dos maneras:
a)
Se puede hacer para que surta efecto en la eternidad. Los rabinos decían: “Los
ricos ayudan a los pobres en este mundo, y los pobres ayudan a los ricos en el
mundo venidero”. La verdadera riqueza de una persona consiste,
no en lo que ha guardado para sí, sino en lo que ha dado a los necesitados.
b)
Se puede hacer para que surta efecto en este mundo. La riqueza
se puede usar de una manera egoísta, o para hacer la vida más fácil para otros.
Las posesiones no son en sí mismas un pecado, pero sí una gran responsabilidad;
y la persona que las usa para ayudar a otros lleva camino de cumplir con esa
responsabilidad.
En
los versículos 10 y 11, la lección es que la manera en que uno realiza una
tarea pequeña es la mejor demostración de si está capacitado o no para
encargarse de algo mayor. Así es en las cosas de este mundo: nadie ascenderá
hasta que haya dado pruebas de su honradez y capacidad de trabajo en su nivel
anterior. Pero Jesús aplica este principio a la eternidad en referencia a la
clase de administradores que hemos sido en la tierra con cosas que no habremos
de llevar al partir… Y lo que recibamos en el Cielo, que sí será
definitivamente nuestro, dependerá de cómo hayamos usado las cosas de la
tierra…
En
el versículo 13, la lección es que un esclavo no puede servir a dos amos
distintos, porque un esclavo no tiene más que un amo. Ahora un trabajador puede
tener varios trabajos y estar al servicio de varias empresas al mismo tiempo;
pero eso era absolutamente imposible para un esclavo, porque todo su tiempo y
todas sus energías pertenecían a un solo amo.
Así
sucede con el servicio de Dios: no puede ser algo a tiempo parcial o fuera de
horas. Cuando aceptamos servir a Dios,
todos los momentos de nuestro tiempo y todas las energías de nuestro ser le
pertenecen a Él… O somos suyos por entero, o no lo somos.
La Ley que no cambia
Lucas 16: 14-18
Este
pasaje tiene tres partes:
Empieza
con una acusación a los fariseos. Dice que se burlaban de
Jesús. Los judíos propendían a relacionar la prosperidad material con la
bondad; la riqueza era una señal de que la persona era buena. Los fariseos
presumían de ser muy buenos, y consideraban la riqueza como una justa
recompensa. Pero, cuanto más se exaltaban ante la gente, tanto más abominables
eran para Dios…
Luego
nos dice que hasta que llegó Jesús, la Ley y los Profetas del
Antiguo Testamento habían sido la última Palabra de Dios; pero Jesús
vino a proclamar el Reino, y los publicanos y los pecadores acudían
entusiasmados a entrar, aunque los escribas y los fariseos querían impedírselo
por todos los medios. Jesús insistía en que el Reino no es la revocación de la
Ley, sino su cumplimiento. Es verdad que los detalles insignificantes y las
reglas ceremoniales se habían borrado; pero nadie debía pensar que el Evangelio
suprimía los mandamientos de la Ley de Dios, que seguían inalterados e
inalterables, de manera tal que “ni un acento de la Ley desaparecería”.
Finalmente
y como un ejemplo de la Ley que no se cambiará nunca Jesús citó la ley de la
castidad… Esta tajante afirmación de Jesús se ha de leer en el contexto de la
vida judía. Los judíos tenían una opinión muy alta de la castidad y la
fidelidad. Pero lo trágico era que, en los tiempos de Jesús, el vínculo
matrimonial estaba a punto de desaparecer. Para las leyes judías la mujer era
una cosa. Podía divorciarse de su marido sólo si él era leproso, o apóstata, o
violador. Aparte de eso, una mujer no tenía más derecho ni compensación cuando
su marido la divorciaba que la devolución de la dote (Deuteronomio
24:1).
El
problema en tiempos de Jesús era la interpretación de la Ley, de manera tal que
cualquier cosa que hiciera la mujer servía de excusa para que el marido la
dejara (una escuela llamada de Hillel decía que si la mujer echaba a perder un
plato de comida, si se daba una vuelta por la calle o si hablaba con un extraño
podía ser abandonada…); así que las mujeres no querían casarse, y la vida
familiar estaba en peligro de desaparecer.
Jesús
aquí establece la santidad del vínculo matrimonial (ver Mateo 5: 31 y ss.)… A
menudo pensamos que nuestro tiempo es malo; pero Jesús vivía en un tiempo en el
que las cosas estaban por lo menos igual de mal. Si destruimos la vida familiar
destruimos algo que es fundamental al Evangelio, y Jesús establece aquí una ley
que es peligroso pasar por alto.
El pecado de la insensibilidad
Lucas 16: 19-31
Esta
parábola está tan perfectamente construida que no le sobra ni una sola frase.
Vamos a fijarnos en los personajes:
En
primer lugar tenemos al rico… Cada frase añade algún detalle al lujo en que
vivía: vestía púrpura y lino fino, que es la descripción de las ropas del sumo
sacerdote, que costaban una inmensa fortuna y celebraba banquetes suntuosos
todos los días…
En
un país y época en que la gente corriente tendría suerte si comía carne una vez
a la semana después de trabajar seis días, este es el prototipo del indolente
ricachón. Lázaro habría querido recoger las migajas que caían de la mesa del
rico; y es que en aquel tiempo no se usaban tenedores ni cuchillos ni
servilletas, sino que se comía con las manos y, en las casas de los ricos, las
manos se limpiaban restregándolas con pan, que caía al suelo... De eso querría
hartarse Lázaro.
En
segundo lugar, tenemos a Lázaro. Es curioso que es el único personaje de las
parábolas que tiene un nombre, que es la forma latina de Eleazar, que quiere
decir “Dios es mi ayuda”… Era un mendigo, y estaba cubierto
de llagas ulcerosas, y en tal estado que ni siquiera se podía defender de los
perros callejeros que le asediaban con sus lamidos.
Esta
es la escena en este mundo, que cambia bruscamente para que veamos lo que
sucede en el mundo venidero: allí Lázaro está en el Cielo y el rico en el
Infierno. Naturalmente, la descripción del más allá refleja
las ideas de los judíos de aquel tiempo, no necesariamente las de los
cristianos de ahora… El pecado del rico fue que no se preocupó ni lo más mínimo
de Lázaro, que le consideró parte del entorno y aceptó como lo más natural que
Lázaro estuviera tirado a su puerta, sufriendo la enfermedad y el hambre,
mientras él se regodeaba en el lujo… No fue tanto lo que hizo, sino lo que no
hizo lo que le llevó al Infierno.
El
pecado de aquel rico era que podía ver el sufrimiento y la necesidad del mundo
a su alrededor, y no sentir que nada le tocara el corazón, ni hacer nada para
remediarlo. Sufrió las consecuencias de haber sido insensible.
Nos
parece excesivamente duro que no se le concediera que se advirtiera a sus
hermanos; pero es un hecho que, si uno tiene la Palabra de Dios, y ve el dolor
y la necesidad y no se siente llamado a ofrecer alivio o ayuda pudiendo
hacerlo, nada le hará cambiar.
El
Evangelio deja bien claro que el pecado está en ver el bien que se puede hacer,
y no hacerlo (Santiago 4:17).
Lección nº 33:
ALGUNOS PRINCIPIOS CRISTIANOS, LA INGRATITUD
Y LAS SEÑALES DE SU VENIDA
Lucas 17: 1-37
Principios cristianos
Lucas 17:1-10
Este
pasaje se divide en cuatro secciones claramente definidas e independientes:
1-Los
versículos 1 y 2 condenan a la persona que enseña a otros a pecar. La palabra
que se usa en griego es skándalon,
de la que procede la castellana escándalo, que
es la que se usa en casi todas las traducciones españolas. La palabra original
tiene dos significados:
a-En
un principio quería decir el cebo que se pone en una trampa o anzuelo.
b-De
ahí pasó a significar, en sentido figurado, la piedra de tropiezo que se pone
en el camino para que la gente se caiga.
Jesús
quería decir que es imposible construir un mundo en el que no haya tentaciones;
pero, ¡ay de aquel que enseña a otros a pecar, o les hace perder la inocencia!;
porque siempre hay una primera invitación a pecar, un primer empujón hacia el
mal camino.
2-Los
versículos 3 y 4 hablan de la necesidad de perdonar. Nos dicen que perdonemos
siete veces al día (Mateo 18:21 y ss: aun
hasta setenta veces siete) sugiriendo que no hay un límite para el perdón.
3-Los
versículos 5 y 6 nos dicen que la fe es la mayor fuerza del mundo. Recordemos
que la manera oriental de hablar es de lo más gráfica. Aquí se nos quiere decir
que hasta lo que parece imposible se hace posible para la fe. Debemos siempre
tener presente que no estamos solos; que el Señor está con nosotros, y con El
todo es posible.
4-Los
versículos 7 al 10 nos dicen que Dios nunca podrá estar en deuda con nosotros,
que nunca le serviremos lo suficiente. Cuando lo hemos hecho todo lo mejor
posible, no hemos hecho más que lo que estábamos obligados a hacer.
Y
esto último tiene que ver con la condición divina pero también con su ofrenda
suprema encarnada en su Hijo.
La ingratitud como constante
Lucas 17:11 - 19
Jesús
iba por la línea que separaba Galilea y Samaria cuando se encontró con aquel
grupo de diez leprosos. Sabemos que los judíos no se trataban con los
samaritanos (Juan 4:9); sin embargo, en este grupo había
por lo menos uno que era samaritano.
Aquí
tenemos un ejemplo de una de las leyes de la vida: la común desgracia había
roto las barreras raciales y nacionales haciéndoles olvidar las diferencias que
había entre judíos y samaritanos, y recordar sólo que eran seres humanos
necesitados de compañía y ayuda mutua.
Los
leprosos se pararon a lo lejos (Levítico 13:45, 46;
Números 5:2). No era una distancia fija; pero una
autoridad establecía que fueran por lo menos cincuenta metros los que separaran
al leproso de los sanos. Ahí vemos el absoluto aislamiento en que tenían que
vivir los leprosos.
Esta
es la historia evangélica que nos muestra más a las claras la realidad de la
ingratitud. Los leprosos clamaron a Jesús en una situación desesperada; Él los
curó, y nueve de los diez no volvieron a darle las gracias. Eso es lo que suele
pasar: una vez que se ha obtenido lo que se necesitaba, no se vuelve ni para
dar las gracias.
La
vida humana suele caracterizarse por episodios notables y constantes de
ingratitud… Con nuestros padres, con quienes nos han ayudado en alguna
situación desesperada, y sobre todo, con
nuestro Dios…En algún momento de amarga necesidad hemos orado intensamente,
pero cuando pasó aquella situación, nos olvidamos de Dios. Dios dio a su Hijo
por nosotros en la cruz, y muchos no le hemos dado ni siquiera las gracias.
Señales de su Venida
Lucas 17: 20-37
En
los versículos 20 y 21, Jesús contesta a la pregunta de los fariseos acerca de
cuándo vendrá el Reino de Dios. Dijo que no vendrá con señales externas que
podamos esperar.
Al
decir que el Reino de Dios está dentro
de vosotros, Jesús sostiene que es algo que obra en los corazones de las
personas; que no va a producir cosas nuevas, sino personas nuevas. Un cambio no
externo, sino un cambio en el corazón.
También
es posible que Jesús haya querido referirse a sí mismo diciendo que el
Reino de Dios está entre vosotros. Él era la personificación
del Reino, aunque no le reconocían.
Los
versículos 22-37 hablan de la Segunda Venida de Cristo. De este pasaje podemos
sacar algunas cosas que son seguras:
1-Habrá
tiempos en que los cristianos anhelen la venida de Cristo; pero tendrán que aprender
a mantener encendidas las lámparas de la paciencia, y esperar. Dios tiene su
momento.
La
venida de Cristo es segura, pero no sabemos cuándo será. Es inútil especular.
Vendrán personas con profecías y predicciones falsas; pero no debemos
inquietarnos ni hacerles caso. La mejor manera en que puede encontrarnos Cristo
es cumpliendo con nuestro deber paciente y fielmente.
2-Cuando
llegue ese Día, el juicio de Dios se hará realidad, y de dos personas que han
estado juntas toda la vida, una será arrebatada y otra dejada. Aquí hay una
advertencia: el haber estado cerca de una persona que es fiel al Señor no es
una garantía de salvación. El juicio de Dios es individual. No podemos delegar
en otro el cumplimiento de nuestros deberes con Dios.
3-Cuando
le preguntaron a Jesús cuándo pasaría todo eso, contestó citando un conocido
refrán: «Donde estén los cuerpos se juntarán los buitres», que quería decir que
una cosa sucedía cuando se cumplían las condiciones necesarias. No podemos
saber cuándo, y no debemos especular, aunque si podremos prestar atención a las
señales. Pero debemos vivir cada día de tal manera que cuando Él venga nos
encuentre preparados.
Lección nº 34:
LA ORACIÓN, EL ORGULLO Y EL SER
COMO NIÑOS
Lucas 18: 1-17
CONSTANTES EN LA ORACIÓN
Lucas 18:1-8
Esta
parábola tiene dos personajes:
El
juez, que parece no haber sido un juez judío
sino más bien parece haber sido uno de los magistrados pagados nombrados por
Herodes o los romanos; y a menos que el demandante tuviera influencia o dinero
para sobornar al juez, no podía esperar que se decidiera su pleito. Se decía
que estos jueces pervertían la justicia por un plato de lentejas.
La
viuda era el símbolo de todos los pobres y
marginados. Estaba claro que, como no tenía recursos de ninguna clase, no podía
esperar que tal juez le hiciera justicia. Pero tenía un arma: la insistencia.
Es posible que lo que el juez temiera fuera la violencia física porque en el
original el juez teme que “me ponga un ojo morado”… El caso es que la
insistencia consiguió su objeto.
Esta
parábola no compara a Dios con un juez injusto, sino que le
contrasta con él. Al compararles Jesús está diciendo: “¡Cuánto
más Dios, que es un Padre amante, les dará a sus hijos lo que
necesitan!”. Eso no quiere decir que vamos a obtener siempre lo que pidamos. A
menudo un padre tiene que negarse a darle a su hijo lo que le pide,
especialmente cuando sabe que aquello le va a hacer más mal que bien. Así es
Dios.
Nosotros
no sabemos lo que nos reserva el futuro; sólo Dios lo sabe, y por tanto sólo Dios
sabe si aquello va a ser para nuestro bien ala larga. Por
eso Jesús nos dice que no tenemos que desanimarnos en la oración, y por eso
dijo que no sabía si quedaría fe en la Tierra cuando El viniera otra vez. No
nos cansaremos nunca de orar, y nunca nos faltará la fe si, una vez que le
hemos hecho a Dios nuestras oraciones y
peticiones, añadimos la perfecta oración: “¡Hágase tu
voluntad!”…
EL PECADO DEL ORGULLO
Lucas 18: 9-14
Los
judíos religiosos practicaban la oración tres veces al día: a las 9 de la
mañana, al mediodía y a las 3 de la tarde. Se consideraba que la oración era
más eficaz si se ofrecía en el templo, por lo cual el templo era frecuentado a
esas horas. Jesús nos presenta a dos personajes:
uno
era fariseo. Realmente no oraba a Dios, sino consigo mismo. La
verdadera oración se dirige solamente a Dios. El fariseo estaba presentando sus
credenciales delante de Dios.
La
ley judía no prescribía más que un ayuno obligatorio, el del Día de la
Expiación. Pero los que querían ganar méritos ayunaban también
todos los lunes y los jueves. Es curioso que esos eran los días
de mercado cuando Jerusalén se llenaba de campesinos. Los que ayunaban se
ponían polvos para parecer más pálidos, y se vestían con cuidadoso descuido y
salían a la calle para que los viera el público. Su actitud era la típica de
los peores fariseos. El fariseo realmente no iba a orar; iba a informar a Dios
de lo bueno que era.
El
otro era publicano. Se quedaba al final, y no se atrevía ni a levantar la vista
ante Dios. Una traducción más plena nos haría comprender que en su oración el
publicano se reconocía ante Dios como el más mísero de los pecadores…
No
hay duda que esta parábola nos enseña ciertas cosas importantísimas acerca de
la oración:
1-Ningún
orgulloso puede orar. Alguien dijo que la puerta del Cielo tiene el dintel tan
bajo que no se puede entrar más que de rodillas.
2-Nadie
que desprecie a sus semejantes puede orar. En la oración no nos podemos
encumbrar por encima de los demás. Debemos recordar que somos cada uno parte de
una humanidad pecadora, doliente e indigna de presentarse ante Dios.
3-La
verdadera oración brota cuando colocamos nuestras vidas al lado de la vida de
Dios. Sin duda todo lo que dijo el fariseo era verdad: ayunaba; diezmaba
meticulosamente; no era como los hombres que menciona, y menos como el
publicano. Pero el asunto no es ser bueno como pueden serlo los demás… Lo
importante es ser como es Dios. Todo depende de con qué nos comparamos. Cuando
ponemos nuestra vida al lado de la de Jesús y al lado de la santidad de Dios,
entonces comprenderemos plenamente nuestras miserias; como lo hizo el
publicano.
SER COMO NIÑOS
Lucas 18:15-17
Era
corriente que las madres trajeran a sus niños en su primer cumpleaños a algún
rabino distinguido para que los bendijera. Y para eso se los traían a Jesús. No
tenemos que pensar que los discípulos fueran duros o crueles. Lo hacían por el
respeto y el cariño que le tenían a Jesús. Recordemos que se dirigía a
Jerusalén a morir en una cruz. Sin embargo es encantador ver que Jesús tenía
tiempo para los niños hasta cuando se dirigía a Jerusalén para morir en la
cruz.
Pero
¿qué quiere decir Jesús al decir que los que componen el Reino de Dios son los
que son como los niños?
1-El
niño no ha perdido el sentido de lo maravilloso. Cuando
crecemos vivimos en un mundo gris y cansado. Los niños viven en un mundo que
conserva el lustre de lo nuevo, y en el que Dios siempre está cerca.
2-Toda
la vida del niño se apoya en la confianza. Cuando
somos pequeños, nunca nos preguntamos de dónde nos va a venir la próxima
comida, o de dónde va a salir la ropa; no nos preocupamos por los gastos, ni
dudamos de que nuestros padres sepan resolver los problemas. La confianza del
niño en sus padres es absoluta… Y así debería ser nuestra confianza en nuestro
Dios.
3-El
niño es obediente por naturaleza. Es cierto que a veces
desobedece y se queja de lo que le mandan sus padres; pero su instinto es
obedecer. Sabe muy bien que debe obedecer, y no está contento cuando no ha sido
obediente. En su fuero interno reconoce que la palabra de sus padres es ley.
Así debiera ser para nosotros la Palabra de Dios.
4-El
niño tiene una capacidad admirable para perdonar. Casi
todos los padres somos injustos con nuestros niños. Les exigimos un nivel de
obediencia, de modales, de lenguaje y de diligencia que rara vez alcanzamos
nosotros. Una y otra vez los castigamos por hacer cosas que hacemos nosotros.
Si otros nos trataran de la forma que tratamos nosotros a nuestros hijos,
probablemente no se lo perdonaríamos. Pero los niños perdonan y olvidan, y ni
siquiera se dan cuenta de que se los trata con injusticia.
El
mantener despierto el sentido de lo maravilloso, vivir con una confianza
inquebrantable, obedecer con naturalidad, perdonar y olvidar... En eso consiste
el espíritu del niño, que es el pasaporte para entrar en el Reino de Dios.
Lección nº 35:
UN JOVEN RICO, UNA ENSEÑANZA, UN
CIEGO Y ZAQUEO
Lucas 18: 18 – 19: 10
EL QUE NO QUERÍA PAGAR EL PRECIO
Lucas 18: 18-30
Este
aristócrata se dirigió a Jesús de una manera totalmente inusitada. En toda la
literatura judía no se encuentra ningún caso de un rabino al que se llamara “Maestro
bueno”. El dirigirse así a Jesús sonaba exagerado, y Jesús empezó por destacar
que el único bueno es Dios.
Jesús
siempre reconocía que su poder y su mensaje procedían de Dios… Y es al padre a
quien Él siempre acudía finalmente.
No
hay duda que este aristócrata era un buen hombre; pero reconocía en lo íntimo
de su corazón que algo faltaba en su vida. La respuesta de Jesús fue que si
quería encontrar todo lo que estaba buscando tenía que vender sus posesiones y
distribuir el producto entre los pobres, y entonces seguir a Jesús.
¿Por
qué hizo aquella demanda precisamente a aquel hombre?
Es
que este joven, pese a guardar la Ley era egoísta. La Ley le instaba a amar al
prójimo como a sí mismo, pero él no lo había hecho realidad al acumular
riquezas para sí sin compartir con los demás. Esto era lo que le faltaba. Era
rico, pero no daba nada. Si había de encontrar la verdadera felicidad, tenía
que librarse de todo aquello, y vivir para los demás con la misma intensidad
con la que había vivido antes para sí mismo.
Jesús
siguió diciendo que le es más fácil a un camello pasar por el ojo
de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios.
(Se
dice que al lado de la gran puerta de Jerusalén por la que entraba todo el
tráfico había una puertecilla suficientemente ancha y alta para que pudiera
pasar por ella una persona; y se dice que a esa puertecilla la llamaban “ojo
de aguja”, y tal vez Jesús estaba pensando en ella… Suena a 8una
exageración graciosa como la de Mateo 23:24)
Las
posesiones tienden a encadenar el corazón a este mundo y a no dejar que se
piense en nada más. No tiene por qué ser pecado el tener riquezas, pero sí
entraña un peligro y una gran responsabilidad.
Pedro
mencionó que él y sus compañeros lo habían dejado todo para seguir a Jesús; y
Jesús prometió que nadie dejaría nada por el Reino de Dios que no recibiera
mucho más. Todos los cristianos sabemos que esa es una gran verdad.
VALOR FRENTE A LA CRUZ
Lucas 18:31-34
Jesús
hace gala de gran entereza… Hay dos clases de valor: el de la persona que se
encuentra ante una emergencia o crisis que se le presenta de improviso, y que
se lanza sin considerar el riesgo; y el de la persona que prevé una situación
terrible que le acecha más adelante, y sabe que sólo la podrá evitar si sale
huyendo, y sin embargo sigue adelante y se enfrenta con ella con los ojos
abiertos. Jesús ejerce este valor sin dudas superior… Jesús sabía lo que era la
cruz; y sin embargo, siguió adelante. No cabe duda de que Jesús fue, entre
otras muchas cosas, un maravilloso ejemplo del más acendrado valor.
Pero
los discípulos no le entendieron bien… Estaban tan obsesionados con la idea de
un Mesías conquistador, que seguían esperando que Jesús desplegara su poder en
Jerusalén y barriera a sus enemigos de la faz de la Tierra.
Y
además: Jesús nunca anunció la cruz sin nombrar también la resurrección. Sabía
que le esperaban la vergüenza y el horror, pero estaba igualmente seguro de que
obtendría la victoria y entraría en la gloria que también le aguardaba… La
seguridad de la victoria final le ayudó a arrostrar la aparente derrota de la
cruz. Sabía que sin la cruz no podría haber una corona.
UN CIEGO QUE NO QUERÍA CALLARSE
Lucas 18:35-43
Lo
que más resalta en esta historia es la insistencia a toda prueba del ciego.
Jesús iba de camino hacia Jerusalén para la Pascua, y en esa época del año
había muchos peregrinos que hacían el viaje juntos. Una de las maneras más
corrientes de enseñar que tenían los rabinos era mientras andaban, y eso era lo
que Jesús estaba haciendo en aquel momento, mientras todos los otros peregrinos
se agolpaban a su alrededor para no perder nada de lo
que decía.
El
ciego estaba sentado entre todos los que había al borde del camino; y, cuando
oyó el murmullo del gentío que se acercaba, preguntó qué sucedía, y le dijeron
que era que pasaba Jesús. Inmediatamente se puso a gritar pidiéndole a Jesús
que se compadeciera de él. La gente hizo lo posible para que se callara. Los que
estaban cerca de Jesús no podían escucharle en paz por culpa del ciego. La
palabra que se usa en el versículo 39 representa el grito instintivo que surge
de una emoción incontrolable, casi un aullido animal. La palabra indica la
total desesperación del ciego. Jesús se detuvo, y el ciego recibió la vista que
tan apasionadamente deseaba.
Esta
historia nos enseña dos cosas:
1-Acerca
del ciego, nos dice que estaba empeñado en encontrarse cara a cara con Jesús.
Nada le hacía cejar. Se negaba a callarse y contenerse. El sentimiento de
necesidad le impulsaba a la presencia de Jesús. Esa es la actitud que debe
tener todo el que espera un milagro. No es suficiente tener un deseo
sentimental para poner en acción el poder de Dios; hace falta un ansia intensa
y apasionada que brota de lo más íntimo del corazón.
2-Acerca
de Jesús, nos dice también algo. En aquel momento estaba hablando con la
multitud como un rabino; pero se detuvo y lo dejó todo ante la llamada
angustiosa del ciego. Había un alma necesitada, y eso era más importante que lo
que estaba diciendo.
ZAQUEO…
Lucas 19:1-10
Jericó
era una ciudad muy importante y rica. Estaba en el valle del Jordán, y
controlaba el acceso a Jerusalén y el paso al Este del Jordán. Tenía un gran
palmeral, y bosques de balsameras mundialmente famosos que perfumaban el aire
varios kilómetros a la redonda. Sus jardines de rosas también eran célebres.
Todo eso convirtió a Jericó en uno de los principales centros de impuestos de
Palestina. Ya hemos estudiado los impuestos y el negocio de los publicanos (Lucas
5:27-32). Zaqueo había llegado a la cima de su profesión, por lo que sería
el hombre más odiado del distrito. La historia tiene varios puntos que
destacar:
1-Zaqueo
era rico, pero no era feliz. No podía por menos de sentirse solo, porque había
escogido una profesión que le convertía en un despreciado por los demás… Había
oído hablar de Jesús, que recibía a los publicanos y a los pecadores, y quería
saber si tendría algo para él. Odiado por los hombres, Zaqueo buscaba el amor
de Dios.
2-Zaqueo
decidió ver a Jesús, y no dejó que nada se lo impidiera. El mezclarse con la
multitud requería valor en su caso, porque muchos aprovecharían la oportunidad
para castigarlo con desprecio… Pero aun así no podía ver nada, porque era
bajito; así es que tuvo una gran idea: salió corriendo, se adelantó a la
comitiva, se subió a un árbol corpulento y frondoso cuyas ramas daban sombra a
la carretera, y allí se dispuso a ver lo que pasaba sin ser visto ni molestado.
3-Zaqueo
se comprometió con la comunidad al anunciar su cambio. Cuando Jesús le hizo
saber que pararía en su casa aquel día, y cuando Zaqueo descubrió que había
encontrado un nuevo amigo maravilloso, hizo la mayor decisión de su vida:
decidió darles a los pobres la mitad de todo lo que tenía; y la otra mitad no
se la reservó para sí mismo, sino para hacer restitución de los fraudes que
hubiera cometido. En esto de la restitución fue mucho más allá de lo que
mandaba la ley (Éxodo 22:1; 22:4; 7; Levítico 6:5;
Números 5: 7). 4-La historia termina con una gloriosa
afirmación: “El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había
perdido”. Una persona está perdida cuando no está en contacto con Dios; y es
hallada cuando una vez más ocupa su debido lugar como hijo o hija obediente en
la casa y familia de su Padre Dios.
Lección nº 36:
DIOS NOS PRUEBA
LA ENTRADA A JERUSALÉN Y EL ENOJO
DE JESÚS
Lucas 19: 11-48
EL REY CONFÍA EN SUS SIERVOS
Lucas 19: 11-27
Esta
es la única parábola de Jesús que se presupone puede estar basada en un hecho
real relacionado con la muerte de Herodes el Grande en el año 4 a.C. y que dejó
su reino dividido entre Herodes Antipas, Herodes Felipe y Arquelao…
Pero
lo importante es que ilustra grandes verdades de la vida cristiana:
1-Nos
habla de la confianza de un rey que dio dinero a sus
siervos cuando se marchó, y les dejó usarlo como mejor les pareciera, sin
imponerles ninguna condición. Se lo dejó a su criterio. Así es como se porta
Dios con nosotros.
2-Nos
habla de que nuestro Dios nos prueba. La confianza del rey era una prueba para
ver si sus hombres eran de fiar en las cosas pequeñas y es precisamente en esos
deberes rutinarios en los que Dios nos prueba también a nosotros. Jesús es en
esto, como en todo, el ejemplo supremo. De sus treinta y tres años de vida pasó
treinta en Nazaret. Si no hubiera cumplido con absoluta fidelidad las
obligaciones del taller de carpintería y del mantenimiento de su familia, no
habría estado preparado para ser el Salvador del mundo.
3-Nos
habla de la recompensa del rey. La que recibieron los
siervos fieles no fue que se les dejara sentarse tranquilos para no hacer nada.
Uno se encontró a cargo de diez ciudades, y otro de cinco. La recompensa por un
trabajo bien hecho es más trabajo. El mayor cumplido que se le puede hacer a
una persona es darle mayores responsabilidades. La gran recompensa de Dios al
que ha satisfecho la prueba es más confianza.
4-La
parábola concluye con una de las leyes inexorables de la vida: “Al que tiene se
le dará más, y al que no tiene se le quitará lo poco que tenga”. Si practicamos
algún deporte, y seguimos entrenándonos, iremos dominándolo cada vez más; pero,
si dejamos de practicarlo, perderemos las habilidades que tuviéramos; si se nos
da bien una asignatura o un arte y nos aplicamos a su estudio, se nos abrirán
sus secretos y cada vez disfrutaremos y podremos utilizar más de sus riquezas;
pero, si no nos aplicamos, perderemos hasta la habilidad que teníamos al
principio.
No
hay tal cosa como plantarse en la vida cristiana: o avanzamos, o vamos para
atrás; o recibimos más, o perdemos lo que teníamos.
LA ENTRADA DEL REY
Lucas 19: 28-40
De
Jerusalén a Jericó no hay más que 28 kilómetros, así es que Jesús ya estaba
llegando a Jerusalén, el final de su viaje. Y Jesús se propone entonces: entrar
en Jerusalén cabalgando sobre un burrito como una manera que le hiciera
comprender a todo el mundo que Él era el Mesías, el Rey Ungido por Dios.
Tenemos
que fijarnos en algunos detalles de la entrada de Jesús en Jerusalén.
Nos
da la impresión de que aquella no fue una acción improvisada, sino algo
cuidadosamente preparado. Jesús no dejaba las cosas para el último momento.
Fue
un gesto de glorioso desafío y de valor superlativo. Ya entonces los líderes
judíos le habían puesto precio a su cabeza (Juan 11:57). Habría
sido natural que, si Jesús tenía que ir a Jerusalén, entrara de incógnito y
secretamente; pero lo hizo de una manera que le colocó en el centro de atención
de toda la ciudad. Esto nos muestra su valentía…
Fue
una declaración deliberada de su derecho al trono, en cumplimiento de la
profecía de Zacarías 9: 9. Pero, hasta en este acto, Jesús
subrayó el carácter del Rey que pretendía ser. El asno no era en Palestina la
acémila humilde de otros países, sino un animal noble. Los reyes iban a caballo
a la guerra; cuando iban en son de paz usaban el asno. Al escoger su montura,
Jesús se ofrecía como rey de amor y de paz, y no como el héroe militar y
conquistador que la gente esperaba.
Fue
además una última invitación. Jesús vino, como si dijéramos, con los brazos
abiertos, como diciendo: “¿Me queréis ahora aceptar como vuestro Rey?”… Antes
de que el odio de los hombres le llevara a la cruz, una vez más los confrontó
con la invitación del amor.
LA PIEDAD Y LA IRA DE JESÚS
Lucas 19: 41-48
En
este pasaje hay tres incidentes diferentes:
1-El
llanto de Jesús por Jerusalén. A1 descender el monte de los Olivos se tiene una
magnífica vista panorámica de Jerusalén. Cuando Jesús llegó a un recodo del
camino, se detuvo, y lloró por Jerusalén. Sabía lo que le iba a suceder a Él y
a la ciudad. Los judíos se estaban embarcando en la carrera de maniobras e
intrigas políticas que acabó en la destrucción de Jerusalén el año 70 d.C.,
cuando la ciudad quedó tan devastada que se pasó un arado de lado a lado. La
tragedia consistió en que, si hubieran renunciado a sus sueños de grandeza
política y hubieran aceptado el yugo manso y humilde de Cristo, aquella
desgracia nacional no había sucedido.
Las
lágrimas de Jesús son las de Dios cuando ve el dolor y el sufrimiento
innecesario que los hombres se echan encima cuando se rebelan estúpidamente
contra su voluntad.
2-La
limpieza del templo. El relato de Lucas está
muy resumido; el de Mateo es más extenso
(21:12-13). ¿Por qué Jesús, que era la misma encarnación del amor, actuó con
tal violencia con los cambistas y los que vendían animales en los atrios del
templo?
Los
cambistas hacían negocios con los ritos religiosos judíos vendiendo monedas que
erann aceptadas en el santuario, cobrando una diferencia en el cambio… Se ha
calculado que estos cambistas sacaban una gran ganancia al año, lo que era un
robo y un abuso para los pobres fieles, que eran los que siempre salían
perdiendo.
También
estaban los que vendían animales. Casi todas las visitas al templo se hacían
para ofrecer un sacrificio. Los pajarillos ofrecidos se podían comprar fuera a
precios razonables; pero las autoridades del templo habían puesto inspectores
que comprobaran que no tuvieran mancha ni defecto. Por tanto era más seguro
comprar los animales en los puestos oficiales del templo. Pero había veces en
que un par de palomas costaba quince veces más que en la calle. Aquí también se
abusaba de los pobres peregrinos de una forma que era realmente un robo legal.
Además, estos puestos se conocían como “las tiendas de Anás”, y eran propiedad
de la familia del sumo sacerdote.
Jesús
desplegó aquella violencia porque aquel tráfico se estaba usando para explotar
a los pobres indefensos. No es que el comprar y vender manchaba la dignidad y
la solemnidad del culto; sino que, además, la casa de Dios se usaba para
explotar a los adoradores.
Hay
algo increíblemente audaz en la acción de Jesús poniéndose a enseñar en el
templo cuando se había puesto precio a su cabeza. Era un desafío abierto.
Entonces las autoridades no le podían prender, porque la gente estaba prendida
de sus labios.
Pero
cada vez que hablaba exponía su vida, y sabía que era cuestión de poco tiempo
el que llegara el fin.
El
valor del cristiano debe parecerse al de su Señor: Él nos ha dejado un ejemplo
a seguir para mostrar cuyos somos y a quién servimos.
Lección nº 37:
LA AUTORIDAD DE JESÚS
Y ALGUNAS PREGUNTAS CAPCIOSAS
Lucas 20: 1-26
SOBRE LA AUTORIDAD
Lucas 20:1-8
Las
autoridades judías vinieron a Jesús con toda clase de preguntas encaminadas a
atraparle, pero Él contestó con tal sabiduría que los dejó sin argumentos.
La
primera pregunta se la dirigieron los principales sacerdotes, los escribas y
los ancianos. Los principales sacerdotes eran los que habían sido sumos
sacerdotes y los miembros de sus familias; es decir, la aristocracia religiosa
del templo. Las tres clases -principales sacerdotes, escribas y ancianos-
componían las fuerzas vivas que estaban representadas en el Sanedrín, que era
el tribunal supremo y el gobierno de los judíos. Podemos suponer que la
pregunta la habían urdido en el Sanedrín para formular una acusación contra
Jesús.
¡No
nos sorprende que le preguntaran con qué autoridad hacía esas cosas! Al entrar
en Jerusalén de esa manera, y luego tomar la ley en sus manos y limpiar el
templo, requerían alguna explicación. Para los judíos ortodoxos de entonces, la
manera en que Jesús se había tomado la autoridad era algo pasmoso. Ninguno
antes se habría atribuido la autoridad independiente con la que Jesús actuaba.
Lo que querían era que Jesús dijera claramente que era el Mesías y el Hijo de
Dios. Entonces le podrían acusar de blasfemia, y le podrían arrestar
inmediatamente. Pero Él no les dio esa respuesta, porque no había llegado su
hora.
La
contestación de Jesús no pretendía ser una excusa para no contestar… Era mucho
más. Les preguntó si era divina o humana la autoridad de Juan el Bautista. La
cosa era que la respuesta que dieran a la pregunta de Jesús sería también la
contestación a su propia pregunta. Todos sabían cómo consideraba Juan a Jesús,
y que él se presentaba como el precursor del Mesías. Si reconocían que la
autoridad de Juan el Bautista era divina, entonces tenían que reconocer también
que Jesús era el Mesías, porque eso es lo que Juan había dicho. Si negaban la
autoridad divina de Juan, todo el pueblo se levantaría contra ellos, porque
estaban convencidos de que era un profeta. Jesús, pues, no tenía que contestar
a la pregunta de ellos si ellos contestaban a la suya.
Los
emisarios del Sanedrín se negaron a enfrentarse con la verdad, y tuvieron que
retirarse fracasados y desacreditados ante todo el mundo.
UNA PARÁBOLA QUE ERA UNA
CONDENACIÓN
Lucas 20:9-18
Esta
parábola estaba más clara que el agua para los primeros que la escucharon. La
viña representa al pueblo de Israel (cp. Isaías 5:1-7). Los
arrendatarios son los gobernantes judíos a los que se ha confiado la nación.
Los siervos son los profetas que Dios envió, que fueron despreciados,
perseguidos y muertos. El hijo es Jesús mismo. Y la sentencia es que el lugar
que hubiera correspondido a Israel será dado a otros.
En
su enseñanza, esta es una de las parábolas más ricas.
Nos
habla del hombre:
a-Nos
habla del privilegio… Los arrendatarios no habían
plantado la viña, y sin embargo, era como si fuera suya. El dueño no les hacía
trabajar con el látigo, sino que se marchó y los dejó trabajar a su manera.
b-Nos
habla del pecado… El pecado de los arrendatarios consistió
en que se negaron a darle al dueño lo que legalmente le correspondía, y querían
controlar lo que el dueño solo podía controlar. El pecado consiste en no darle
a Dios lo que le pertenece, y en tratar de usurpar su poder.
c-Nos
habla de la responsabilidad… Los arrendatarios
pudieron actuar con libertad bastante tiempo; pero llegó el día del ajuste de
cuentas. Más tarde o más temprano todos tendremos que dar cuenta de lo que se
nos ha confiado.
Nos
habla de Dios:
a-Nos
habla de su paciencia… El dueño no castigó a los
labradores a la primera señal de rebelión, sino que les dio una oportunidad
tras otra para que se corrigieran. No hay nada más maravilloso que la paciencia
de Dios.
b-Nos
habla del juicio de Dios. Los labradores creyeron que podían contar con la
paciencia del dueño y salirse con la suya, pero llegó el día del juicio… Por
mucho que nos parezca que podemos hacer lo que nos dé la gana, llegará el día
de rendir cuentas también delante de Dios.
Nos
habla de Jesús:
a-Jesús
sabía lo que iba a suceder. No fue a Jerusalén abrigando la esperanza de evitar
la cruz; era absolutamente consciente de su misión…
b-Nunca
puso en duda la victoria final de Dios. Por
encima del poder de los malvados estaba la majestad invencible de Dios.
c-Jesús
presenta sus credenciales como Hijo de Dios de
una manera irrefutable. Deliberadamente se separa de la sucesión de los
profetas. Ellos eran siervos; Él es el Hijo. En
esta parábola, Jesús se presenta abiertamente como el Rey Ungido de Dios.
Jesús
entonces hace referencia a la piedra angular, ubicándose a sí mismo en esa
condición (Salmo 118:22 y ss), que la Iglesia
Primitiva reconoció como profecía de la muerte y resurrección de Cristo (Hechos
4:11; 1 Pedro 2:7).
…A DIOS LO QUE ES DE DIOS
Lucas 20:19-26
Aquí
los emisarios del Sanedrín pasaron al ataque. Sobornaron a unos para que fueran
a hacerle una pregunta a Jesús pretendiendo que era algo que les preocupaba
sinceramente. El tributo al César era un impuesto de un denario por cabeza que
tenían que pagar todos los varones de 14 a 65 años y todas las mujeres de 12 a
65, simplemente por el privilegio de existir.
Este
tributo era una cuestión polémica entre los judíos. No era una mera cuestión
económica, sino que se consideraba como una imposición ofensiva. Los judíos
fanáticos pretendían que no tenían más rey que Dios, y por tanto era contra su
religión el pagar tributo al César.
Si
Jesús decía que no se debía pagar tributo al César, le denunciarían
inmediatamente a Pilato, lo que conduciría a su arresto y si decía que estaba
bien que se pagara el tributo, muchos de sus presuntos seguidores,
especialmente los galileos, se pondrían en contra suya.
Jesús
les contestó en sus propios términos. Les pidió que le enseñaran un denario del
tributo. En el mundo antiguo si un hombre tenía derecho a poner su imagen y
nombre en la moneda, esto le daba derecho a imponer un tributo. Así que Jesús
dijo que si ellos aceptaban la moneda del César estaban obligados a aceptar su
impuesto, pero que había otras cosas más importantes de la vida que no
pertenecían al César, sino a Dios… Está claro que en la vida de los cristianos
es Dios y no el Estado el que tiene la última palabra (Hechos
5:29).
El
cristiano es al mismo tiempo un buen ciudadano y un crítico sabio del Estado.
Precisamente por ser el mejor ciudadano, el cristiano se negará a hacer todo lo
que no pueda hacer un ciudadano cristiano (1 Pedro 2:17).
Lección nº 38:
LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS
Y OTRAS ENSEÑANZAS
Lucas 20: 27-47
SOBRE LA RESURRECCIÓN…
Lucas 20:27-40
Cuando
los emisarios del Sanedrín agotaron sus tretas, aparecieron en la escena los
saduceos. Su pregunta dependía de dos cosas:
La
primera era la ley del levirato (Deuteronomio 25:5). Según
esa ley, cuando un casado moría sin dejar hijos, su hermano se tenía que casar
con la viuda, y el hijo que tuvieran se consideraría descendiente legal del
primer marido. No es probable que esa ley se aplicara en tiempo de Jesús, pero
formaba parte de las leyes mosaicas, y los saduceos la consideraban vigente.
La
pregunta tenía que ver con las creencias de los saduceos. Los saduceos eran
pocos, pero ricos e influyentes. Los sacerdotes y los aristócratas eran casi
todos saduceos. Eran la clase que estaba en el gobierno. Eran colaboracionistas
con los romanos, porque querían conservar su riqueza y posición.
Además
no aceptaban más que la ley escrita del Antiguo Testamento, y especialmente el
Pentateuco o Torá, Ley, a la que daban más importancia que a los Profetas y
demás Escritos.
Los
fariseos creían en la resurrección de los muertos y en ángeles y espíritus,
pero los saduceos no creían en ninguna de estas cosas (Hechos
23:8).
Por
otra parte, si bien los fariseos creían en la venida del Mesías y le esperaban,
los saduceos no, porque habría perturbado sus vidas y planes materialistas.
Los
saduceos, pues, vinieron con la pregunta de los siete hermanos que habían
estado casados con la misma mujer, y que de cuál de ellos sería esposa en la
resurrección, pretendiendo ridiculizar la fe en la resurrección. La respuesta
de Jesús tiene un valor permanente. Dijo que el Cielo no es como la Tierra, que
la vida futura será diferente de la actual, porque nosotros
seremos diferentes. Pero Jesús fue aún más lejos. Como hemos
dicho, los saduceos no creían en la resurrección del cuerpo; y decían que es
que no se nos enseña en las Escrituras, y menos en la Ley de Moisés. Hasta
entonces ningún fariseo había podido argumentar con ellos, pero Jesús los hizo
callar: les citó el pasaje de Éxodo 3:1-6, y destacó, desde toda
lógica, que Dios no es un dios de muertos, de lo que se desprendía que Abraham,
Isaac y Jacob no están muertos para siempre, porque Dios es un Dios de vivos.
No nos sorprende que la respuesta de Jesús arrancara un grito de aprobación de
los escribas que estaban escuchando. Jesús había contestado a los saduceos
usando su misma suprema autoridad.
Jesús
usaba argumentos que sus interlocutores podían comprender y aceptar. Les
hablaba en su propio lenguaje, y por eso la gente de su tiempo le oía de buena
gana.
UNA ACLARACIÓN NECESARIA
Lucas 20:41-44
Este
breve pasaje puede parecer difícil de entender. El título más popular del
Mesías era Hijo de David. Así llamó a Jesús el ciego de
Jericó (Lucas 18:38, 39), y también la multitud que
presenció su entrada en Jerusalén (Mateo 21:9).
Sin embargo, aquí parece que Jesús pone en duda la validez de tal título. La
cita está tomada del Salmo 110:1, que es
el versículo del Antiguo Testamento más citado en el Nuevo. Muchos salmos se
atribuían a David, y éste se suponía que hablaba del Mesías. En él David dice
que oyó que Dios le decía a su Ungido, el Mesías, que se sentara a su diestra
hasta que todos sus enemigos estuvieran a sus pies; y en él David llama al Mesías
mi Señor. ¿Cómo puede ser a la vez hijo
y Señor de David?
Jesús
hace aquí lo mismo que en otras ocasiones: corregir la idea popular acerca del
Mesías como el Rey conquistador que haría del pueblo de Israel el más poderoso
de la Tierra e iniciaría la Edad de Oro, idea que estaba inexplicablemente
unida al título de Hijo de David.
En
realidad, lo que Jesús les dice aquí es que ellos pensaban en el Mesías como el
Hijo de David, desde una perspectiva política y militar, pero, aunque era
realmente descendiente de David, su Reino era mucho más que una reino político
y militar. Está destacando su propio señorío, aún sobre el mismo David, de
quien precedía.
Jesús
les está diciendo que tenían una idea demasiado pequeña de Dios. Siempre ha
sido la tendencia humana el hacer a Dios a nuestra imagen, despojándole de su
plena majestad.
PRIVILEGIOS ABSURDOS
Lucas 20:45-47
Los
escribas y los rabinos siempre habían esperado recibir honores extraordinarios.
Para ello habían establecido toda clase de reglas. En los centros de estudios,
eran los rabinos más eruditos los que tenían preferencia; en los banquetes, los
más viejos… Incluso pretendían que se los considerara por encima de los padres
y decían también que el respeto que se le debía al maestro era casi como el que
se le debía a Dios. Tales pretensiones parecen increíbles; no era bueno que
nadie las tuviera, pero mucho menos que la gente creyera que debía ser así…
Jesús
también acusa a los escribas de devorar las haciendas de las viudas. La ley
obligaba al rabino a no cobrar por enseñar, pero también se enseñaba que el
mantener a un rabino era un acto de suprema piedad. No cuesta, entonces, creer
que ciertas mujeres impresionables fueran presas fáciles de rabinos poco
escrupulosos y muy dados a la codicia.
.Todo
ese negocio le disgustaba y repugnaba a Jesús. Y además, eran precisamente los
hombres que tenían acceso a la cultura y que tenían puestos de responsabilidad
en la comunidad. Dios no dará por inocente al que usa una posición de confianza
para aprovecharse y abusar de los que confían en él.
¡Cuántos
deberían oír esta advertencia de Jesús en nuestros días!
Lección nº 39:
UNA OFRENDA ÚNICA Y PROFECÍAS
EXTRAORDINARIAS
Lucas 21: 1-24
UNA OFRENDA ÚNICA
Lucas 21:1-4
En
el Atrio de las Mujeres del templo había trece grandes receptáculos a los que
llamaban Trompetas, por la forma que tenían, con la parte estrecha para arriba
y lo más ancho abajo; en cada uno se recogían las ofrendas para un fin
determinado: para la leña para los holocaustos; para el incienso; para la conservación
de los utensilios de oro, etc. Jesús estaba sentado cerca de las trompetas.
Después
de los agotadores debates con los emisarios del Sanedrín y de los saduceos,
Jesús estaba tan cansado que se sentó y en cierto momento levantó la vista y
vio a la gente echar sus ofrendas en las trompetas; y luego vio a una viuda
pobre: todo lo que tenía en el mundo eran dos blancas (leptas), que era la
moneda más pequeña; pero Jesús dijo que la ofrenda de la viuda valía más que lo
que habían echado los ricos, porque era todo lo que tenía.
El
valor de una ofrenda lo determinan dos cosas:
1-El
espíritu con que se ofrenda… Una ofrenda que se hace por
obligación o para presumir, pierde casi todo su valor. La única ofrenda que
vale la pena es la que sale de un corazón de amor, la que se da con libertad y
voluntad.
2-El
sacrificio que supone... Lo que es una miseria para uno puede ser
una fortuna para otro. Las ofrendas que los ricos dejaban caer para que todos
las vieran y oyeran tintinear no les suponían ningún sacrificio; pero las dos
blancas de la viuda eran todo lo que tenía. Probablemente los ricos ofrendaban
después de calcular el valor de cada moneda. Ella daba con la máxima
generosidad, porque no tenía más.
El
dar no empieza a ser real hasta que duele... Un regalo no es señal de amor a
menos que hayamos tenido que privarnos de algo o trabajar horas extraordinarias
para poder hacerlo.
Sería
una señal de suprema insensatez el ser capaz de leer la historia de las dos
blancas de la viuda sin hacer un examen de conciencia.
PROFECÍAS Y ADVERTENCIAS
Lucas 21:5-24
EL
TRASFONDO DEL CAPÍTULO
Desde
el versículo 5 este capítulo es muy difícil. Su dificultad consiste en que se
reflejan en él cuatro ideas diferentes:
1-Está
la idea del Día del Señor. Los judíos creían que el tiempo
tiene dos edades: está la edad presente, que
es completa e irremediablemente mala y que acabará en destrucción, y la era
por venir, que sería la edad de oro de Dios y de la supremacía de los
judíos. Pero entre ambas estaba el Día del Señor, que
sería un tiempo terrible de cataclismos cósmicos y destrucción, los dolores de
parto de la nueva era.
El
Día del Señor era una de las ideas básicas del pensamiento religioso en tiempos
de Jesús; todo el mundo conocía estas terribles premoniciones. En este capítulo
las vemos reflejadas en los versículos 9, 11, 25 y 26.
2-Está
la profecía de la destrucción de Jerusalén, que
se cumplió el año 70 d.C., después de un asedio en el que los habitantes
llegaron al canibalismo y la ciudad fue tomada literalmente piedra a piedra.
Josefo dice que un número increíble de 1.100.000 personas perecieron en el
asedio, y 97.000 fueron llevadas cautivas. La nación judía fue borrada del
mapa; el templo fue incendiado y desolado. En este pasaje se hace referencia a
ese acontecimiento todavía futuro en los versículos 5, 6, 20-24.
3-Está
la idea de la Segunda Venida de Cristo. Jesús
estaba seguro de que iba a volver otra vez, y la Iglesia Primitiva esperaba su
vuelta. Nos ayudará a comprender los pasajes del Nuevo Testamento que hablan de
la Segunda Venida si tenemos en cuenta que muchos de los detalles que estaban
en relación con el Día del Señor se le aplicaron, como los versículos 27 y 28
de este capítulo. Antes de la Segunda Venida se esperaba que muchos
pretendieran ser el Mesías, y que tuvieran lugar muchos cataclismos. A eso se
refieren los versículos 7-9.
4-Está
la idea de la persecución por venir. Jesús previó y predijo
las cosas terribles que habrían de sufrir los suyos por su relación con Él en
los días por venir. Se refieren a esto los versículos 12-17.
Este
pasaje nos resultará más fácil de entender y provechoso si tenemos presente que
no trata exclusivamente de un tema, sino
de cuatro íntimamente relacionados.
Fue
la referencia a las bellezas del templo lo que movió a Jesús a profetizar. Veamos
una descripción del templo en los días de Jesús: “La fachada del templo no
carecía de nada que pudiera sorprender a los ojos o a la imaginación, porque
estaba recubierta por todas partes de planchas de oro de gran peso, y a los
primeros rayos del Sol reflejaba un esplendor ardiente, y obligaba a apartar la
mirada a los que intentaban fijar en ella los ojos, exactamente igual que si
hubieran querido mirar al Sol. Pero el templo les parecía a los extraños que lo
miraban a distancia como una montaña cubierta de nieve; porque las partes que
no estaban chapadas de oro eran extremadamente blancas”.
En
este pasaje aprendemos algunas cosas fundamentales acerca de Jesús y de la vida
cristiana:
Jesús
sabía leer las señales de la Historia. Todos estaban ciegos al desastre que se
les avecinaba, pero Él vio el difícil tiempo que venía sobre Israel. Era
también absolutamente sincero y anticipó a sus seguidores lo que habrían de
sufrir por Él. Jesús creía lo bastante en los suyos como para ofrecerles, no un
camino fácil, sino un camino heroico. Por eso les prometió a sus discípulos que
nunca estarían solos cuando se enfrentaran con sus tribulaciones.
Es
evidente en la historia que han escrito los cristianos con sus vidas que,
cuando estaban sufriendo torturas y esperando la muerte, sentían la presencia
del Señor de una manera especialísima. “La cárcel se convierte en un palacio,
el patíbulo en un trono, la tormenta en una brisa grata, cuando
Cristo está con nosotros”.
ESTAR ATENTOS
Lucas 21:25-37
Aquí
hay dos ideas principales:
La
de la Segunda Venida de Cristo. Sobre esto ha habido
muchas discusiones y especulación; cuándo y cómo será no se nos ha concedido
saber. Pero lo más importante es que la Historia se dirige a una culminación.
La concepción cristiana de la Historia es que tiene una meta, y esa meta se
alcanzará cuando Jesucristo sea Señor de todo.
Se
hace hincapié en la necesidad de estar en guardia. El
cristiano no debe llegar a creer que se encuentra en una situación definitiva;
sino más bien en un continuo estado de espera en la seguridad de que nos
estamos preparando para presentarnos ante Dios. No puede haber nada más
interesante para un cristiano.
Jesús
plantea el desarrollo de esa historia proféticamente y con una intención de
advertencia reclamando a los suyos fidelidad. El relato del evangelista sobre
el discurso de Jesús es claro y contundente y no merece mayores comentarios
(teniendo en cuenta que es un tema escatológico que no el objetivo de estos
estudios)
Lección nº 40:
LA TRAICIÓN Y LA ÚLTIMA CENA
Lucas 22: 1-23
JUDAS SE VENDE
Lucas 22:1-6
Era
el tiempo de la Pascua cuando Jesús llegó a Jerusalén para morir. La fiesta de
los ázimos, o pan sin levadura, no era exactamente lo mismo que la Pascua. La
fiesta de los ázimos duraba una semana, del 15 al 21 de Nisán (Abril), y la
Pascua se comía el 15 de Nisán, en conmemoración de la liberación del pueblo de
Israel de la esclavitud de Egipto (Éxodo 12).
(Aquella
noche, el ángel de la muerte había matado a los primogénitos de todas las
familias egipcias, pero había pasado por alto –eso
quiere decir la palabra pésaj, pascua- los hogares
de los israelitas, porque tenían el dintel de sus puertas marcado con la sangre
del cordero. Aquella noche tomaron con tanta prisa su última cena en Egipto
para salir huyendo inmediatamente que no
comieron pan con levadura, porque habría requerido más tiempo esperar a que se
leudara la masa antes de cocerla)
Todos
los varones judíos mayores de edad que vivieran a un máximo de 25 kilómetros de
Jerusalén tenían que ir allí a celebrar la Pascua; pero era el sueño de todos
los judíos, y aún lo es, el celebrar la Pascua en Jerusalén por lo menos una
vez en la vida. Por eso había tantos peregrinos en Jerusalén en el tiempo de la
Pascua. Fue en una ciudad abarrotada de público donde se representó el último acto
del drama final de la vida de Jesús.
La
atmósfera siempre era inflamable en el tiempo de la Pascua. El cuartel general
del gobierno romano estaba en Cesárea y, normalmente, bastaba con un
destacamento reducido de tropas estacionadas en Jerusalén; pero en la Pascua
había muchos más.
Así
que el problema de las autoridades judías era cómo arrestar a Jesús sin
provocar un levantamiento; y vieron la solución en la traición de Judas.
Dice
el pasaje que Satanás entró en Judas. Esto debe ser bien entendido: de la misma
manera que Dios está siempre buscando personas que sean sus instrumentos,
también Satanás. Una persona puede ser un instrumento para bien o para mal, de
Dios o del diablo. Pero es verdad que Satanás no podría haber entrado en Judas
si Judas no le hubiera abierto la puerta. La puerta del corazón humano no tiene
la manija por fuera, y sólo se puede abrir desde dentro. De nosotros depende si
vamos a ser un instrumento de Satanás o de Dios. Podemos alistarnos al servicio
de uno de los dos.
LA ÚLTIMA CENA JUNTOS
Lucas 22:7-23
De
nuevo vemos que Jesús no dejó las cosas para el último momento. Se había
formado un plan, y lo llevaba a cabo. Las casas de más categoría tenían dos
habitaciones, una encima de la otra; de modo que la casa parecía formada por dos
cajas, la más pequeña encima de la otra. A la habitación de arriba se llegaba
por una escalera exterior. En el tiempo de la Pascua el hospedaje era gratuito
en Jerusalén. Lo único que el hospedador podía recibir por el alojamiento de
peregrinos era la piel del cordero que se comían en la fiesta. La habitación de
arriba se solía usar para que se reuniera un rabino con sus discípulos predilectos
para hablar con ellos en la intimidad, de allí la instrucción se seguir a un
hombre que llevaría un cántaro (tarea que hacían generalmente las mujeres).
La
fiesta se estaba celebrando, y Jesús usó los símbolos tradicionales para darles
un nuevo significado.
Dijo
del pan: “Esto significa mi cuerpo, entregado por amor de vosotros”. Aquí
tenemos lo que se suele llamar un sacramento. Un
sacramento es algo, por lo general ordinario, que ha adquirido un significado
nuevo y extraordinario para el que tenga ojos para ver y un corazón para
entender. No hay nada especialmente misterioso en esto.
El
pan que tomamos en la Comunión es pan corriente; pero para el que tiene el
corazón dispuesto a sentir y entender, es el mismo cuerpo de Cristo.
También
Jesús dijo de la copa: “Esta copa representa el nuevo pacto entre Dios y el
hombre que se hace posible al precio de mi sangre, que se derrama por amor de
vosotros”. En su sentido bíblico, pacto es
la relación entre el hombre y Dios. Dios se acercó en su gracia al hombre, y el
hombre se comprometió a obedecer y cumplir la ley de Dios (Éxodo
24:1-8). La continuidad de ese pacto dependía de que el hombre cumpliera
su compromiso y obedeciera esa ley. Pero el hombre ni pudo ni puede, y el
pecado interrumpe la relación entre el hombre y Dios. Todo el sistema
sacrificial de Israel estaba diseñado para restaurar esa relación por medio de
los sacrificios que hacían expiación por el pecado. Lo que dijo Jesús fue que
con su muerte establecía una nueva relación entre los hombres pecadores y Dios.
Costó la vida preciosa de Jesús el restaurar la relación perdida entre Dios y
los hombres.
Finalmente
Jesús dijo: “Haced esto en memoria de mí”. Jesús sabía lo fácilmente que olvida
la mente humana. La gente olvida porque no lo puede evitar; Jesús establece
este mandamiento para que su pueblo unido le recuerde siempre…
La
presencia del traidor a la mesa hacía la tragedia aún más trágica; una tragedia
que se repite una y otra vez…. Jesucristo tiene a su mesa siempre que se
celebra la Comunión a los que le traicionan; porque, si en la Casa del Señor
nos comprometemos con Él y luego en nuestra vida salimos para negarle, somos
traidores a su causa.
Lección nº 41:
RIVALIDAD, TRAGEDIA Y TRICIÓN
CONSUMADA
Lucas 22: 24-62
RIVALIDAD ENTRE LOS DISCÍPULOS DE
CRISTO
Lucas 22: 24-30
Es
una de las cosas más amargamente trágicas del relato evangélico el que los
discípulos se pusieran a discutir sus prerrogativas a la sombra de la Cruz. Los
sitios a la mesa en una fiesta judía estaban muy definidos. La mesa estaba
dispuesta en forma de cuadrado, con uno de los lados abierto. A la cabecera se
sentaba el anfitrión; a su derecha, el huésped más honorable; a su izquierda,
el siguiente en cuanto a honor; luego, siempre por orden jerárquico, el segundo
de la derecha, el segundo de la izquierda, y así hasta el final de la mesa. Los
discípulos habían estado peleándose por los puestos, porque todavía no se
habían desembarazado de la idea de un reino terrenal. Jesús les dijo
tajantemente que las dignidades de su Reino no eran como las de este mundo.
En
el Reino de los Cielos el servicio es prioridad; y quien está dispuesto a la
obediencia y al servicio es quien será honrado por el Rey…
Jesús
promete a sus discípulos que los que habían estado con Él en la lucha estarían
con Él en el Reino. Dios no queda en deuda con nadie. Los que compartan la Cruz
de Cristo compartirán un día su corona.
Pero
la condición no es aspirar a privilegios infundados, sino la disposición a
servir imitando al Señor.
LA TRAGEDIA DE PEDRO
Lucas 22: 31-38 y 54-62
Vamos
a tomar la historia de la tragedia de Pedro en conjunto. Pedro era una extraña
mezcla.
No
hay dudas de que a pesar de la negación, era fundamentalmente leal. Por encima
de lo que hizo, y aunque su fallo fue terrible, estaba apasionadamente
consagrado a Jesús.
Pero
es necesario entender que Pedro estaba advertido. Jesús se lo había advertido
directa e indirectamente. Los versículos 33 a 38, con la conversación sobre las
espadas, son extraños. Pero lo que quieren decir es que Jesús advierte a sus
muchachos que aun sus propias vidas estarían en juego… Aunque esto no era
sugerirles que usaran las armas, sino simplemente una manera de anticiparles
los peligros que les habrían de sobrevenir.
Aun
así Pedro se confió demasiado y esto lo desprotegión… Para ser justos tenemos
que reconocer que Pedro fue uno de los dos discípulos (Juan
18:15) que tuvo el valor de seguir a Jesús hasta el patio de la casa
del Sumo Sacerdote. Por eso es importante precisar que Pedro tuvo que enfrentar
una tentación que sólo se le podía presentar a un hombre valiente. El valiente
siempre corre más riesgos que el cauteloso. El exponerse a la tentación es el
peligro que corre el que es arriesgado en pensamiento y en acción.
Jesús
no le habló a Pedro con ira, sino le miró con pena. Probablemente Pedro habría
preferido que Jesús se hubiera vuelto y se lo hubiera echado en cara; pero
aquella mirada muda y apesadumbrada le atravesó el corazón como una espada y le
abrió la fuente de las lágrimas.
El
castigo del pecado es ver en los ojos de Jesús, no su ira, sino el dolor de su
corazón porque le hemos fallado.
Pero
Jesús le dijo a Pedro algo muy hermoso: “Cuando hayas vuelto a tu puesto, ayuda
a tus hermanos a mantenerse firmes”, dando a entender que finalmente esa
experiencia negativa lo fortalecería.
Por
cierto es que no podemos ayudar de veras a otro a menos que hayamos pasado por la
misma aflección… El experimentar la
vergüenza del fracaso no es sin fruto, porque nos da la compasión y la
comprensión que no tendríamos de otra manera.
HÁGASE TU VOLUNTAD
Lucas 22: 39-46
El
espacio era tan limitado en Jerusalén que no había jardines. La gente acomodada
tenía jardines privados en el monte de los Olivos. Algún amigo de Jesús le
permitiría usar su jardín, y allá se retiró a pelear su solitaria batalla.
Sabía lo que era la crucifixión. Estaba en agonía; la
palabra griega se refiere a la lucha desesperada por la vida… Era el momento
decisivo de la vida de Jesús. Todavía podía volverse atrás y evitar la cruz. La
salvación del mundo estaba pendiente de aquella decisión de Jesús mientras
sudaba grandes gotas de sangre en Getsemaní.
Pero
Jesús, venciendo aun sobre sí mismo, proclama al Padre: “Hágase tu Voluntad”,
en el acto más sublime y profundo de obediencia que jamás persona alguna pueda
llegar a dar.
Esta
frase podría pronunciarse con dolor y resignación, porque tal vez no haya otra
opción, pero Jesús la manifiesta con un acento de confianza perfecta en los
planes del Padre; estaba hablando con su Padre, con un Dios cuyos brazos
eternos le sostenían y rodeaban aun en la cruz. Se sometía, pero a un amor que
no le dejaría.
EL BESO DEL TRAIDOR
Lucas 22: 47-53
Judas
había encontrado la manera de traicionar a Jesús de forma que las autoridades
se le pudieran echar encima cuando no hubiera gente. Sabía que Jesús
acostumbraba a ir por las noches al jardín de la colina, y allí guió a los
emisarios del Sanedrín. Cuando un discípulo se encontraba con su querido rabino,
le ponía la mano derecha en el hombro izquierdo y la izquierda en el derecho, y
le daba un beso. Fue el beso del discípulo al maestro el que Judas usó como
señal de su traición.
Hay
cuatro personajes implicados en la escena del arresto, y son significativas las
acciones y reacciones de cada uno:
-Tenemos
a Judas, el traidor. Era un hombre que había dejado a Dios para
hacerse aliado de Satanás. Sólo cuando se ha echado a Dios de la vida y
recibido a Satanás se puede llegar tan bajo como para vender a Cristo.
-Tenemos
a los judíos que habían venido a arrestar a Jesús. Llevaban tanto tiempo
siguiendo su propio camino y cerrando los oídos y los ojos a la voz y a la luz
de Dios que, al final, ya no le pudieron reconocer cuando vino.
-Tenemos
a los discípulos. Se les había hundido el mundo, y estaban convencidos de que
aquello era el fin; en lo único que pensaban era en la terrible situación en
que se encontraban y se olvidaron de las enseñanzas de Jesús y de Dios mismo,
cayendo en la desesperación…
-Y
finalmente tenemos a Jesús. Era el único en toda la escena que se
no olvidaba la Voluntad del Padre. Lo maravilloso de
Jesús en aquellos últimos momentos era su absoluta serenidad una vez que pasó
Getsemaní. Aun en su arresto, parecía ser el que estaba en el control de la
situación; hasta en su juicio, Él era el juez.
Sólo
cuando un hombre se ha sometido a Dios puede estar por encima de las
circunstancias.
Lección nº 42:
BURLAS, JUICIO Y CHANTAJE
Lucas 22: 63- 23: 35
BURLAS Y LATIGAZOS Y JUICIO
Lucas 22: 63-71
En
la misma noche de su arresto, llevaron a Jesús al Sumo Sacerdote para un
interrogatorio privado y oficioso, con el propósito de encontrar algo de lo que
pudieran acusarle oficialmente. Después de eso entregaron a Jesús a los
policías del templo para que le custodiaran, pero estos se aprovecharon para
divertirse cruelmente a su costa. Cuando llegó la mañana le llevaron al
Sanedrín.
El
Sanedrín era el tribunal supremo de los judíos, que tenía jurisdicción
especialmente en cuestiones religiosas. Lo formaban setenta miembros, entre los
que figuraban escribas, rabinos y fariseos, sacerdotes y saduceos, y ancianos.
No se podía reunir de noche, de modo que esperaron a la mañana para llevar a
Jesús. El Sanedrín sólo se podía reunir en el salón de la Piedra Tallada, en el
recinto del templo. El presidente era el Sumo Sacerdote.
Se
han conservado a pesar del tiempo, las reglas de procedimiento del Sanedrín,
que eran probablemente ideales, aunque no se cumplían nunca del todo; pero, por
lo menos, nos permiten conocer lo que los judíos consideraban que debía ser el
Sanedrín, y cuánto faltó para que se cumpliera en el juicio de Jesús.
El
tribunal se sentaba en semicírculo, para que cada uno pudiera ver a todos los
demás. El reo se colocaba enfrente del tribunal, vestido con ropas de duelo.
Detrás de él se sentaban filas de estudiantes y discípulos de los rabinos, que
podían hablar en defensa del acusado, pero no en contra. Las vacantes que se
produjeran entre los miembros del tribunal eran cubiertas por algunos de estos
estudiantes. Todas las acusaciones tenían que probarse por la evidencia de dos
testigos, examinados independientemente. Cuando se llegaba el momento de dar el
veredicto, todos los miembros del tribunal tenían que emitir su juicio
individualmente, empezando por los más jóvenes hasta acabar por el más anciano.
Para la absolución era suficiente con la mayoría de un voto, pero para la
condenación se necesitaban por lo menos dos votos de diferencia. La sentencia
de muerte no se podía ejecutar el mismo día que se pronunciaba; tenía que pasar
una noche, para que el tribunal durmiera, y considerara si debía aplicar la
piedad. Todo el procedimiento estaba diseñado para que prevaleciera la gracia;
y, hasta en el breve relato de Lucas, está claro que el Sanedrín no cumplió sus
reglas en el caso del juicio de Jesús.
Hay
que notar que el crimen del que se acusaba a Jesús era blasfemia. El pretender
ser el Hijo de Dios era un insulto a la majestad de Dios, y por tanto una
blasfemia que se castigaba con la muerte.
Es
el hecho trágico que, cuando Jesús pidió amor, ni siquiera recibió justicia. Es
el hecho glorioso que Jesús, aun saliendo de una noche de interrogatorios
maliciosos, burlas y malos tratos, no tenía la menor duda de que se sentaría a
la diestra de Dios y su victoria era segura. Tenía una fe que desafiaba a los
hechos. Él nunca pensó, ni por un momento, que los hombres podían derrotar el
propósito de Dios.
SILENCIO ANTE HERODES
Lucas 23: 1-12
En
tiempos de Jesús los judíos no tenían autoridad para ejecutar la pena capital,
que tenía que imponer el procurador romano y ser ejecutada por las autoridades
romanas. Por eso llevaron los judíos a Jesús a Pilato. El crimen del que le
acusaban da muestra a todas luces de su malignidad. Ante el Sanedrín, el crimen
había sido la blasfemia, porque Él había osado llamarse Hijo de Dios. Esa
acusación ni se le mencionó a Pilato; porque sabían que no tendría ningún peso
para él, sino que la habría considerado cosa de la religión o de la
superstición judía. El cargo que querían sustanciar contra Jesús era exclusivamente
político, y lleva el sello de la mentalidad y astucia de los saduceos. De hecho
fueron los saduceos aristócratas y colaboracionistas los que consiguieron la
crucifixión de Jesús, porque temían que resultara un elemento perturbador y
produjera una situación en la que ellos perdieran la riqueza y el poder que
tenían.
La
acusación ante Pilato era realmente triple. Acusaban a Jesús de
agitación sediciosa; de animar
a la gente a no pagar tributo al Emperador, y de atribuirse el título de rey.
Todo esto era falso, y ellos lo sabían; pero recurrieron a las mentiras más
calculadas y maliciosas en su loco deseo de eliminar a Jesús.
Pero
Pilato era un oficial romano experimentado y percibió sus intenciones; por eso
no tenía ninguna gana de complacerlos. Pero tampoco los quería ofender. Habían
dicho que Jesús era galileo para añadir más leña al fuego, porque Galilea era la
cuna de los rebeldes… Y esto le ofrecía a Pilato una salida de escape. Galilea
era la jurisdicción de Herodes Antipas, que se encontraba casualmente en
Jerusalén, probablemente para cumplir la Pascua. Así es que Pilato le remitió
el caso a Herodes.
Herodes
consideraba a Jesús un mero espectáculo, y tomó a Jesús a broma; se burló de Jesús,
y le vistió de una ropa de rey para reírse de Él. Para decirlo de otra manera:
se negó a tomar a Jesús en serio. Se le mostró a su corte como una curiosidad
divertida, y nada más. Seguramente en su puesto de rey, con la fuerza que le
daba su guardia, pensó que ese carpintero Nazareno no tenía la menor importancia.
No
deja de llamarnos la atención la amistad que nace entre Herodes y Pilato a
partir de esta situación…
LOS JUDÍOS LE HACEN CHANTAJE A
PILATO
Lucas 23: 13-25
Este
es un pasaje extrañísimo. Una cosa sí queda clara, y es que Pilato no quería
condenar a Jesús. Se daba cuenta de que eso sería traicionar la justicia
imperial que era la gloria de Roma. No menos de cuatro veces hizo lo posible
para no dictar sentencia de muerte. Les dijo a los judíos que resolvieran el
asunto ellos (Juan 19:6, 7); trató de pasarle el
caso a Herodes; intentó convencer a los judíos que recibieran a Jesús como el
preso al que se dejaba en libertad por la Pascua (Marcos 15:6) y
también trató de llegar a un compromiso diciendo que castigaría a
latigazos a Jesús y luego le dejaría en libertad.
Pero
¿Cómo podía la multitud enardecida coaccionar a un gobernador romano
experimentado para que dictara sentencia de muerte? Es literalmente cierto que
los judíos le hicieron chantaje. El hecho escueto era que, en la justicia
romana imparcial, una provincia tenía derecho a delatar a un gobernador romano
por mal gobierno, y ese gobernador sería tratado con dureza… Y Pilato había
cometido dos graves errores durante su mandato de acuerdo con datos históricos:
-
Las tropas romanas llevaban banderas en cuya cabecera había una efigie del
actual Emperador, que era oficialmente, durante su reinado, un dios. La ley
judía prohibía el uso de imágenes y, en deferencia a los principios judíos, los
gobernadores anteriores quitaban la imagen del emperador de las banderas al
marchar hacia Jerusalén. Pero Pilato se negó a seguir esa costumbre, e hizo su
entrada en Jerusalén por la noche con sus tropas llevando la imagen del
emperador en las banderas. Los judíos vinieron en masa a Cesárea a pedirle a
Pilato que quitara las imágenes. Él se negó, pero ellos insistieron. Al sexto
día Pilato estuvo dispuesto a reunirse con los líderes de los judíos en un
espacio abierto, rodeado de sus tropas. Les informó que, si no dejaban de
molestarle con sus constantes peticiones, el castigo sería la muerte. Ellos se
arrojaron al suelo, descubrieron sus cuellos, y dijeron que estaban dispuestos
a morir antes que a admitir la trasgresión a sus leyes. Ni siquiera un hombre
como Pilato podía masacrar a hombres así a sangre fría, y tuvo que ceder
(Josefo: Las Antigüedades de los Judíos, libro 18,
capítulo 3).
-La
segunda equivocación que cometió Pilato fue el asunto de la nueva conducción de
agua que se habría de financiar en parte con dinero del templo, a la que ya
hicimos referencia en el comentario a Lucas 13:1-4.
Lo
único que un gobernador romano no se podía permitir era tolerar desórdenes
civiles en ningún rincón del vasto imperio.
Si
los judíos hubieran informado oficialmente cualquiera de los dos incidentes, no
cabe duda que Pilato habría perdido su puesto. Es Juan el que nos menciona la
insinuación de los oficiales judíos (Juan 19:12). Obligaron
a Pilato a condenar a Jesús a muerte amenazándole con un informe oficial a
Roma.
Pilato
mostró no tener el valor de enfrentar las consecuencias de sus errores y sacrificó
la justicia antes que perder su posición. Sentenció a Jesús a muerte para
seguir como gobernador de Palestina. Si hubiera sido un hombre de valor, habría
hecho lo que debía y asumido las consecuencias; pero hizo el papel de un
cobarde; y tal vez este sea su estigma definitivo.
Lección nº 43:
EL CAMINO DEL CALVARIO
Lucas 23:26-31
Siempre
que se condenaba a un criminal a la cruz, se le sacaba de la sala del juicio
entre cuatro soldados romanos. Luego le ponían el travesaño de la cruz en los
hombros, y le conducían al lugar de la ejecución por el camino más largo
posible, con otro soldado por delante que llevaba un cartel donde sé había
escrito el delito, para que escarmentaran los que pudieran pensar en hacer algo
parecido. Eso es lo que hicieron con Jesús.
Al
principio, Jesús iba llevando la cruz (Juan 19:17); pero
se ve que, con lo que ya había sufrido, le faltaron las fuerzas y no podía
seguir adelante. Palestina era un país ocupado, y los soldados romanos podían requisar
a cualquier ciudadano para cualquier servicio. Bastaba con un golpecito con lo
plano de la espada. Cuando Jesús se hundió bajo el peso de la cruz, el
centurión romano a cargo miró a su alrededor, y se fijó en Simón, natural de
Cirene, la actual Trípoli, que parecía suficientemente robusto. Probablemente
era un judío que se había pasado la vida ahorrando para poder comer algún día
la Pascua en Jerusalén; pero también es posible que fuera un residente al que
llamaban por su lugar de origen como era frecuente entre los judíos.
Marcos
nos dice que Simón era el padre de Alejandro y de Rufo Marcos (15:21).
Eso no puede querer decir más que los hijos de Simón Cireneo eran conocidos en
la comunidad a la que Marcos dedicó su evangelio, que se cree que era la
iglesia de Roma. Si leemos la carta del apóstol Pablo a esa iglesia,
encontramos al final entre los saludos: “Recuerdos a ese noble cristiano que es
Rufo, y a su madre, que me trató como a un hijo” (Romanos 16:13).
Es posible que este Rufo fuera el hijo, y su madre la mujer de Simón Cireneo.
Es
posible que, mirando a Jesús, la amargura de Simón dejó paso a la admiración y
finalmente a la fe, y él haya llegado a ser uno de los primeros cristianos, y
su familia una de las más conocidas y queridas de la iglesia de Roma.
Detrás
de Jesús iba un grupo de mujeres llorando por Él. Jesús se volvió y les dijo
que no lloraran por Él, sino por sí mismas. Se les estaban echando encima días
terribles. Para los judíos, un matrimonio sin hijos era la mayor desgracia; era
una de las razones por las que se podía conceder el divorcio. Pero llegaría el
día en que se consideraría afortunada a la estéril. Una vez más, Jesús está
contemplando proféticamente la destrucción de la ciudad que tantas veces antes
y ahora otra vez había rechazado la invitación de Dios.
CRUCIFIXIÓN Y PERDÓN
Lucas 23: 32-38
Cuando
se llegaba al lugar de la ejecución, se dejaba la cruz en el suelo. Era
bastante baja, de forma que los pies del criminal estaban a poca distancia del
suelo. Había un grupo de mujeres de Jerusalén que tenían costumbre de ir a las
crucifixiones para darle al reo un trago de vino con drogas para que sintiera
menos el horror del suplicio. También se lo ofrecieron a Jesús, pero Él lo
rechazó (Mateo 27:34). Estaba decidido a sufrir la muerte
hasta lo sumo, con la mente despejada y los sentidos despiertos. Los brazos del
reo se extendían sobre el travesaño, y se le clavaban las manos; los pies no se
solían clavar, sino sólo atar. En medio del poste había a veces una protuberancia,
que llamaban la silla, que aguantaba
el peso del reo para que no se rasgaran las manos. Entonces se levantaba la
cruz y se afirmaba en un agujero del suelo. Lo terrible de la crucifixión era
que el dolor del suplicio era inmenso, pero no producía la muerte, que llegaría
a consecuencia del hambre, la sed, el frío, el calor, a veces después de muchas
horas y aun días.
Se
sabe de algún caso en el que el criminal se mantuvo vivo toda una semana, hasta
que murió con señales indudables de locura.
La
ropa del criminal se la quedaban como compensación los cuatro soldados que le
habían escoltado hasta el patíbulo. Los judíos tenían cinco artículos de ropa:
la túnica interior, la exterior, el cinto, las sandalias y el turbante. Cuatro
se las dividieron entre los cuatro soldados, y quedaba la túnica exterior que,
en el caso de la de Jesús, estaba tejida de una pieza, sin costura (Juan 19:23,
24). El haberla cortado para repartirla habría sido echarla a perder; así es
que los soldados se la echaron a suertes a la sombra de la cruz. No les
inquietaba el que, a poca distancia, un reo estaba agonizando lenta y
horriblemente.
El
cartel que se ponía en la cruz era el mismo que se había exhibido durante la
marcha.
Durante
su agonía Jesús dijo muchas cosas pero tal vez ninguna tan significativa como: “¡Padre,
perdónalos, no saben lo que están hacen!”…
Cuando
estaban matando a pedradas a Esteban, él oraba: “Señor, no les tomes en cuenta
este pecado” (Hechos 7: 60). No hay nada más extraño ni más
precioso que el perdón cristiano. Cuando el resentimiento amenaza con
inundarnos el corazón de amargura, escuchemos otra vez al Señor pidiendo el
perdón de los que le estaban crucificando… (Efesios 4:32).
La
idea de que aquel, el más horrendo crimen de la humanidad, se cometió por
ignorancia, aparece en todo el Nuevo Testamento. Pedro le dijo a la gente pocos
días después (Hechos 3:17). Pablo dijo que habían crucificado
a Jesús porque no le habían reconocido (Hechos 13:27)…
Tal vez fue esa ignorancia la que privilegió Jesús para pedir al Padre su
perdón por los que lo crucificaban. Quienes somos sus discípulos debemos tener
también esa actitud compasiva… Somos hombres y mujeres de Cristo, y debemos
perdonar como Él perdonó.
UNA PROMESA NOTABLE
Lucas 23: 39-43
Aquello
de crucificar a Jesús entre dos delincuentes conocidos lo hicieron las
autoridades a propósito para humillar a
Jesús ante la gente, equiparándole a otros criminales.
La
charla entre los criminales desnuda las dos posibles actitudes frente a Jesús…
Y dos destinos.
La
palabra Paraíso viene del persa, y quiere decir un
jardín amurallado. Cuando el rey persa quería hacerle un
gran honor a alguno de sus servidores, le nombraba su acompañante en el
paraíso, para que paseara y conversara con el rey en aquel lugar delicioso. Fue
más que la inmortalidad lo que Jesús le prometió al ladrón arrepentido: le
prometió el honor de gozar de su compañía en el jardín de la corte celestial.
Este
relato nos dice, entre otras cosas importantes, que nunca es tarde para
reconocer a Jesús como nuestro Rey y Salvador; y que no hace más falta que una
fe verdadera..
Hay
otras posibilidades en las que podemos llegar a decir que ya no hay más
oportunidades… Pero eso no se puede decir de volver a Cristo: mientras late el
corazón, sigue en pie la invitación..»
“CONSUMADO ES…”
Lucas 23: 44-49
Todos
los detalles de este pasaje están henchidos de profundo significado.
-Se
produjo una gran oscuridad cuando murió Jesús. Era como si el Sol mismo no
pudiera mirar lo que las manos humanas habían hecho. El mundo queda sumido en
las tinieblas cuando los hombres intentan deshacerse de Jesús.
-La
cortina del templo se rasgó por en medio. Esta era la cortina que ocultaba el
Lugar Santísimo, donde moraba la presencia de Dios, el lugar en el que nadie
podía entrar más que el sumo sacerdote, una vez al año, el gran Día de la
Expiación.
Era
como si el camino a la presencia de Dios que había estado cerrado se hubiera
abierto totalmente para todos. Era como si el corazón de Dios, hasta entonces
oculto, se hubiera descubierto.
-Jesús
clamó a gran voz. Los tres evangelios sinópticos nos recuerdan ese grito final
(véase Mateo 27:50; Marcos 15:37).
Juan,
por otra parte, no menciona el gran grito, pero nos dice que Jesús murió
diciendo: “¡Consumado es!” (Juan 19:30).
En griego y en arameo, consumado es, es
una sola palabra, y esa fue la que Jesús dijo en voz muy alta al morir. Murió
con un grito de triunfo en sus labios, proclamando su triunfo como el vencedor
que había derrotado definitivamente al enemigo en el último enfrentamiento, y
que había completado una gloriosa misión.
-Jesús
murió con una oración en sus labios: “¡Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu”. Es una cita del Salmo 31:5.
Ese versículo era la oración que pronunciaba un niño judío al acostarse por la
noche. Jesús hizo aún más tierna la oración confiada añadiéndole la palabra Padre.
Aun en la cruz, la muerte era para Jesús como el quedarse
dormido en los brazos de su Padre.
-La
muerte de Jesús impresionó vivamente al centurión y a la multitud. Su muerte tuvo
el efecto que no había tenido su vida: quebrantó el duro corazón humano. “El
imán de la Cruz había empezado a producir efecto en el mismo momento de la
muerte de Jesús” (W. B.)
Lección nº 44:.
JESÚS VIVE Y UN FINAL FELIZ…
Lucas 23: 50- 24: 35
UNA TUMBA PRESTADA
Lucas 23: 50-56
La
costumbre era que los cuerpos de los criminales no se enterraban, sino que se
dejaban para los perros y los buitres; pero José de Arimatea salvó el cuerpo de
Jesús de esa suerte indigna. No quedaba mucho tiempo, porque Jesús fue
crucificado el viernes, y el sábado, el día de reposo, empezaba a la puesta del
Sol.
José
de Arimatea es, en cierto sentido, una figura trágica. Es el hombre que le
prestó su tumba a Jesús. Era miembro del Sanedrín; se nos dice que no estuvo de
acuerdo con la sentencia y la acción de aquel tribunal… Tal vez guardó
silencio, o tal vez se ausentó cuando comprendió que era inútil evitar aquel
curso de acción con el que no estaba de acuerdo. Simplemente guardó silencio; es
de suponer que José esperó hasta que Jesús estuvo muerto, y entonces le dio su
tumba.
JESÚS VIVE
Lucas 24: 1-12
Las
mujeres guardaron el sábado y aquel primer domingo cristiano fueron a la tumba
para embalsamar el cuerpo de su amado Señor con aromas y ungüentos. En Oriente,
las tumbas se hacían muchas veces en la roca. El cadáver se envolvía en largas
tiras de lino, como vendas, y se colocaba en un hoyo de la roca. Luego se
cerraba la tumba con una gran piedra circular. Cuando llegaron las mujeres se
encontraron con que la piedra no estaba en su sitio y una presencia celestial a
su puerta….
En
Marcos, el mensajero de la tumba es un joven con
una túnica larga blanca (16:5); en Mateo, es
un ángel del Señor (28:2). Aquí son dos varones con vestiduras deslumbrantes; y
en Juan son dos ángeles (20:12). Es cierto que
hay algunas diferencias de detalle; pero también es cierto que lo que importa
está muy claro y siempre igual: el hecho de la tumba
vacía.
Las
mujeres volvieron con la mejor noticia de la Historia, pero los apóstoles no les
creyeron. Aquello les sonaba a cuento. La palabra que se usa en el original se
emplea en las historias médicas para referirse a las tonterías que se dicen en
un estado febril agudo o de locura. Sólo Pedro se lanzó a comprobar si aquello
era cierto.
La
pregunta ineludible y desafiante de esta historia es la que dirigieron a las
mujeres los mensajeros:”¿Cómo es que buscáis entre los muertos al que vive?”,
porque podríamos hacer esa pregunta a muchos en nuestros días:
-Hay
quienes le consideran el hombre más grande y el más noble héroe que haya habido
jamás, pero que murió hace mucho tiempo y lo dejan en el pasado, mientras
nosotros sabemos que Él vive y es presente..
-Hay
quienes consideran a Jesús meramente como un hombre cuya vida hay que estudiar,
cuyas palabras hay que examinar y cuya enseñanza hay que analizar; pero Jesús
no es meramente un objeto de estudio, o el personaje de un libro sino una
presencia viva.
-Hay
quienes ven en Jesús el modelo y ejemplo perfecto. Y lo es; pero Jesús no se
limita a ser un dechado perfecto que nunca podremos reproducir, sino que nos
guía y fortalece para que podamos seguir su ejemplo. No es sólo un modelo de
vida; es también una presencia que nos ayuda a vivir.
Tal
vez muchos se han decepcionado con Jesús porque han respondido incorrectamente
la pregunta de los ángeles, y siguen buscando entre los muertos al que vive…
CAMINO A EMAÚS
Lucas 24: 13-35
Esta
es otra de las historias breves inmortales del mundo.
Nos
habla de dos personas que iban caminando hacia el ocaso. Se ha sugerido que esa
fue la causa de que no reconocieran a Jesús. Emaús está al Oeste de Jerusalén.
Era por la tarde, y el Sol iba descendiendo de forma que los cegaba. Sabemos
que el cristiano tiene delante, no una noche que se le echa encima, sino una aurora
que rompe y eso fue algo de lo que, en el dolor de su desilusión, los dos que
iban camino de Emaús no se habían dado cuenta.
La
situación les parecía a aquellas dos personas que no tenía explicación. Los
sueños y las ilusiones se les habían hecho añicos. Se refleja toda la
desilusión más dolorosa y el sentimiento más hondo de frustración del mundo en
sus palabras…
Pero
entonces vino Jesús, y habló con ellos, y se les aclararon las tinieblas y el
sentido de la vida.
Jesús
fue muy cortés… Hizo como que iba para más lejos. No quería que se sintieran
obligados, y esperó que fueran ellos los que le invitaran (Dios nos ha dado a
los hombres el regalo más valioso y más peligroso del mundo: la libertad;
podemos usarla para invitar a Cristo a nuestra vida, o para dejarle que se
aleje)
El
pasaje nos habla de cómo se les dio a conocer en el partimiento del pan. Esto
siempre suena como una alusión a la Comunión, pero no tenemos por qué limitarlo
así. Fue en una comida normal, en una casa normal, en la que se partió un pan
corriente, en la que aquellas dos personas reconocieron a Jesús... Tal vez su
gesto único, tal vez su autoridad inigualada… Pero es importante tener en
cuenta que no es sólo en la mesa de la Comunión donde nos podemos encontrar con
Cristo; también puede ser a la mesa de nuestro hogar.
Ese
momento debe se haber sido maravilloso para los dos discípulos… Y un
privilegio: habían visto con sus propios ojos a Jesús vivo.
Estas
personas, cuando recibieron tan gran alegría, se apresuraron a compartirla. Eran
otros doce kilómetros de vuelta a Jerusalén, y ya de noche; pero no podían
guardarse la Buena Noticia. El Evangelio no es nunca del todo nuestro hasta que
lo hemos compartido con otros.
Cuando
por fin llegaron a Jerusalén, encontraron a otros que habían tenido una
experiencia parecida. La gloria de los cristianos es que viven en una compañía
de gente que ha tenido la misma experiencia. Cada uno de nosotros los
cristianos formamos parte de una comunidad de personas que comparten una
experiencia y un recuerdo común de su Señor.
Finalmente
el pasaje nos dice que Jesús se le apareció a Pedro. Es maravilloso el que
Jesús dedicara una de sus primeras apariciones precisamente al hombre que le
había negado. Es la gloria de Jesús que Él puede devolverle la dignidad a un
pecador arrepentido.
EN EL APOSENTO ALTO
Lucas 24: 36-49
Aquí
leemos cómo vino Jesús a los suyos que estaban en el aposento alto. En este
pasaje resuenan algunas de las notas características de la fe cristiana.
-Se
hace hincapié en la realidad de la Resurrección. El
Señor Resucitado no era un fantasma o una alucinación: era realmente Él. El
Jesús que murió era el mismo Cristo que resucitó. El Evangelio no está basado
en sueños de mentalidades fantasiosas sino en uno que en realidad se enfrentó y
luchó con la muerte, y la venció, y resucitó.
-Se
hace hincapié en la necesidad de la Cruz. Era
a la Cruz a lo que apuntaban todas las Escrituras. La Cruz no fue una
emergencia que Dios se vio obligado a aceptar porque otras medidas le habían
fallado y su plan había fracasado. Era una parte esencial
del plan de Dios, porque es el único lugar en todo el
universo en el que podemos ver, en un instante, el amor eterno de Dios.
-Se
hace hincapié en la urgencia de la misión. Tiene
que llegar a todos los hombres la llamada al arrepentimiento y la oferta del
perdón. La Iglesia no se podía quedar indefinidamente en el aposento alto;
tenía que ir a todo el mundo. Después del aposento alto vino la misión
universal de la Iglesia. Habían pasado los días de aflicción, y había que
llevar la Nueva de gran gozo a todos los hombres.
-Se
hace hincapié en el secreto del poder. Tenían
que esperar en Jerusalén hasta que viniera sobre ellos el poder de lo Alto. Hay
ocasiones en las que los cristianos parece que están perdiendo el tiempo,
esperando pasivamente. Pero la acción sin preparación, a menudo falla. Hay un
tiempo para esperar en Dios, y un tiempo para trabajar para Dios.
LA
ASCENSIÓN
Lucas 24: 50-53
La
Ascensión del Señor es algo que rebasa nuestra comprensión, porque es algo que
no se puede expresar con palabras. Pero es algo que era esencial que sucediera.
Sería inconcebible que las apariciones de Jesús fueran desapareciendo
paulatinamente hasta dejar de producirse totalmente. Eso sí que habría hecho
naufragar la fe de la humanidad.
Pero
para los discípulos, la Ascensión quería decir tres cosas:
-Era
un final de la presencia física del Señor. Hasta
ese momento su fe había estado puesta en una persona de carne y hueso, y había
dependido de su presencia física.
-Pero
también era un principio. Los discípulos no abandonaron la
escena apesadumbrados, sino rebosando de alegría, porque ahora sabían que
tenían un Maestro de quien nada ni nadie los podría separar ya. La ascensión
les dio a los discípulos la seguridad de que tenían a su Señor
en el Cielo…
Es
maravilloso saber que en el Cielo nos espera el mismísimo Jesús que vivió y
actuó tan maravillosamente en la Tierra, y que sufrió una muerte horrible para
que nosotros pudiéramos estar con Él para siempre en su Reino. Morir no es ya
perdernos en la oscuridad, sino entrar en terreno conquistado por el Vencedor
de la muerte, para estar ya siempre con Él.
Los
Apóstoles volvieron a Jerusalén rebosando de gozo, y estaban en el Templo
alabando a Dios. No es casualidad que el Evangelio según san Lucas acabe donde
había empezado: en la Casa de Dios.
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