LECCIONES SOBRE LAS CARTAS A LOS FILIPENSES, COLOSENSES Y 1ra. y 2da. A LOS TESALONICENSES


COMENTARIO DE LA CARTA A LOS FILIPENSES

Lección nº 1:
INTRODUCCIÓN

Podemos considerarnos afortunados por lo menos en un aspecto de nuestro estudio de Filipenses: no se nos presentan problemas críticos; porque no hay ningún estudioso notable del Nuevo Testamento que haya dudado nunca de que sea una carta genuina y auténtica del apóstol Pablo.

Filipos
Cuando Pablo escogía un lugar para predicar el Evangelio tenía siempre la cualidad de un gran estratega. Siempre escogía los que no solo eran importantes por sí mismos sino también como centro de comunicaciones de una zona. Hasta nuestros días muchos de los lugares en los que predicó Pablo siguen siendo enlaces de grandes carreteras y líneas de ferrocarril. Ese es el caso de Filipos, que tenía por lo menos tres cualidades para ser importante.
Había en sus aledaños minas de oro y de plata que se llevaban explotando desde tiempos de los fenicios. Es verdad que ya estaban agotadas cuando empezó la historia de la Iglesia; pero habían convertido Filipos en un gran centro comercial del mundo antiguo.
La ciudad había sido fundada por Filipo de Macedonia, el padre de Alejandro Magno, de quien había tomado su nombre en 368 a.C. porque no había un lugar más estratégico en toda Europa. Hay una cadena de montañas que divide Europa de Asia, el Oriente del Occidente, y hay cerca de Filipos un puerto en esa cordillera que era el paso obligado de una carretera importantísima, lo que hacía que esta ciudad controlara en tráfico entre Europa y Asia.
No mucho después, Filipos recibió la distinción de ser una colonia romana; estas colonias eran focos del gran sistema romano de carreteras que permitía que pudieran llegar refuerzos rápidamente de una colonia a otra. Estaban establecidas para mantener la paz y controlar los puntos estratégicos del vasto Imperio Romano.
Dondequiera que estuvieran, estas colonias eran reflejos de Roma, y el poseer la ciudadanía romana era su característica dominante. Se hablaba la lengua de Roma; se vestía como en Roma; se observaban las costumbres de Roma; sus magistrados tenían títulos romanos, y se llevaban a cabo las mismas ceremonias que en la misma Roma...
No había personas que estuvieran más orgullosas de ser romanas que las de esas colonias; y así eran los filipenses.

Pablo y Filipos
Fue en su segundo viaje misionero, hacia el año 52 d.C., cuando llegó Pablo a Filipos por primera vez. La historia de la estada de Pablo en Filipos se nos cuenta en Hechos 16; y se centra en torno a tres personas: Lidia, la vendedora de púrpura; la muchacha esclava demente que usaban sus amos como adivina, para sacar dinero, y el carcelero romano. Es un corte transversal alucinante de la sociedad antigua. Estas tres personas tenían distintas nacionalidades. Lidia era asiática, y puede que su nombre no fuera tanto el suyo propio como el de su procedencia; la muchacha esclava era griega de nacimiento y el carcelero era ciudadano romano. La totalidad del Imperio estaba representada en la iglesia cristiana. Pero no eran distintas estas tres personas solamente por su nacionalidad; también procedían de diferentes estratos sociales. Lidia era vendedora de púrpura, una de las sustancias más caras del mundo antiguo, y representaba la gran industria; la muchacha poseída era una esclava, y por tanto, para la ley, no era una persona, sino simplemente una herramienta viva; y el carcelero era un ciudadano romano, perteneciente a la sólida clase media de la que procedían los funcionarios.

Pablo tuvo que marcharse de Filipos tras una tormenta de persecución y un encarcelamiento ilegal. La persecución la heredó después la iglesia filipense. Pablo les dice que han compartido sus cadenas y su defensa del Evangelio (1:7). Los exhorta a que no se dejen atemorizar por los adversarios, porque ellos están pasando lo que él mismo pasó y sigue pasando (1:28-30).

Se había desarrollado entre Pablo y la iglesia filipense un nexo de amistad como no lo tenía con ninguna otra iglesia. Se enorgullecía de no haber aceptado nunca ayuda de ninguna otra persona o iglesia, y que cubría sus necesidades con el trabajo de sus propias manos. Sólo accedió a aceptar ayuda de los filipenses. Después de salir de Filipos pasó a Tesalónica, adonde le mandaron un regalo (4:16). Cuando siguió adelante y llegó a Corinto pasando por Atenas, ellos fueron los únicos que se acordaron de él con sus dones (2 Corintios 11:9). “Hermanos míos, queridos y anhelados -los llama-, mi gozo y mi corona en el Señor” (4:1).

El momento de la Carta
Cuando Pablo escribió esta carta estaba preso en Roma, y la escribió con ciertos propósitos definidos.
Es una carta de gratitud. Habían pasado los años; era entonces el año 63 ó 64 d.C., y los filipenses le han vuelto a mandar un regalo (4:10 y ss.).
Tiene que ver con Epafrodito. Parece que los filipenses le habían enviado no solo como portador del regalo, sino para que se quedara con Pablo y le fuera de ayuda. Pero Epafrodito cayó enfermo. Echaba de menos su casa, y estaba preocupado porque sabía que los suyos estaban preocupados por él. Pablo le envía de vuelta, pero tenía la preocupación de que los amigos filipenses pudieran tener la impresión de que Epafrodito les había fallado; así es que les sale al encuentro con su testimonio ( 2: 29 y ss.).
Es una carta de aliento para los filipenses que están pasando pruebas (1: 28-30).
Es una llamada a la unidad. De esa situación surge el gran pasaje que nos habla de la humildad generosa de Jesucristo (2:1-11). Había en la iglesia de Filipos dos mujeres que se habían peleado y estaban poniendo en peligro la paz (4:2); y había falsos maestros que estaban tratando de seducir a los creyentes filipenses para apartarlos del camino recto (3:2). Esta carta es una llamada a mantener la unidad de la Iglesia.

Un problema
Es precisamente aquí donde surge el problema de Filipenses. En 3:2 hay un cambio brusco en la carta. Hasta el 3:1 todo es serenidad, y la carta parece ir fluyendo tranquilamente hacia su final; y entonces, sin previo aviso, Pablo se exalta: “¡Cuidado con los perros! ¡Cuidado con los obreros malvados! ¡Cuidado con la mutilación”… Esto no tiene ninguna relación con lo precedente.
En vista de este cambio brusco muchos estudiosos creen que Filipenses, tal como la tenemos, no es una carta sino dos que se han unido. Sugieren que 3:2 - 4:3 es una carta de gracias y de advertencia enviada poco después de la llegada de Epafrodito a Roma; y que 1:1 - 3:1 y 4:4-23 es otra carta que fue escrita considerablemente después y enviada con Epafrodito cuando volvió a Filipos. Pero, aunque eso es perfectamente posible, nos parece que no hay razones de peso para dividir esta carta en dos. Tal vez cuando Pablo estaba dictando la carta llegaron noticias recientes de problemas en Filipos e inmediatamente interrumpió su línea de pensamiento para salirle al paso a la nueva situación… Debemos tener en cuenta que Filipenses es una carta personal y que, como tal, no sigue el orden lógico de un tratado; por ende el cambio de tono y de tema aquí es la clase de cosa que puede ocurrir en cualquier carta personal.

Una Carta preciosa
Para muchos de nosotros Filipenses es la carta más preciosa de todas las que se conservan de Pablo. Se le han dado dos títulos: La carta de las cosas excelentes y/o La epístola del gozo, porque en ella aparecen una y otra vez las palabras gozo y gozaos y regocijaos y otra vez os digo que os gocéis.
Aun estando en la cárcel y en una situación angustiosa, Pablo quería dirigir los corazones de sus amigos filipenses, y los nuestros, al gozo que nadie ni nada puede arrebatar.




Lección nº 2:
LA CARTA DE UN AMIGO
Filipenses 1: 1-2

De un amigo a sus amigos
Filipenses 1: 1-2
Las palabras introductorias definen el tono de toda la carta. Se trata de la carta de un amigo a sus amigos.
Con la excepción de las cartas a los tesalonicenses y la nota personal a Filemón, Pablo empieza todas sus cartas presentándose como apóstol; pero no lo hace cuando escribe a los filipenses. No hacía falta. Sabía que le atenderían, y con mucho cariño. De todas sus iglesias, la de Filipos era la que estaba más en su corazón; y escribe, no como un apóstol a los miembros de su iglesia, sino como un amigo a sus amigos.
Pero hay un título del que no prescinde. Se presenta como siervo (doulos) de Jesucristo; más que servidor, un esclavo. Un servidor es libre para ir y venir; pero un esclavo es posesión exclusiva de su amo para siempre.
Cuando Pablo se llama esclavo de Jesucristo asegura que es posesión exclusiva de Cristo y establece que debe absoluta obediencia a Cristo.
De hecho el máximo título de honor es siervo de Dios; y cuando Pablo se aplica ese título se coloca humildemente en la línea de sucesión de los profetas y de los hombres de Dios.
La esclavitud del cristiano a Jesucristo no es una sumisión humillante. Como expresaba el dicho latino: Illi servire regnare est, “Ser su esclavo es ser un rey”...

La distinción cristiana: La carta va dirigida a todos los santos en Cristo Jesús. La palabra que se traduce por santos es hágios que sugiere que es diferente de todo lo demás, que es algo apartado… Los judíos eran una nación santa (Éxodo 19:6), porque pertenecían a Dios de una manera especial; Dios los había apartado de las demás naciones para que fueran suyos (Levítico 20:26)…
Pero Israel se negó a hacer el papel que Dios le había asignado. Cuando vino su Hijo al mundo, no le reconocieron, le rechazaron y le crucificaron.
Entonces los privilegios y las responsabilidades que deberían haber tenido se les quitaron y se le dieron a la Iglesia, que llegó a ser el nuevo Israel, el verdadero Pueblo de Dios del Nuevo Testamento.
El decir que los cristianos son santos quiere decir por tanto que son diferentes de las demás personas. ¿En qué consiste esa diferencia?...
La diferencia fundamental para Pablo era que el cristiano está en Cristo de la misma manera en que el ave vive en el aire, el pez en el agua y las raíces del árbol están en la tierra. Lo que hace al cristiano diferente es que siempre y en todas partes es consciente de estar rodeado de la presencia de Jesucristo.
Así pues, cuando Pablo habla de los santos en Cristo Jesús quiere decir los que son diferentes de las otras personas y están consagrados a Dios mediante una relación especial con Jesucristo…
Pero debe advertirse que esa santidad si bien es un privilegio inigualable, debe también entenderse como una responsabilidad… Y para el cristiano debe entenderse como la más grande responsabilidad porque esa santidad la compró Jesucristo ofreciendo su vida en la Cruz…
Por esa razón la Iglesia debe preservar esa santidad, de manera tal que su distinción sea visible siempre y en todo lugar… Muchos en nuestros día procuran que la Iglesia asuma compromisos sociales que la misma sociedad ha descuidado; y no es errado ese intento, siempre y cuando la Iglesia siga siendo siempre la Iglesia de Cristo cumpliendo el propósito fundamental para la que fue establecida… La Iglesia es fundamentalmente el Reino Santo de Dios en la tierra; y nunca debe olvidarlo.
El saludo que lo dice todo: El saludo de Pablo a sus amigos es: “Que la gracia y la paz que proceden de nuestro Padre Dios y de nuestro Señor Jesucristo sean con vosotros” (Romanos 1:7; 1 Corintios 1:3; 2 Corintios 1:2; Gálatas 1:3; Efesios 1:2; Colosenses 1:2; 1 Tesalonicenses 1:1; 2 Tesalonicenses 1:2; Filemón 3).
Cuando Pablo pone juntas estas dos grandes palabras, gracia y paz (járis y eirené), está tomando los saludos normales de dos culturas y uniéndolos: Járis era la palabra con que empezaban las cartas griegas, y eirené el saludo que usaban los judíos. Cada una de estas palabras tiene su propio sabor, y ambas fueron transformadas por el nuevo sentido que les infundió el Cristianismo.
Járis es una palabra que incluye la idea de gozo y placer, luminosidad y belleza; en español usamos la palabra gracia… Con Jesucristo llega una nueva belleza que se añade a la anterior; y esa belleza nace de una nueva relación con Dios. A esa gracia es a la que Pablo hace referencia y desea para los filipenses…
Eirené es una palabra inclusiva. La traducimos por paz; pero no quiere decir paz en sentido negativo sino que refiere al bienestar total, todo lo que contribuye a la felicidad suprema de una persona y que para Pablo tiene una relación directa con la obra de Cristo en las personas…
Así es que cuando Pablo pide a Dios gracia y paz para sus amigos está pidiendo realmente que tengan el gozo de conocer a Dios como Padre y la paz de estar relacionados con Él, con los hombres y consigo mismos; y esas gracia y paz no se pueden recibir sino mediante Jesucristo.

Una reflexión anexa nos llevar a ver que Pablo desea lo mejor para sus amigos, y que lo mejor es la Gracia y la Paz de Jesucristo…
Muchas veces nosotros nos preocupamos por saber qué podría ser el mejor regalo para ofrecer a nuestros amigos y caminamos las calles y negocios buscando lo mejor para comprarles… Pero ¿tienen ellos la Gracia y la Paz de Jesús…?
Muchos de ellos tal vez no conocen a Jesús como su Salvador… ¿Qué mejor que llevarles esa Gracia y esa Paz hablándoles sin cesar del amor del Señor?
Tal vez nuestros amigos conozcan a Cristo; pero muchas veces ellos, como nosotros también, podrán encontrarse en situaciones de aflicción o prueba… Nuestras palabras de consuelo y de aliento, en el amor del Señor, pueden acercar esa Gracia y esa Paz al creyente que sufre… Como muchos lo habrán hecho con nosotros cuando nosotros también estábamos en problemas.

Versículo para aprender:

Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”
Filipenses 1: 2




Lección nº 3:
LAS SEÑALES DE LA VIDA CRISTIANA
Filipenses 1:3-11

Es encantador cuando se combinan el recuerdo y la gratitud; y ese era el sentir de Pablo con los cristianos de Filipos. Los recuerdos no conllevaban pesares, sino solo felicidad.
En este pasaje se presentan las marcas de la vida cristiana:

El gozo del cristiano: Está el gozo cristiano. Es con gozo como Pablo ora por sus amigos. La Carta a los Filipenses se ha llamado La Epístola del Gozo...
En 1:4 encontramos el gozo de la oración cristiana, el gozo de presentar a los que amamos ante el trono de la misericordia de Dios. Siempre debe haber gozo y paz profundos en presentarle a Dios en oración a nuestros seres queridos y a otros.
Está el gozo de que se predica a Jesucristo (1:18). Cuando uno experimenta una gran bendición, su primer instinto es compartirla; y hay gozo en pensar que se predica el Evangelio en todo el mundo para que otro y otro y otro se incorporen al amor de Cristo.
Existe el gozo de la fe (1:25). Si el Evangelio no nos hace felices, nada nos hará felices... Cuando bajó Moisés de la cumbre de la montaña le relucía el rostro; el Cristianismo es la fe del corazón feliz y el rostro radiante porque estamos cerca de Dios…
Existe el gozo de ver que los cristianos están en íntima comunión (2:2). Eso era lo que le hacía prorrumpir en alabanzas al salmista (Salmo 133:1):
No existe la paz para nadie donde y cuando se han roto las relaciones humanas y hay peleas entre las personas; y no hay panorama más maravilloso que el de una familia en la que todos están vinculados en amor mutuo, o el de una iglesia cuyos miembros están unidos entre sí porque están unidos a Jesucristo su Señor.
Existe el gozo de sufrir por Cristo (2:17). El sufrir por Cristo es un privilegio, porque nos ofrece la oportunidad de demostrar sin lugar a duda nuestra lealtad, y colaborar en la edificación del Reino de Dios.
Existe el gozo de recibir noticias de nuestros seres queridos (2:28). La vida está llena de separaciones y de ausencias, y siempre produce gozo el tener noticias de nuestros amados de los que estamos separados temporalmente.
Existe el gozo de la hospitalidad cristiana (2:29). Hay hogares de puerta cerrada, y hogares de puerta abierta. La puerta cerrada es la del egoísmo; la abierta, la de la bienvenida y el amor cristiano.
Existe el gozo de estar en Cristo (3:1; 4:1). Ya hemos visto que estar en Cristo es vivir en su presencia como el pájaro vive en el aire, el pez en el agua y las raíces de la planta en la tierra. Nos es natural estar contentos cuando estamos con la persona amada; y Cristo es el quien mejor nos ama y de quien nada nos podrá separar nunca ni en el tiempo ni en la eternidad.
Existe el gozo de la persona que ha ganado a otra para Cristo (4:1). Los filipenses eran el gozo y la corona de Pablo porque había sido él el instrumento para traerlos a Jesucristo…
Hay gozo en un regalo (4:10). Este gozo no consiste tanto en el regalo mismo, como en el hecho de que se acuerden de uno y se preocupen por uno… Este es un gozo que podríamos producirles a otros mucho más a menudo de lo que lo hacemos.

El sacrificio cristiano: En el versículo 6 Pablo dice que tiene confianza en que Dios, que ha empezado una buena obra en los filipenses, la llevará a feliz término para que estén preparados para el día de Jesucristo. Hay aquí todo un cuadro en griego que no es posible reproducir en una traducción. El detalle está en que las palabras que usa Pablo para empezar (enárjesthai) y para completar (epitélein) que son términos técnicos que se usaban para el comienzo y el final de un sacrificio. Era el procedimiento para dedicar a las personas al servicio de los dioses…
Toda la frase de Pablo se mueve en la atmósfera del sacrificio.
Pablo contempla la vida del cristiano como un sacrificio dispuesto para ser ofrecido a Jesucristo. Traza la misma figura cuando exhorta a los romanos a que presenten sus cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios (Romanos 12:1).
Cuando Cristo vuelva, será como la llegada de un Rey. En tales ocasiones los súbditos estaban obligados a presentarse con dones para mostrarle su lealtad y su amor. El único don que Jesucristo desea que le presentemos es el de nosotros mismos; así que, la suprema tarea de una persona es hacer que su vida sea idónea para ofrecérsela. Solo la gracia de Dios nos puede capacitar para lograrlo.

La solidaridad cristiana: En este pasaje se hace hincapié en la idea de la solidaridad cristiana. Hay varias cosas que los cristianos comparten: son solidarios en la gracia y son solidarios en la obra del Evangelio. No solo comparten un don, sino también una tarea: la extensión del Evangelio.
Pablo usa dos palabras para expresar la obra de los cristianos por el Evangelio: habla de la defensa y de la confirmación del Evangelio. La defensa (apologuía) del Evangelio quiere decir su defensa frente a los ataques que se le hacen desde fuera. El cristiano tiene que estar dispuesto para ser un defensor de la fe, y dar razón de la esperanza que tiene. La confirmación (bebaiósis) del Evangelio es la edificación de su fuerza desde dentro, la edificación de los cristianos.
Los cristianos son solidarios en el sufrimiento por el Evangelio. Siempre que a un cristiano le toca sufrir por causa del Evangelio debe hallar fuerza y consuelo en el pensamiento de que es uno de una gran compañía a través de todas las edades y en todas las tierras que han sufrido por Cristo antes que negar su fe.
Los cristianos son solidarios con Cristo. En el versículo 8 Pablo tiene un dicho sumamente gráfico. La traducción literal sería: “Os anhelo a todos con las entrañas de Jesucristo”. La palabra griega es splanjna, que designaba, lo mismo que la palabra hebrea correspondiente, rajamim, las entrañas maternales que se suponía que eran la sede de la ternura y de la compasión. Así es que Pablo está diciendo: “Os anhelo con la misma ternura de Jesucristo mismo”. El amor que Pablo sentía para con sus amigos cristianos no era otra cosa que el amor de Cristo mismo… El cristiano es solidario con el amor de Cristo.

La carrera del cristiano: Lo que Pablo pedía en oración para los suyos era que su amor creciera de día en día (vs. 9 y 10). Ese amor había de crecer en conocimiento y en percepción espiritual para que llegaran a ser cada vez más capaces de distinguir entre la verdad y el error. El amor es siempre el camino al conocimiento. Si amamos algo, queremos aprender más acerca de ello; si amamos a una persona, queremos conocerla cada vez más; si amamos a Jesús, querremos aprender más acerca de Él y de su verdad.
El amor es sensible a la mente y al corazón del ser amado. Si hiere ciega o insensiblemente los sentimientos de la persona que pretende amar, no es verdadero amor. Si amamos a Jesús de veras seremos sensibles a su voluntad y deseos; cuanto más le amemos, más desearemos el bien. La palabra que usa Pablo para poner a prueba es dokimázein, que era la que se usaba para probar un metal para comprobar que era genuino. El verdadero amor no es ciego; nos permitirá siempre ver la diferencia entre lo falso y lo verdadero.
Así que el cristiano llegará a ser puro y no será causa de que otros tropiecen. La palabra que usa para puro es interesante. Es eilikrinés que sugiere dar vueltas y vueltas como en una criba hasta que se le quitan todas las impurezas. Sobre esa base, el carácter cristiano se va limpiando de todo mal hasta quedar totalmente puro.
Pero el cristiano no es sólo puro; es también apróskopos, no hace que nadie tropiece… Hay personas que son exteriormente impecables, pero tan austeras y dogmáticas que repelen a los demás del Cristianismo. El cristiano es en sí mismo puro, pero su amor y gentileza son tales que atraen a otros al camino cristiano en lugar de repelerlos.
Por último, Pablo establece el objetivo del cristiano. Es vivir de tal manera que se den a Dios la gloria y la alabanza. El cristiano no se propone obtener honores por su bondad para sí mismo, sino para Dios. El cristiano sabe, y atestigua, que es como es, no por su propio esfuerzo y sin ayuda de nadie, sino solamente por la gracia de Dios.

Versículo para aprender:

...Que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento”
Filipenses 1: 9




Lección nº 4:
EN CADENAS…
Filipenses 1: 12-20

Cadenas que rompen las barreras
Filipenses 1: 12-14
Pablo estaba preso; pero, lejos de que esa circunstancia pusiera fin a su actividad misionera, la extendió, tanto por su parte como por la de otros. De hecho, las cadenas echaron abajo las barreras. La palabra que usa Pablo para el avance del Evangelio es sumamente gráfica: prokopé, que es la que se usaría para el avance de un ejército o de una expedición militar.
El encarcelamiento de Pablo, lejos de cerrar la puerta, la abrió a nuevas esferas de trabajo y actividad en las que no habría penetrado de otra manera.
Pablo, viendo que no podía esperar justicia en Palestina, había apelado a César, cosa que podía hacer cualquier ciudadano romano. A su debido tiempo le habían despachado para Roma bajo escolta militar; y, cuando llegó allí, le dejaron al cuidado del “capitán de la guardia” y le permitieron vivir por su cuenta al cuidado de un soldado de guardia (Hechos 28:16). Por último, aunque seguía bajo guardia, se le permitió estar en una casa de alquiler (Hechos 28:30), lo que le permitía recibir a todos los que quisieran visitarle.
La guardia pretoriana era la guardia imperial romana. La había instituido Augusto, y constaba de un ejército de diez mil soldados escogidos, que luego fue en aumento y concentró más poder y sus integrantes hasta llegaron a ser los que quitaban y ponían emperador, porque era su candidato el que quedaba elegido siempre, ya que podían imponérsele a la fuerza al populacho si era necesario. Fue al prefecto de la guardia pretoriana, el comandante en jefe, al que entregaron a Pablo cuando llegó a Roma.
Pablo dice que estaba prisionero o en cadenas (Hechos 28:17)… En Filipenses menciona varias veces su prisión (Filipenses 1:7,13-14). En Colosenses dice que está en prisión, o en cadenas, por la causa de Cristo, y les pide a los colosenses que recuerden sus cadenas (Colosenses 4:3,18). En Filemón se llama a sí mismo prisionero de Jesucristo, y habla de las cadenas del Evangelio (Filemón 9,13). En Efesios vuelve a llamarse prisionero de Jesucristo (Efesios 3:1).
Hay dos pasajes en los que estas cadenas de definen más exactamente. En Hechos 28:20 habla de sí mismo como sujeto con esta cadena; y usa la misma palabra halysis en Efesios 6:20, cuando se llama embajador en cadenas; era la cadena corta que unía la muñeca del prisionero a la del soldado que le guardaba para que no se pudiera escapar… Habría, por supuesto, una lista de guardias que se turnaban en este servicio; y en los dos años, uno tras otro, todos los soldados de la guardia imperial habrían estado de guardia con Pablo. ¡Qué preciosa oportunidad! Aquellos soldados oirían a Pablo predicar y hablar con sus amigos. Sin duda durante las largas horas de la guardia Pablo iniciaría la conversación acerca de Jesucristo con el soldado de turno al que estaba encadenado.
La cárcel le había ofrecido la oportunidad de predicar el Evangelio al regimiento más selecto del ejército romano. No es extraño que declarara que sus cadenas se habían hecho famosas en el pretorio y habían supuesto una oportunidad única para el avance del Evangelio en ese frente; muchos de los soldados habrían entrado en contacto con Cristo; y el saberlo habría dado a los hermanos de Filipos un nuevo coraje para predicar el Evangelio y testificar de Cristo.

Que Cristo sea anunciado…”
Filipenses 1:15-18
Aquí está hablando el gran corazón de Pablo. El estar él en la cárcel ha incentivado a la predicación del Evangelio. Ese incentivo actuó de dos maneras.
Estaban los que le amaban; y, al saberle en la cárcel, redoblaban los esfuerzos para extender el Evangelio para que no perdiera terreno por estar Pablo inmovilizado. Sabían que la mejor manera de deleitar su corazón era hacerle ver que la obra no sufría por su lamentable ausencia.
Pero otros estaban motivados por lo que Pablo llama eritheía, y predicaban por sus propios fines partidistas. Eritheía es una palabra interesante. En su origen no significaba más que trabajar por el sueldo. Pero si uno trabaja solamente por él sueldo no tiene la motivación más elevada… Se preocupa solo en lo que lo que pueda sacar para sí. De ahí que llegara a significar el espíritu mercenario y ambicioso que no hace nada más que para engrandecerse a sí mismo; y llegó a aplicarse a la política y a querer decir hacer lo que fuera para ganar votos.
Así es que había algunos que predicaban a Cristo más intensamente aprovechándose de que Pablo estaba en la cárcel, porque esa circunstancia parecía ofrecerles una oportunidad enviada del cielo para aumentar su propio prestigio e influencia y disminuir los de él.
Aquí encontramos una lección. Pablo no sabía lo que eran los celos ni el rencor. Mientras se predicara a Cristo, no le importaba quién recibiera los honores o el prestigio. No le importaba lo más mínimo lo que otros predicadores dijeran de él, ni lo enemistados que estuvieran con él, o lo mucho que le despreciaran, o que trataran de sacarle ventaja. Lo único que le importaba era que se predicara a Cristo.
Con dolor debemos reconocer que muchas veces los celos son recurrentes entre los líderes de la Iglesia; pero Pablo es nuestro gran ejemplo: ponía la cuestión por encima de los personalismos, y todo lo que le importaba era que se predicara a Cristo.

Anhelando la Gloria de Cristo
Filipenses 1:19-20
Pablo estaba convencido de que la situación en que se encontraba conduciría a su salvación. Hasta la cárcel, y la casi hostil predicación, de sus enemigos personales, acabarían por conducir a su salvación.
¿Qué quería decir con eso de su salvación? La palabra que usa es sotería, más que seguridad debe entenderse como salud, bienestar general y sin duda refiere a la salvación eterna que el mismo Pablo predicaba y que se haría realidad en el Cielo con Cristo…
En esta situación Pablo sabe que tiene dos grandes ayudadores:
a) Tiene la ayuda de las oraciones de sus amigos. Una de las cosas más preciosas de las cartas de Pablo es la manera que tiene de pedir las oraciones de sus amigos (1Tesalonicenses 5:25; 2 Tesalonicenses 3:1 y ss.; 2 Corintios 1:11; Filemón 22; Romanos 15:30-32).
Pablo no se consideró nunca tan grande como para no necesitar las oraciones de sus amigos. Nunca hablaba a los demás como si él pudiera hacerlo todo y ellos nada; siempre les recordaba que ni él ni ellos podían hacer nada sin la ayuda de Dios.
Cuando un creyente sabe que sus amigos están orando por él, cobra nuevas fuerzas, aumenta su fe y reconoce el amor de ellos… Por cierto que no podemos llamar a nadie nuestro amigo a menos que oremos por él.
b) Pablo sabe que también tiene la ayuda del Espíritu Santo. Su presencia es el cumplimiento de la promesa de Jesús de que estaría con nosotros hasta el fin del mundo.
En toda esta situación, Pablo tiene una expectación y una esperanza. La palabra que usa para expectación es muy gráfica e infrecuente; es apokaradokía que refiere a la mirada ansiosa e intensa, que se aparta de todo lo demás para fijarse en un solo objeto del deseo… La esperanza de Pablo es no tener nunca que callarse por vergüenza o por cobardía o por sentimiento de inutilidad.
Pablo está seguro de que en Cristo hallará el coraje para no avergonzarse nunca del Evangelio; y de que por medio de Cristo sus trabajos resultarán eficaces para que los vean todos… El decir la verdad con valentía no es sólo el privilegio del siervo de Cristo, sino también su deber.
Así es que, si Pablo aprovecha la oportunidad valerosa y eficazmente, Cristo será glorificado en él. No importa cómo le vaya. Si muere, recibirá la corona del martirio; si vive, tendrá el privilegio de seguir predicando y testificando de Cristo.
Aquí tenemos la tremenda responsabilidad del cristiano. Una vez que hemos aceptado a Cristo, le podemos producir gloria o vergüenza con nuestra vida y conducta… Debemos tomar como ejemplo a Cristo, que aun en cadenas no dejaba de anhelar que su vida reflejara la Gloria del Señor…

Versículo para aprender:

... Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aun”
Filipenses 1: 18




Lección nº 5:
UNA DISYUNTIVA Y UN DESAFÍO
Filipenses 1: 21-30

Partir con Cristo o quedarse por Él
Filipenses 1: 21-26
Como Pablo estaba en la cárcel esperando el juicio, tenía que asumir la realidad de que era impredecible si había de morir o de seguir viviendo; pero a él le daba lo mismo.
Para Pablo, Cristo había sido el principio de su vida, porque aquel día del camino de Damasco era como si su vida hubiera empezado totalmente de nuevo; Cristo había sido la continuación de su vida; no había habido nunca un día que Pablo no hubiera vivido en su presencia, y en los más terribles momentos Cristo había estado con Él dándole ánimo (Hechos 18:9 y ss.); y Cristo era el fin de su vida, porque era la razón última de su existencia.
Y también para Pablo Cristo era la recompensa de la vida, porque la única recompensa que valía la pena para Pablo era una comunión más íntima con su Señor… Si Cristo hubiera desaparecido de su vida, a Pablo no le hubiera quedado nada ...
Por esa misma razón, la muerte era, para Pablo, la entrada en una presencia aún más íntima de Cristo. En este momento en que sentía sobre sí el aliento de la muerte, Pablo no la veía como un quedarse dormido, sino como la entrada inmediata a la presencia de su Señor. Si creemos en Jesucristo, para nosotros la muerte es unión y reunión, unión con Él y reunión con los que hemos amado y perdido por un tiempo.
En consecuencia, Pablo oscilaba entre dos deseos que tiraban de él en sentidos opuestos. La palabra que usa es synéjomai, que se usaría para describir la situación de un viajero que se encontrara entre un muro imposible de sortear por un lado y un precipicio por el otro, sin más salida que seguir adelante… Pero Pablo se encontraba entre dos bienes; él prefería marcharse ya para estar con Cristo, que era con mucho lo mejor; pero por causa de sus amigos y de lo que todavía pudiera hacer por ellos deseaba seguir en esta vida. Y entonces viene el pensamiento de que la elección no depende de él, sino de Dios.
Pablo está convencido de que quedará y seguirá con ellos. Hay aquí un juego de palabras en griego que no se puede reproducir en español. La palabra para quedar es ménein, y la de continuar es paraménein. El detalle está en que ménein quiere decir sencillamente permanecer con, mientras que paraménein (para quiere decir en griego “al lado de”) quiere decir esperar al lado de una persona dispuesto a ayudar. El deseo que tenía Pablo de seguir en esta vida no era para vivir para sí, sino para otros a los que podría seguir ayudando.
Así era que, si Pablo conservaba la vida para poder ir a verlos otra vez, ellos tendrían razones para sentirse orgullosos de Jesucristo. Es decir, podrían mirar a Pablo y ver en él un ejemplo luminoso de cómo, por medio de Cristo, una persona puede sobrellevar lo peor sin alterarse ni atemorizarse.
Es el deber de todo cristiano el confiar de tal manera que los demás puedan ver en él lo que Cristo puede hacer por una persona que le ha entregado su vida.

Ciudadanos del Reino
Filipenses 1:27-30
Pablo insta a los filipenses a vivir de una manera digna de la fe que profesan. Eso es lo que quiere decir aquí Pablo: “Que vuestra conducta sea la que corresponde a los que están consagrados a Cristo”.
Pero en esta ocasión hallamos una palabra que Pablo usa rara vez con este sentido… La palabra es politeúesthai, que quiere decir etimológicamente “ser ciudadano”…
Pablo estaba escribiendo desde la capital del Imperio Romano, desde Roma; él mismo era ciudadano romano; Filipos era una colonia romana, y las tales eran pequeñas réplicas de Roma plantadas por todo el mundo, en las que los ciudadanos no olvidaban nunca que eran romanos: hablaban latín, llevaban ropa romana, daban nombres latinos a sus magistrados, por muy lejos que estuvieran de Roma. En este pasej Pablo insta a los filipenses a ser, primordialmente, ciudadanos del Reino de Dios
¿Qué era lo que Pablo esperaba de ellos?
Esperaba que se mantuvieran firmes... El verdadero cristiano se mantiene firme, sin avergonzarse de su fe en ninguna compañía.
Espera también unidad; deben estar vinculados en un mismo Espíritu como hermanos. Aunque el mundo se pelee, los cristianos deben estar unidos.
Espera además que se sientan invencibles… El cristiano no debe perder nunca la esperanza ni rendirse en la lucha contra el mal. Así Pablo espera de ellos un coraje templado y tranquilo para enfrentar los tiempos de crisis…
Si pueden ser así, darían tal ejemplo que los paganos se avergonzarían de su manera de vivir, se darían cuenta de que los cristianos tienen algo de lo que ellos carecen, y tratarían de participar de ello para poder sobrevivir.
Pablo no sugiere que las cosas sean fáciles. Cuando el Evangelio llegó por primera vez a Filipos, los filipenses vieron a Pablo librar su propia batalla. Le vieron azotado y encarcelado por la fe (Hechos 16:19). Sabían también lo que estaba pasando Pablo cuando les escribió esta carta.
Un general de ejército en los conflictos más difíciles elegirá a sus hombre mas valientes, mas equilibrados, más dispuestos y que se sientan unidos e invencibles… Pablo esta instando a los filipenses que esa es la clase de ciudadanos del Reino que Dios quiere usar…
Pero su desafío no se agota en las palabras.
Él mismo les había ofrecido ejemplo cuando estuvo con ellos; y les ofrecía el mismo ejemplo desde su prisión en Roma desde donde les escribía.
Los creyentes debemos tomar este ejemplo apostólico sabiendo que no son tibios ni cobardes los seguidores que Dios espera para mostrar al mundo la obra que Él quiere hacer en todos los hombres; no olvidemos nunca el carácter del mismo Señor Jesús, que lo condujo hasta la Crus…

Versículo para aprender:

Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”
Filipenses 1: 21




Lección nº 6:
JESUCRISTO ES EL SEÑOR
Filipenses 2: 1-11
El peligro de la desunión
Filipenses 2: 1-4
El único peligro que amenazaba a la iglesia filipense era el de la desunión. En cierto sentido, ese es el peligro que corre cualquier iglesia sana; a veces la pasión por las cosas del Señor puede llevar a enfrentamientos…
En los versículos 3 y 4, Pablo nos da tres causas de desunión:
Está la ambición egoísta. Siempre hay peligro de que las personas hagan las cosas, no para que avance la obra, sino para promocionarse a sí mismas buscando algún provecho propio o la satisfacción de sus propias necesidades…
Está el deseo de prestigio personal. El prestigio es para muchos una tentación aún mayor que la de la riqueza. El ser admirado y respetado y hasta el ser adulado son para muchos las cosas más deseables, aunque el propósito del cristiano no debe ser alardear, sino pasar inadvertido, para que sea Cristo a quien se vea.
Está el concentrarse en el ego. Si una persona no se preocupa nunca nada más que de sus propios intereses, es inevitable que choque con otras personas. El concentrarse en uno mismo induce inevitablemente a eliminar a los demás; y el objeto de la vida no puede ser ayudar a los demás, sino quitarlos de en medio.
Ante el peligro de la desunión, Pablo establece, al comienzo del pasaje, cinco consideraciones que deberían prevenirla:
a) El hecho de que todos estamos en Cristo debería mantener la unidad. No se puede andar en desunión con los demás y en unión con Cristo.
b) El poder del amor cristiano debe mantenernos en unidad. No es una mera actitud del corazón, como el amor humano; es la victoria de la voluntad, lograda con la ayuda de Jesucristo; y que es capaz de brindarse aun a aquellos que no nos aman... Esta es la misma esencia de la vida cristiana; y nos afecta tanto en el tiempo como en la eternidad, porque el Cielo será una comunidad de amor.
c) El hecho de compartir el Espíritu Santo debería guardar a los cristianos de la desunión. El Espíritu Santo une al ser humano con Dios y con los demás seres humanos y es quien nos permite vivir esa vida de amor que es la misma vida de Dios; si una persona vive en desunión con sus semejantes da señales inequívocas de no tener el don del Espíritu Santo.
d) La existencia de la compasión humana debería guardarnos de la desunión… No fuimos creados para enfrentarnos unos a otros, sino para sumarnos en la búsqueda del propósito de Dios para el mundo…
e) La última exhortación de Pablo es más personal... No puede haber felicidad para uno mientras sepa que hay desunión en la iglesia que le es tan querida. Si sus amigos quieren completar su gozo, que completen su comunión.
No es con amenazas como Pablo se dirige a los cristianos de Filipos, sino con la exhortación del amor.

Jesucristo es el Señor
Filipenses 2:5-11
Pablo está exhortando a los filipenses a que vivan en armonía, y su exhortación final y suprema consiste en señalar al ejemplo de Cristo.
Cada una de las palabras que escogió Pablo meticulosamente nos muestran dos cosas: la realidad de la humanidad y la realidad de la divinidad de Jesucristo.
En el vers. 6 dice: “Siendo en forma de Dios”… La palabra que se traduce por siendo pertenece al verbo griego hypárjein, que describe lo que es una persona en su propia esencia y que no puede cambiarse. Así es que Pablo empieza diciendo que Jesús era esencial e inmutablemente Dios.
Luego pasa a decir que Jesús era “en la forma de Dios”. Se usa la palabra morfé que refiere a la forma esencial que nunca cambia, afirmando que en Jesús, su esencia inalterable es la divinidad.
Nos dice también que “Jesús no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse”… La palabra para usurpación que hemos traducido por “cosa a que aferrarse” es harpagmós, que procede de un verbo que quiere decir agarrar, arrebatar. Entendemos entonces que Jesús no tuvo necesidad de arrebatar la igualdad con Dios porque la tenía por naturaleza; y también que Jesús no se aferró a la igualdad con Dios, sino se despojó de ella voluntariamente por amor a la humanidad… Una vez más Pablo hace hincapié en la divinidad esencial de Jesús.
En el vers. 7 dice: “Se despojó a Sí mismo”… El verbo griego kenún quiere decir literalmente vaciar totalmente... Aquí Pablo usa la palabra más gráfica posible para aclarar el sacrificio de la Encarnación. Jesús rindió de manera voluntaria la gloria de la divinidad para convertirse en un hombre; se vació de su divinidad para asumir su humanidad en una acción que como humanos no podemos entender plenamente, pero que nos emociona profundamente, porque aquí, en un último esfuerzo del lenguaje humano, se atesora la verdad salvadora de que el que era rico se hizo pobre por amor a nosotros (2 Corintios 8:9).
Sigue diciendo: “Tomó la forma de siervo”… La palabra que usa Pablo aquí es otra vez morfé, que ya hemos visto que quiere decir la forma esencial. Pablo quiere decir que cuando Jesús se hizo hombre no se limitó a representar un papel, sino que se hizo plenamente hombre… Pero hay algo más aquí: “Se hizo semejante a los hombres”… La palabra que se traduce por “se hizo” es una parte del verbo griego guínesthai que describe un estado que no es permanente; es decir que la condición humana de Jesús no era un estado suyo permanente; fue absolutamente real, pero transitorio.
En el vers. 8 dice: “Hallándose en la condición de hombre”. Pablo insiste en lo mismo. La palabra que retraduce por condición es sjéma, que refiere a una forma que cambia; es decir que Jesús vivió como humano y vivió los cambios en apariencia que los humanos viven: fue niño, joven, adulto….
Los versículos 6, 7 y 8 forman un pasaje muy breve; pero no hay otro pasaje en el Nuevo Testamento que nos presente la absoluta realidad de la divinidad y de la humanidad de Jesús de una manera tan conmovedora, ni de una manera tan viva el sacrificio que Él hizo cuando se despojó de su divinidad y asumió su humanidad. Cómo sucedió, no lo podemos decir; pero es el misterio de un amor tan grande que, aunque no lo podamos comprender plenamente, podemos experimentarlo profundamente y adorar a Dios por ello…
Recordemos que la intención de Pablo era persuadir a los filipenses para que vivieran una vida en la que la desunión, la discordia y la ambición personal no tuvieran lugar. Así es que Pablo dice de Jesús que “se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, hasta la muerte de cruz”; poniéndolo como el ejemplo a seguir.
La gran característica de la vida de Jesús fue la humildad, la obediencia y la renuncia a sí mismo. No deseaba dominar a los hombres, sino servir a los hombres; no deseaba seguir su propio camino, sino el de Dios; no deseaba exaltarse a sí mismo, sino renunciar a toda su gloria por amor a los hombres. Si la humildad, la obediencia y la autorrenuncia fueron las características supremas de la vida de Jesús, también deben ser las señales características del cristiano.
Pero la autorrenuncia de Jesucristo le condujo a una gloria aún mayor. Le aseguró que algún día, más tarde o más temprano, todas las criaturas del universo en el Cielo y en la Tierra y hasta en el infierno le adorarán.
Hay que fijarse con cuidado de dónde llega esa adoración. Viene del amor. Jesús Se ganó los corazones de las personas, no apabullándolas con manifestaciones de poder, sino mostrándoles un amor que no pudieron resistir. A la vista de esta Persona que Se despojó de Su gloria por los hombres y los amó hasta el punto de morir por ellos en la Cruz, los corazones humanos se derriten y se les quebranta toda resistencia. Cuando adoran a Jesucristo, caen a sus pies maravillados de amor... La adoración se basa, no en el temor, sino en el amor.
Además, Pablo dice que, como consecuencia de su amor sacrificial, Dios le dio a Jesús el nombre que está por encima de todos los nombres. Una de las ideas características de la Biblia es que se da un nombre nuevo para señalar una etapa nueva en la vida de una persona. Abram fue llamado Abraham cuando recibió la promesa de Dios (Génesis 17:5). Jacob pasó a llamarse Israel cuando Dios inició una nueva relación con él (Génesis 32:28). La promesa del Cristo Resucitado tanto a Pérgamo como a Filadelfia es la de un nuevo nombre (Apocalipsis 2:17; 3:12)…
Entonces, ¿cuál es el nuevo nombre que Dios Le dio a Jesucristo? Seguramente era Kyrios que se traduce como Señor, y que era el nombre que los romanos daban al Emperador… Cuando los cristianos llamaban a Jesús Señor, le reconocían como el Dueño del universo, el Rey de reyes y el Señor de señores… Es decir Dios mismo.
Filipenses 2:11 es uno de los versículos más importantes en todo el Nuevo Testamento. En él leemos que el propósito de Dios es que un día toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor. Estas cuatro palabras fueron el primer credo de la Iglesia Cristiana. Ser cristiano era confesar que Jesucristo es el Señor (Romanos 10:9). Era un credo sencillo, pero lo abarcaba todo.
Llegará pues el día cuando la humanidad llamará a Jesús Señor, pero será a la gloria del Padre Dios porque todo el propósito de Jesús es, no su propia gloria, sino la del Padre.
Pablo tiene muy clara la exclusiva y suprema supremacía de Dios. En la iglesia filipense había algunos cuya finalidad era concentrar en sí mismos todas las miradas; la finalidad de Jesús era concentrar todas las miradas en Dios.

Versículo para aprender:

Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”
Filipenses 2: 11




Lección nº 7:
LA OBRA DE LA SALVACIÓN
Filipenses 2: 12-18

La obra de la Salvación
Filipenses 2: 12-18
Pablo exhorta a los filipenses a vivir una vida que conduzca a la salvación de Dios en el tiempo y en la eternidad. En ningún otro lugar del Nuevo Testamento se presenta la obra de la salvación de una manera tan sucinta como aquí.
Como siempre, Pablo escoge también aquí sus palabras cuidadosamente.
Dice “Ocupaos en vuestra salvación”; la palabra que usa para ocupaos es katergázesthai, que contiene siempre la idea de llevar a su culminación una acción…
La palabra que usa Pablo para obrar y hacer es la misma, el verbo energuein y siempre se refiere a la acción efectiva de Dios… La obra de Dios no se puede frustrar, ni quedarse a medias; tiene que ser efectiva y completa.
Como hemos dicho, este pasaje presenta perfectamente la obra de la salvación.
La salvación es cosa de Dios.
a) Es Dios quien obra en nosotros el deseo de ser salvos. El deseo de la salvación de Dios no lo alumbra ninguna emoción humana, sino Dios mismo. El principio del proceso de nuestra salvación lo despierta Dios.
b) La continuación de ese proceso depende de Dios. Sin su ayuda no podemos progresar en la bondad, ni vencer al pecado, ni lograr ninguna virtud.
c) El final del proceso de nuestra salvación está en Dios, porque culmina en una amistad eterna con Él
La obra de nuestra salvación empieza, prosigue y termina en Dios.
La salvación es cosa del ser humano.
Pablo insta a los filipenses a ocuparse de su salvación… Sabemos que sin la cooperación de la persona, Dios no puede obrar…Uno puede estar enfermo, y el médico receta las medicinas que le pueden sanar; pero si no se las aplica y rechaza testarudamente toda ayuda, no tiene remedio. Así sucede con la salvación. Dios nos la ofrece; si no, no la conseguiríamos de ninguna manera. Pero nadie puede recibir la salvación a menos que responda al ofrecimiento de Dios y tome lo que Dios le da.
No puede haber salvación aparte de Dios; pero lo que Dios ofrece, el ser humano lo tiene que recibir. No es nunca Dios el que retiene la salvación, sino la persona la que se priva de ella.

Cuando examinamos la línea de pensamiento de este pasaje vemos que Pablo establece lo que podemos llamar cinco señales de la salvación.
1 - Está la señal de la acción efectiva. El cristiano debe dar evidencia constante en su vida diaria de que está ocupándose realmente de su propia salvación; día a día debe ir cumpliéndose más plenamente. La verdadera vida cristiana debe ser un progreso continuo, porque es un viaje hacia Dios.
2 - Está la señal del temor y temblor que procede de la conciencia de ser criaturas y de nuestra propia impotencia para enfrentarnos triunfalmente con la vida. Es decir: no es el temor y temblor que nos hace escondernos de Dios, sino más bien el temor y temblor que nos impulsa a arrojarnos en sus brazos, con la seguridad de que sin su ayuda no podemos enfrentarnos efectivamente con la vida. Y es el temor a lastimar a Dios porque le amamos concientes de su amor a nosotros.
3 - Está la señal de la serenidad y la certeza. El cristiano lo hace todo sin murmuraciones ni discusiones porque confía plenamente en Dios.
4 - Está la señal de la pureza. Los cristianos han de ser “irreprochables, sencillos y sin mancha”; cada una de estas palabras hace una contribución a la idea de la pureza cristiana.
La palabra traducida por irreprochables es amemptós, y expresa lo que es el cristiano para el mundo. El cristiano no solo debe ser puro, sino que la pureza de su vida debe estar a la vista de todo el que quiera ver.
La palabra traducida por sencillo es akéraios, que quiere decir literalmente sin mezcla, no adulterado. La pureza cristiana debe desembocar en una sinceridad total de pensamiento y carácter.
La palabra traducida por sin mancha es ámomos, que describe lo que es el cristiano a los ojos de Dios, y se usa para los sacrificios rituales… La vida cristiana debe ser tal que se pueda ofrecer como sacrificio sin mancha a Dios.
5 - Está la señal del esfuerzo misionero. Es la proclamación del Evangelio con palabras claras e inconfundibles y es el testimonio de una vida que es absolutamente recta en un mundo retorcido y pervertido… Es el ofrecimiento de la luz en un mundo tenebroso. Los cristianos han de ser luces en el mundo. La palabra que se usa para luces, fóstéres es la misma que se usa en la historia de la Creación del Sol y de la Luna, que Dios colocó en el firmamento de los cielos para que iluminaran la Tierra (Génesis 1:14-18). El cristiano ofrece y muestra rectitud en un mundo retorcido y luz en un mundo tenebroso.

Este pasaje concluye con dos ilustraciones propias de Pablo:
Anhela el progreso cristiano de los filipenses para, al final del día, poder tener el gozo de saber que no ha corrido ni trabajado en vano. La palabra que usa para trabajar es kopián que describe el esfuerzo del atleta en la competición… Una de las características del estilo literario de Pablo es su amor a las ilustraciones de la vida del atleta. Y no nos sorprende, porque en todas las ciudades griegas había un gimnasio, que era mucho más que un campo de deportes… Allí los filósofos, los sofistas y los maestros y predicadores ambulantes encontraban muchas veces sus audiencias. En cualquier ciudad griega, el gimnasio era no solamente el campo de entrenamiento para los deportistas, sino también el club intelectual de la ciudad. En los juegos llamados olímpicos, los atletas no eran los únicos que iban, sino también los historiadores y los poetas para dar lectura a sus últimas obras, y los escultores de fama inmortal iban a hacer estatuas de los vencedores.
Pablo conocía los rigores de la disciplina a la que tenía que someterse el atleta, y las reglas estrictas que tenía que observar (1 Timoteo 4:7s; 2 Timoteo 2:5)… Así es que su oración era que no le pasara lo que a un atleta que se hubiera estado entrenando sin escatimar esfuerzos y privaciones para no llegar a nada. Para él el mayor premio de la vida era saber que por medio de él otros habían llegado a conocer y amar y servir a Jesucristo.
Pero Pablo presenta otra ilustración en el versículo 17. Tenía el don de hablar de tal manera que todos le podían entender. Una de las formas más corrientes de sacrificios paganos era la libación, que era una copa de vino que se derramaba sobre una ofrenda a los dioses. Por ejemplo: todas las comidas paganas empezaban y acababan con una libación de éstas, como una manera de dar gracias al principio y al final de la comida... Pablo ve aquí la fe y el servicio de los filipenses como un sacrificio que ofrecían a Dios. Sabía que podía ser que su muerte no estuviera muy lejos, porque estaba escribiendo desde la cárcel y esperando ser juzgado. Así es que dice que está dispuesto a ser derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de la fe de los filipenses. En otras palabras, lo que les está diciendo a los filipenses es: “Vuestra fidelidad y lealtad cristiana ya son un sacrificio a Dios; y si a mí me tocara morir por Cristo, estoy dispuesto y contento de que mi vida se derrame como una libación sobre el altar en el que se ofrece vuestro sacrificio”.
Pablo estaba totalmente dispuesto a ofrecer su vida en sacrificio a Dios; y, si sucedía así, para él sería un gozo extraordinario. Y les advierte a sus amigos filipenses que no se pongan en plan de duelo ante tal perspectiva, sino que se sumen a su gozo. Para él, cualquier llamada al sacrificio y al trabajo era una llamada a mostrar su amor a Cristo; y por tanto la recibía sin quejas ni pesares, sino con gozo.

Versículo para aprender:

Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”
Filipenses 2: 13




Lección nº 8:
TIMOTEO Y EPAFRODITO
Filipenses 2: 19-30

Timoteo…
Filipenses 2: 19-24
Como Pablo no puede ir a Filipos en persona, tiene intención de enviarles a Timoteo como su representante. No tenía otro que estuviera tan de acuerdo con él en todo.
Tenemos pocos detalles de Timoteo, pero el informe de su servicio con Pablo es muestra inequívoca de su fidelidad.
Era natural de Derbe o de Listra. Su madre, Eunice, era judía, y su abuela se llamaba Loida. Su padre era griego, y el hecho de que Timoteo no estuviera circuncidado parecería demostrar que fue educado a la manera griega (Hechos 16:1; 2 Timoteo 1:5).
No podemos decir cuándo y cómo se convirtió al Evangelio; Pablo le encontró en su segundo viaje misionero, y vio que le podía usar en el servicio de Jesucristo.
Desde aquel momento, Pablo y Timoteo fueron fieles compañeros… Pablo se refería a Timoteo como su hijo en el Señor (1 Corintios 4:17). Estuvo con Pablo en Filipos (Hechos 16); en Tesalónica y Berea (Hechos 17:1-14); y más tarde, en Corinto y Éfeso (Hechos 18:5; 19: 21 s); y en la cárcel de Roma (Colosenses 1:1; Filipenses 1:1).
Estuvo asociado con Pablo al escribir no menos de cinco de sus cartas: 1 y 2 Tesalonicenses, 2 Corintios, Colosenses y Filipenses; y cuando Pablo escribió a Roma, Timoteo se le unió al mandar saludos (Romanos 16:21).
La gran utilidad de Timoteo era que, siempre que Pablo quería información acerca de alguna iglesia o quería dar consejo o ánimo o reprensión, y no podía ir en persona, le enviaba a él... Así es que Timoteo fue enviado a Tesalónica (1 Tesalonicenses 3:6); a Corinto (1 Corintios 4:17; 16:10 y ss.); y a Filipos.
Por último, también Timoteo estaba preso por la causa de Cristo (Hebreos 13:23).
La gran valía de Timoteo era que siempre estaba dispuesto a ir a cualquier sitio; y en sus manos estaba tan seguro un mensaje como si Pablo mismo lo llevara. Otros podían ser presa de ambición egoísta, pero Timoteo no quería más que servir a Pablo y a Jesucristo.

Epafrodito…
Filipenses 2: 25-30
Hay una historia dramática detrás de este pasaje.
Cuando los cristianos filipenses se enteraron de que Pablo estaba preso, su amante corazón los movió a la acción. Le enviaron un donativo por conducto de Epafrodito.
Lo que ellos mismos no podían hacer por Pablo personalmente a causa de la distancia, delegaron en Epafrodito para que lo hiciera por ellos. No querían que se limitara a ser el portador del regalo, sino también que se quedara en Roma con Pablo para prestarle la ayuda que necesitara.
Está claro que Epafrodito era un valiente; porque el que estuviera dispuesto a ofrecerse a prestar ayuda a uno que estaba pendiente de juicio por un delito grave se exponía al riesgo consiguiente y considerable de verse envuelto en la misma acusación.
Es verdad que Epafrodito se jugó la vida para ayudar a Pablo; pero cayó enfermo en Roma, posiblemente con una de las famosas fiebres romanas que barrían la ciudad de cuando en cuando como un verdadero azote, y estuvo a las puertas de la muerte… Se enteró de que la noticia de su enfermedad había llegado a Filipos, y estaba preocupado porque sabía que sus amigos lo estarían por él; y por Pablo, que, lejos de recibir ayuda, tendría que ser él el que la prestara, y tuviera muchas molestias más, como si no tuviera ya bastantes.
Pero Dios, en su misericordia, evitó la muerte de Epafrodito, y a Pablo le evitó más angustias… Pablo sabía que ya era hora de que Epafrodito volviera a Filipos, y es de suponer que sería el portador de esta carta.
Pero había un problema. La iglesia filipense había enviado a Epafrodito para que se quedara con Pablo; y, si se volvía atrás, no faltarían quienes dijeran que había abandonado al apóstol… Por eso Pablo le da aquí un testimonio estupendo para acallar cualquier crítica a su regreso.
Pablo escoge cada palabra en este testimonio. Epafrodito era su hermano, su colaborador y compañero de milicia... Había estado en la línea de fuego.
Luego Pablo pasa a llamarle vuestro mensajero y servidor en mi necesidad. Es imposible suplir el sabor de estas palabras en una traducción. La palabra que usa Pablo para mensajero es apóstolos, que quiere decir literalmente “uno que es enviado con un recado”; pero el uso cristiano había ennoblecido la palabra, y Pablo la usa aquí para colocar a Epafrodito a su misma altura y a la de los demás apóstoles de Cristo.
La palabra que utiliza para servidor es leiturgós. En el griego secular, esta era una palabra noble; en los antiguos días de las ciudades de Grecia había hombres que, por amor a su ciudad, se hacían cargo de los gastos de ciertos debes cívicos, como los de una embajada, o del montaje de uno de los dramas de sus grandes poetas, o del entrenamiento de los atletas que habían de representar a su ciudad en los juegos, o de aparejar un barco de guerra y pagar a la tripulación. Estos benefactores recibían el nombre de leiturgoi.
Pablo toma la gran palabra cristiana apóstolos y la gran palabra griega leiturgós, y se las aplica a Epafrodito y dice a los filipenses: “Dadle a un hombre de su calibre la bienvenida que se merece…Tenedle en el debido aprecio, porque se jugó la vida por Cristo”.
Pablo le está haciendo fácil a Epafrodito la vuelta a casa... Aquí hay algo muy precioso. Es conmovedor pensar en Pablo, él mismo en el valle de sombra de muerte, en la cárcel y en espera del juicio, dando muestras de tal consideración cristiana. Él mismo estaba esperando la muerte; pero lo que le preocupaba era que Epafrodito volviera bien a Filipos.
Pablo era un verdadero cristiano en su actitud hacia los demás; porque nunca estaba tan inmerso en sus propios problemas como para no pensar en los de sus amigos.
Hay una palabra en este pasaje que tuvo más tarde un uso emblemático…Se nos dice que Epafrodito puso o expuso su vida. La palabra original es el verbo parabóleúesthai que es un término de los juegos de azar, y quiere decir jugarse el todo por el todo… Pablo está diciendo que, por la causa de Jesucristo, Epafrodito se jugó “el todo por el todo”, la vida misma...
En la Iglesia Primitiva había una asociación de hombres que se llamaban los parabolani, “los jugadores”, que se ofrecían a visitar a los presos y a los enfermos, especialmente los que tenían enfermedades infecciosas o contagiosas... Se sabe que en el año 252 d.C. se declaró una peste en Cartago y los paganos arrojaban los cadáveres y huían aterrados… Cipriano, el obispo cristiano, reunió a su congregación y los puso a enterrar a los muertos y a atender a los enfermos en la ciudad apestada; y así salvaron la ciudad de la destrucción y la desolación, arriesgando sus propias vidas…
El cristiano debería tener ese coraje casi temerario que le predispusiera a jugarse la vida para servir a Cristo y a la humanidad.
Epafrodito fue un ejemplo del cristiano que se juega todo por la causa; Pablo, su maestro en la valentía y el arrojo, lo destaca ante los filipenses para que ellos lo reciban como él lo merecía…

Versículo para aprender:

Recibidle pues en el Señor, con todo gozo...”
Filipenses 2: 29




Lección nº 9:
EL GOZO CRISTIANO
Y UNA ADVERTENCIA
Filipenses 3: 1-3

El gozo que nadie puede quitar
Filipenses 3: 1
Pablo establece lo que podríamos llamar la indestructibilidad del gozo cristiano. Debe de haberse dado cuenta de que estaba presentándoles un desafío muy alto a los cristianos de Filipos. Era posible que sufrieran la misma clase de persecución, y aun de muerte, que le amenazaba a él. Pero hay una cierta indestructibilidad en el gozo cristiano; y es así porque el gozo cristiano es en el Señor. Se pueden perder todas las cosas, y aun las personas, pero no a Cristo. Y por tanto, hasta en circunstancias en las que el gozo parecería imposible, y parecería no haber nada más que problemas y dolor, el gozo cristiano permanece, porque todas las amenazas y los terrores y los problemas de la vida no pueden apartar al cristiano del amor de Dios en Jesucristo su Señor (Romanos 8:35-39).
Si el cristiano camina de veras con Cristo, camina con gozo.
También establece Pablo lo que podríamos llamar la necesidad de la repetición. Dice que se propone escribirles cosas que ya les ha escrito antes. Esto es interesante, porque debe querer decir que ya les había escrito otras cartas a los filipenses que no han llegado hasta nosotros... A menos que hubiera grandes períodos de su vida en los que no aplicara la pluma al papiro, tiene que haber escrito muchas más cartas que se han perdido.

Los que enseñan mal
Filipenses 3: 2-3
De pronto, el acento de Pablo cambia a un tono de advertencia. Dondequiera que él enseñaba, los judíos le seguían y trataban de deshacer su enseñanza. Pablo enseñaba que somos salvos únicamente por gracia, que la salvación es un don gratuito de Dios que no podemos ganar nunca, sino solamente aceptar en humildad lo que Dios nos ofrece; y además, que el ofrecimiento de Dios es para todas las personas de todas las naciones, y que nadie está excluido.
Pero aquellos judíos enseñaban que, si uno quería ser salvo, tenía que merecerlo y ganárselo cumpliendo los incontables mandamientos de la ley judía; y además, que la salvación era para los judíos exclusivamente, y que, antes que Dios mostrara el más mínimo interés en él, el hombre tenía que circuncidarse, es decir, hacerse judío.
Aquí Pablo acorrala a aquellos maestros judíos que estaban intentando deshacer su trabajo. Los llama tres cosas, especialmente escogidas para devolverles sus pretensiones.
¡Guardaos de los perros!”, les dice a los hermanos. En el Oriente antiguo los perros eran animales parias que vagaban por las calles y los campos, a veces en jaurías, que rebuscaban su alimento en los montones de basura y ladraban y gruñían a todos los que se encontraban. En la Biblia los perros representan lo más bajo que se pueda imaginar (1 Samuel 24:14; 2 Reyes 8:13; Salmo 22:16,20; Lucas 16:21; Apocalipsis 22:15)… Lo santo no debe darse a los perros (Mateo 7:6). Y el pensamiento griego está de acuerdo; el perro representa todo lo desvergonzadamente sucio… Los judíos les daban ese nombre a los gentiles. Hay un dicho rabínico: “Las naciones gentiles son como perros”... Y Pablo les aplica el mismo nombre a los maestros judíos.
Los llama “obreros malvados, realizadores de malas acciones”... Los judíos estarían muy seguros de ser obradores de justicia. Estaban convencidos de que el cumplir las innumerables reglas y preceptos de la Ley era obrar justicia; pero Pablo estaba seguro de que la única clase de justicia que existe viene de rendirnos incondicionalmente a la gracia de Dios. La consecuencia de la enseñanza de ellos era alejar a las personas cada vez más de Dios en vez de acercárselas. Creían que estaban haciendo el bien, pero de hecho estaban obrando maldad.
Por último, los llama “la secta de los mutiladores”... Hay aquí un juego de palabras en griego que no se puede reproducir en español. Hay dos verbos griegos que son muy semejantes: peritémnein, que quiere decir circuncidar, y katatémnein, que quiere decir mutilar… Pablo les está diciendo con cierta dureza: “Vosotros los judíos creéis que estáis circuncidados, cuando lo que estáis es mutilados”...
¿Qué quería Pablo resaltar? Según la creencia judía, la circuncisión se instituyó en Israel como una señal y símbolo de que era el pueblo con el que Dios había entrado en una relación especial. La historia del principio de ese signo se encuentra en Génesis 17:9-10. Cuando Dios hizo un pacto especial con Abraham, estableció la circuncisión como su señal eterna. Ahora bien: la circuncisión no es más que un signo en la carne, algo que se hace en el cuerpo de un hombre. Pero, si un hombre ha de tener una relación especial con Dios, necesita mucho más que una marca en su cuerpo. Debe tener una cierta clase de mentalidad y de carácter y de corazón ya advertido en los escritos sagrados (Levítico 26:41; Deuteronomio 10:16; 30:6; Jeremías 6:10; Éxodo 6:12).
Por tanto, dice Pablo, son los cristianos los que están circuncidados de veras. Están circuncidados, no con una marca exterior en la carne, sino con la circuncisión interior de la que hablaron los grandes legisladores y maestros y profetas.
¿Cuáles son las señales de esa circuncisión verdadera?
Nosotros adoramos a Dios en el Espíritu, dice Pablo... El culto cristiano no es un mero ritual, ni la observancia de los detalles de la Ley; es algo propio del corazón. El verdadero culto cristiano es amor a Dios y servicio a los hombres.
También dice que sólo estamos orgullosos de Jesucristo… El cristiano no se jacta de nada que haya hecho por sí mismo, sino sólo de lo que Cristo ha hecho por él (Gálatas 6:14).
Y afirma finalmente que nosotros no ponemos nuestra confianza en cosas meramente humanas. Los judíos ponían su confianza en el emblema físico de la circuncisión y en el cumplimiento de los deberes externos de la Ley. El cristiano pone su confianza solamente en la misericordia de Dios y en el amor de Jesucristo.
El judío, en esencia, confiaba en sí mismo; el cristiano, en esencia, confía en Dios.
La verdadera circuncisión no es una marca en la carne; es ese culto verdadero, esa gloria real, y esa confianza auténtica en la gracia de Dios en Jesucristo.

En este pasaje, el pensamiento de Pablo fluye prescindiendo de las reglas de la gramática; empieza oraciones y no las acaba; empieza con una construcción, y a mitad de camino se desliza a otra. Esto es Pablo está derramando el corazón, y las exigencias de la gramática tienen que ceder el paso a la maravilla de la gracia.

Versículo para aprender:

Por lo demás hermanos, gozaos en el Señor”
Filipenses 3: 1




Lección nº 10:
CONOCER A CRISTO
Filipenses 3: 4-11

La experiencia de Pablo
Filipenses 3: 4-7
Pablo acaba de atacar a los maestros judíos, y de insistir en que somos los cristianos, y no los judíos, los que tenemos la verdadera circuncisión… Sus oponentes podrían haber intentado objetarle: “tú no sabes lo que es ser judío”... Así es que Pablo presenta sus credenciales, no para presumir, sino para mostrar que había disfrutado de todos los privilegios de un judío, y había alcanzado todas las prerrogativas a que cualquier judío pudiera aspirar; pero había renunciado a todo ello a sabiendas por causa de Jesucristo. Había sido circuncidado a los ocho días de nacer (Génesis 17:12; Levítico 12:3).
Era de la raza de Israel. Cuando los judíos querían hacer hincapié en su relación especial con Dios en su sentido más único usaban la palabra israelita. Israel fue el nombre que Dios le dio a Jacob después de su lucha con Él (Génesis 32:28). Era de Israel de quien de una manera especial recibían su herencia…Al llamarse israelita, Pablo subrayaba la pureza absoluta de su ascendencia.
Era de la tribu de Benjamín. Es decir, no sólo era israelita, sino que pertenecía a la elite de Israel. La tribu de Benjamín ocupaba un lugar especial en la aristocracia de Israel. Fue de la tribu de Benjamín de la que procedió el primer rey de Israel (1 Samuel 9:1 y ss.); y cuando el reino se dividió bajo Roboam, diez de las tribus se separaron con Jeroboam, y Benjamín fue la única tribu que permaneció fiel con Judá (1 Reyes 12:21).
Era un hebreo nacido de padres hebreos. Los judíos habían sido dispersados por todo el mundo y ocurría a menudo que olvidaban su lenguaje ancestral… Hablaban griego por necesidad porque vivían y se movían en ambientes griegos. Pero un hebreo era un judío que era no sólo de pura ascendencia racial sino que había conservado, a menudo laboriosamente, la lengua hebrea. Un judío de esos hablaría la lengua de su país de residencia, pero también el hebreo, que era su lenguaje ancestral. Pablo no era sólo un judío de pura raza, sino que además hablaba hebreo.
Por lo que se refería a la Ley, se había educado para ser fariseo. Esa era una cualidad a la que Pablo se refiere más de una vez (Hechos 22:3; 23:6; 26:5). Su nombre quería decir “los separados”; se habían apartado de la vida corriente y de todas las tareas ordinarias para hacer que su único objetivo fuera guardar la Ley en todos sus más mínimos detalles. Pablo declara que era, no solamente un judío que había conservado la religión ancestral, sino que había dedicado toda su vida a su más rigurosa observancia.
En cuanto a su celo religioso en el judaísmo había sido un perseguidor de la Iglesia. Para un judío, el celo era la cualidad más elevada de la vida religiosa (Números 25:11-13; Salmo 69:9)... Pablo había sido un judío tan celoso que había hecho todo lo posible por destruir a los que creía los enemigos del judaísmo.
En cuanto a la justicia que la Ley podía producir, era irreprochable… Dice que no había ninguna demanda de la Ley que él no hubiera tratado de cumplir…
Todas estas cosas Pablo podría haber pretendido poner en su haber; pero cuando se encontró con Cristo, las pasó a considerar como nada más que malas deudas... Las cosas que había creído que eran sus glorias eran de hecho inútiles.
De este modo demuestra Pablo a esos judíos que tenía derecho a hablar. No está condenando el judaísmo desde fuera. Lo había experimentado al nivel más alto; sabía que no era nada comparado con el gozo que Cristo le había dado.
Sabía que el único camino a la paz era abandonar el camino de los logros humanos y aceptar el camino de la gracia.

La inutilidad de la Ley
Filipenses 3: 8-9
Pablo acaba de decir que había llegado a la conclusión de que todos sus privilegios y logros judíos no eran nada más que una pérdida total. Pero, se podría argüir, que eso era una decisión precipitada, que tal vez más tarde lamentaría; pero en este pasaje la reafirma…
La palabra clave es justicia. Dikaiosyné es siempre difícil de traducir en las cartas de Pablo. El problema no está en saber lo que quería decir, sino en encontrar una palabra que abarque todo lo que incluye.
Para Pablo el gran problema básico de la vida es llegar a estar en la debida relación con Dios, en paz y en amistad con Él. La forma de llegar a esa relación es por medio de la justicia, por medio de la clase de vida y de espíritu y de actitud hacia Él que Dios desea.
Pablo había descubierto que la debida relación con Dios no se basa en la Ley (todo sus intentos previos eran como basura…), sino en la fe en Jesucristo. No la alcanza ninguna persona, sino que es un regalo de Dios; no se gana por obras, sino se acepta en confianza.
Así es que Pablo piensa que el método judío es erróneo e inútil; que no se puede llegar a entrar en la debida relación con Dios por el propio esfuerzo en guardar la Ley… Que se llega a ella solamente tomándole la palabra a Jesucristo, y aceptando lo que Dios mismo os ofrece.
La idea básica de este pasaje es la inutilidad de la Ley y la suficiencia del conocimiento de Cristo y de aceptar el conocimiento de la gracia de Dios. El mismo lenguaje que usa Pablo para describir la Ley muestra el desagrado total hacia la Ley que sus propios esfuerzos frustrados para vivir de acuerdo con ella le habían reportado…
Y el gozo que brilla en todo este pasaje muestra lo maravilloso que fue en su vida encontrar la gracia de Dios en Jesucristo…

Conocer a Cristo
Filipenses 3: 10-11
Para entender a Pablo es importante que nos fijemos en el verbo que usa para conocer. Es parte del verbo guinóskein, que casi siempre se refiere a un conocimiento personal. No es meramente un conocimiento intelectual, el conocimiento de ciertos hechos o principios. Es tener una experiencia personal de otra persona. Podemos ver la profundidad de esta palabra por su uso en el Antiguo Testamento. En él se usa conocer para expresar la relación más íntima entre marido y mujer. “Adán conoció a Eva su mujer; y ella concibió y dio a luz a Caín” (Génesis 4:1). Pablo no considera su meta saber cosas acerca de Cristo, sino conocerle personalmente…
a) Quiere decir conocer el poder su resurrección: para Pablo, la resurrección no era simplemente un acontecimiento pasado de la Historia, por muy maravilloso que fuera; era un poder real y movilizador que actuaba en la vida de cada cristiano.
Para Pablo la resurrección de Jesús es la garantía de la importancia de esta vida y de este cuerpo en los que vivimos. Fue en el cuerpo como Cristo resucitó (1 Corintios 6:13ss)… También es la garantía de la vida por venir (Romanos 8:11; 1 Corintios 15:14 y ss.); y es la garantía de que en la vida y en la muerte y más allá de la muerte la presencia del Señor Resucitado está siempre con nosotros; es la prueba de que su promesa de estar con nosotros siempre hasta el fin del mundo es verdadera.
b) Quiere decir conocer la participación en sus sufrimientos. Una y otra vez Pablo vuelve a la idea de que, cuando el cristiano tiene que sufrir, está participando de alguna manera en el sufrimiento del mismo Cristo, y hasta completándolo (2 Corintios 1:5; 4:10 y ss.; Gálatas 6:17; Colosenses 1:24). El sufrir por la fe no es un castigo, sino un privilegio, porque así participamos de la obra del mismo Cristo.
c) Quiere decir estar tan unidos a Cristo que día a día vamos participando más y más de su muerte, para finalmente participar de su Resurrección. El conocer a Cristo quiere decir compartir con Él su camino; compartir la Cruz que Él llevó; compartir su muerte, y finalmente participar de la vida que El vive para siempre.
Conocer a Cristo no es ser experto en ningún conocimiento teórico o teológico; es conocerle con tal intimidad que al final estamos tan unidos con Él que podamos sentir que sus vivencias son nuestras vivencias y su triunfo nuestro triunfo…

Versículo para aprender:

Por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”
Filipenses 3: 8b




Lección nº 11:
HACIA LA META
Filipenses 3: 12-21

Prosigo a la meta
Filipenses 3: 12-16
Es vital para la comprensión de este pasaje la interpretación correcta de la palabra griega téleios, que se traduce por perfecto (versículos 12 y 15). Téleios tiene en griego una variedad de significados interrelacionados. Con mucho los más de ellos no significan lo que podríamos llamar una perfección abstracta, sino una especie de perfección funcional, de acuerdo con algún propósito dado. Quiere decir completamente desarrollado para distinguirlo de subdesarrollado; por ejemplo, se usa de un hombre plenamente desarrollado en contraposición a un joven en desarrollo. Se usa con el sentido de maduro de mente, y por tanto quiere decir uno que está cualificado en una materia como opuesto a un mero aprendiz. Cuando se usa de ofrendas, quiere decir sin tacha y aptas para ser ofrecidas a Dios. Cuando se refiere a los cristianos, a menudo quiere decir personas bautizadas que son miembros de la iglesia en plenitud de derechos y obligaciones, como opuesto a los que están todavía recibiendo instrucción… Así es que, cuando Pablo usa la palabra en el versículo 12 está diciendo que él no es, de ninguna manera, un cristiano completo, sino que sigue avanzando.
Pablo dice que “está tratando de agarrar aquello para lo que Cristo le agarró a él”... Este es un pensamiento maravilloso. Pablo sentía que, cuando Cristo le detuvo en el camino de Damasco, tenía una visión y un propósito para él; y Pablo sentía que para toda su vida estaba obligado a proseguir adelante… Su pensamiento gira alrededor de la idea de que toda persona que es agarrada por Cristo con algún propósito debe proseguir durante toda su vida hasta alcanzar aquel propósito para el que Cristo la agarró a ella. Con ese fin, Pablo hace dos cosas: olvida las cosas que va dejando atrás y avanza en procura de las que tienen por delante de su presente…
Es decir que de nada vale lo hecho sino que importa lo que se debe hacer… La palabra que usa para estirarse (epekteinómenos) refiere a un corredor que se “estira” al llegar a la cinta que marca la meta y describe a quien va con todo y por todo hacia el final.
En el versículo 15 usa de nuevo téleios, y dice que esta debe ser la actitud de los que hayan llegado a ser maduros en la fe y que conozcan las demandas de Cristo: la disciplina, el esfuerzo y la agonía de la vida cristiana... De ese nivel no se puede caer.
Pablo dice que puede que el cristiano piense de otra manera; pero, si es sincero, Dios le aclarará que no debe nunca relajarse, sino que debe continuar esforzándose hasta llegar a la meta que siempre tendrá por delante mientras esté en este mundo… Pablo veía que el cristiano es el atleta de Cristo.

Ciudadanos del Cielo
Filipenses 3: 17-21
Pocos predicadores se atreverían a hacer el llamamiento con el que Pablo empieza esta sección… Pablo podía pedir no sólo que lo escucharan sino también que le tomaran como ejemplo… Pablo podía invitar a sus amigos, no simplemente a escucharle, sino también a imitarle.
Había en la iglesia de Filipos hombres cuya conducta era un escándalo manifiesto, y que, en sus vidas, daban señales de ser enemigos de la Cruz de Cristo. Quiénes eran, no estamos seguros; pero está claro que llevaban vidas glotonas e inmorales, y usaban su llamado cristianismo para justificarse.
Puede que fueran gnósticos, que eran herejes que trataban de intelectualizar el Cristianismo convirtiéndolo en una especie de filosofía. Empezaban por el principio de que, desde el principio del tiempo, había habido siempre dos realidades: el espíritu y la materia. El espíritu, decían, es totalmente bueno, y la materia es totalmente mala. Fue porque el mundo fue creado a partir de esa materia defectuosa por lo que el pecado y el mal están en él. Así que, si la materia es esencialmente mala, el cuerpo también lo es, y seguirá siendo malo hagas lo que hagas con él. Por tanto, haz lo que te dé la gana; puesto que es malo de todas maneras… Así es que estos gnósticos enseñaban que la glotonería, el adulterio y las borracheras no tenían ninguna importancia, porque no afectaban nada más que al cuerpo…
Había otro grupo de gnósticos que mantenían una posición diferente. Argüían que una persona no podía llegar a ser completa hasta que hubiera experimentado todo lo que la vida puede ofrecer, tanto bueno como malo. Por tanto, decían, una persona tenía el deber de sumergirse en las profundidades del pecado lo mismo que escalar las alturas de la virtud.
Dentro de la Iglesia había dos clases de personas a las que se podían aplicar estas acusaciones. Estaban los que tergiversaban el principio de la libertad cristiana, que decían que en el Cristianismo ya no existía ninguna ley, y que el cristiano tenía libertad para hacer lo que quisiera… Convertían la libertad cristiana en libertinaje y presumían de dar rienda suelta a sus pasiones… Estaban los que tergiversaban la doctrina cristiana de la gracia. Decían que, puesto que la gracia era suficientemente amplia para cubrir cualquier pecado, uno podía pecar todo lo que quisiera sin preocuparse; todo daba lo mismo ante un Dios que lo perdonaba todo.
Quienesquiera que fueran, Pablo les recuerda una gran verdad: “Nuestra ciudadanía está en el Cielo”, les dice… Esa era una figura que los filipenses podían entender. Filipos era una colonia romana. Por todas partes, en puntos militarmente estratégicos, los romanos establecían sus colonias. En tales lugares, los ciudadanos eran mayormente soldados que se habían licenciado después de cumplir los veintiún años de servicio, a los que Roma recompensaba con la ciudadanía plena. La característica principal de estas colonias era que, dondequiera que estuvieran, eran auténticas réplicas de Roma. Se vestía en ellas a lo romano; gobernaban magistrados romanos; se hablaba latín; se administraba justicia romana; se observaba la moral romana. Es como si Pablo les dijera a los filipenses: “Lo mismo que los de las colonias romanas no se olvidan nunca de que pertenecen a Roma, vosotros no debéis olvidar nunca que sois ciudadanos del Cielo, y vuestra conducta debe corresponder a vuestra ciudadanía”.
Para terminar, Pablo habla de la esperanza cristiana. El cristiano espera anhelante la venida de Cristo, cuando todo cambiará. En el estado en que nos encontramos ahora, nuestros cuerpos están sujetos a cambios y desgaste, a enfermedad y muerte, cuerpos de un estado de humillación comparado con el estado glorioso del Cristo Resucitado; pero llegará el día cuando dejaremos a un lado este cuerpo mortal que ahora poseemos, y seremos semejantes a Jesucristo mismo.
La esperanza del cristiano es que llegará un día en que su humanidad se transformará en nada menos que la divinidad de Cristo, y en el que la necesaria bajeza de la mortalidad se cambiará en el esplendor esencial de la vida inmortal.

Versículo para aprender:

Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”
Filipenses 3: 14




Lección nº 12:
LAS GRANDES COSAS EN EL SEÑOR
Filipenses 4: 1-7
Gozo y corona
Filipenses 4:1
Todo este pasaje rezuma el calor del afecto de Pablo a sus amigos filipenses. Los ama y anhela. Son su gozo y su corona.
Hay figuras gráficas tras la palabra que usa Pablo para decir que los filipenses son su corona… Hay dos palabras griegas para corona, y tienen trasfondos diferentes. Una es diádema, que quiere decir la corona de un rey. Y la otra es stéfanos, que es la que aparece aquí, y que era la corona que recibía el atleta vencedor en los juegos deportivos griegos. Se hacía de hojas de olivo silvestre, entretejidas con perejil verde y hojas de laurel. El ganar esa corona era la cima de las aspiraciones del atleta; y también refiere a la corona con la que se adornaban los invitados a un banquete, en alguna gran ocasión festiva. Es como si Pablo dijera que sus amigos filipenses eran la corona de todos sus esfuerzos; es como si dijera que en el banquete final de Dios serían su corona festiva. No hay gozo en el mundo comparable al de traer otra alma a Jesucristo.
Pablo insta a que los filipenses se mantengan firmes en el Señor. Solo con Jesucristo puede una persona resistir las seducciones de la tentación y la debilidad de la cobardía. La palabra que usa Pablo para mantenerse firmes es stékete, y es la que se usaría de un soldado que tuviera que resistir el fragor de la batalla cuando el enemigo se lanzase sobre él.
Nuestra única seguridad frente a la tentación está en el Señor, en sentir su presencia a nuestro alrededor y en nosotros. La iglesia y el cristiano sólo pueden mantenerse firmes cuando están en Cristo.
Buscando la paz
Filipenses 4:2-3
Este es un pasaje de cuyo trasfondo nos gustaría saber mucho más. Está claro que hay un drama por detrás, dolor de corazón y grandes acciones, pero no podemos más que imaginarnos los personajes... Pese a algunas traducciones antiguas de los nombres, está claro que eran dos mujeres las que estaban peleadas… Es muy interesante ver mujeres que representaban papeles importantes en la organización de una de las iglesias originales, porque en la cultura griega las mujeres estaban más bien “detrás de la escena”. El ideal de los griegos era que las mujeres respetables se dejaran ver y oír lo menos posible… Pero Filipos estaba en Macedonia, donde las cosas eran muy diferentes. En ella las mujeres tenían una libertad y un protagonismo que no tenían en el resto de Grecia. Podemos ver esto hasta en el relato que nos da Hechos del trabajo de Pablo en Macedonia. Su primer contacto en Filipos fue en la reunión de oración que se celebraba en el río, y habló con las mujeres presentes (Hechos 16:13). Lidia sería una figura importante en Filipos (Hechos 16:14). En Tesalónica fueron ganadas para Cristo muchas de las mujeres importantes, y lo mismo sucedió en Berea (Hechos 17:4,12).
Pablo exhorta a Evodia y a Síntique que estén de acuerdo en el Señor. No puede existir unidad si no es en Cristo. En los asuntos corrientes de la vida diaria sucede a menudo que personas de lo más diferentes se mantienen en una cierta relación porque reconocen a un gran dirigente. Se lealtad mutua depende totalmente de su lealtad hacia él. Sin el dirigente todo el grupo se desintegraría; las personas no se pueden amar unas a otras a menos que amen a Cristo. La fraternidad humana es imposible aparte del señorío de Cristo.
Hay aquí otra duda... En este pasaje se dirige Pablo a uno al que llama leal compañero con una palabra que quiere decir literalmente compañero de yugo, aunque es posible que ese fuera su nombre, como sugieren muchos comentarios… Se han hecho toda clase de sugerencias acerca de quién es esta persona; se ha supuesto que podría ser el marido de alguna de estas mujeres, o Timoteo, o Silas, o aun el mismo Epafrodito, y que así le respalda Pablo encargándole, no sólo de llevar la carta, sino también de poner paz en la iglesia de Filipos.
De Clemente no sabemos nada más. Hubo más tarde un famoso Clemente que llegó a ser obispo de Roma y que puede que conociera a Pablo; pero era un nombre bastante corriente…
Es significativo que ante una pelea en Filipos, Pablo movilizara todos los recursos de la iglesia para remediarla. Creía que no había esfuerzo demasiado grande para mantener la paz en la iglesia… No se puede estar en paz con Dios y en guerra con los hermanos al mismo tiempo.

Regocijo y gentileza
Filipenses 4:4-5
Pablo propone a sus amigos filipenses dos grandes cualidades de la vida cristiana:
La primera es la cualidad del gozo... Pablo en la cárcel, con la perspectiva de una muerte casi cierta; los filipenses estaban iniciando la carrera cristiana, y les esperaban inevitablemente días tenebrosos, peligros y persecuciones. Pablo exhorta a los filipenses a que se regocijen en el Señor. Lo único que todos los seres humanos necesitan aprender acerca del gozo es que no tiene nada que ver con las cosas materiales ni con las circunstancias externas. El secreto está en que la felicidad no depende de cosas ni de lugares, sino siempre de personas. Si estamos con la persona ideal, ninguna otra cosa importa; y si no estamos con esa persona, nada puede compensar por su ausencia. El cristiano está en el Señor, el más maravilloso de los amigos; nada puede separar al cristiano de su presencia, así es que nada puede arrebatarle el gozo.
Pablo prosigue: “Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres”… La palabra epieikés, traducida por gentileza es una de las palabras griegas que más traducciones ha tenido: mesura, amabilidad, comprensión, simpatía, magnanimidad, autodominio, buenos modales, buena educación, cortesía, gracia.
El cristiano, como lo veía Pablo, sabe que hay algo por encima de la justicia, que la completa y le acerca a la actitud de Dios… Cuando trajeron a Jesús a la mujer que había sido sorprendida en adulterio, Jesús podía haber aplicado la letra de la Ley según la cual debía ser lapidada; pero Él fue más allá de la justicia. Pablo establece que el cristiano en sus relaciones personales con sus semejantes debe mostrar que sabe cuándo insistir en la justicia y cuándo recordar que hay algo mejor más allá de la justicia.
¿Por qué hemos de ser así? ¿Por qué hemos de tener en nuestra vida ese gozo y esa amable gentileza? Porque, dice Pablo, el Señor está cerca. Si esperamos la venida triunfal de Cristo, no podemos perder nunca la esperanza ni el gozo. Si recordamos que la vida es corta, no insistiremos en aplicar la estricta justicia que tantas veces divide a las personas, sino querremos tratarlas con amor, como esperamos que Dios nos trate.

La oración que trae la Paz
Filipenses 4:6-7
Para los filipenses, la vida no podía por menos de ser preocupante. En la Iglesia primitiva, a las preocupaciones normales de la condición humana se añadía la preocupación de ser cristiano, lo que suponía llevar, como se dice, “la vida en la mano”… La solución de Pablo era la oración.
Pablo insiste en que podemos llevar absolutamente todo a Dios en oración… Se ha dicho: “No hay nada demasiado grande para el poder de Dios; ni nada demasiado pequeño para su cuidado paternal”...
Podemos presentarle nuestras oraciones, nuestras súplicas y nuestras peticiones a Dios, orando por nosotros mismos. Podemos pedirle perdón por el pasado, podemos pedirle las cosas que necesitamos en el presente, y la ayuda y dirección para el futuro. Podemos llevar nuestro pasado y presente y futuro a la presencia de Dios.
También podemos orar por otros; encomendar al cuidado de Dios a los que tenemos cerca y lejos que están en el ámbito de nuestra memoria y de nuestro corazón.
Pablo establece que la gratitud (acción de gracias) debe ser el acompañamiento de la oración en todo momento... Pablo insiste en que debemos dar gracias en todo, en el dolor y en la alegría igualmente. Esto implica dos cosas: gratitud, y perfecta sumisión a la voluntad de Dios. Sólo cuando estamos totalmente convencidos de que Dios hace todas las cosas bien y para bien podemos realmente sentir hacia Él la perfecta gratitud que demanda la oración del creyente.
Cuando oramos, debemos siempre recordar el amor de Dios, que siempre desea sólo lo mejor para nosotros, la sabiduría de Dios, que es el único que sabe lo que es mejor para nosotros y el poder de Dios, que es el único que puede hacer que suceda lo que es mejor para nosotros.
La oración debe ser siempre una búsqueda de la Voluntad de Dios… No es lo que yo quiero que Él haga, sino lo que Él quiere que yo haga… Así quien ora con confianza perfecta en el amor, la sabiduría y el poder de Dios encontrará la paz de Dios.
Para Pablo el resultado de la oración de los creyentes, es que la paz de Dios será el centinela que guarde sus corazones. La palabra que usa Pablo, frurein es el término militar para montar la guardia…
Esa paz de Dios, manifiesta Pablo, “sobrepasa todo entendimiento”... Con esta afirmación quiere decir que la paz de Dios es tan preciosa que la mente humana, con toda su habilidad y conocimiento, nunca la puede producir por sí misma; es exclusivamente un don de Dios.
El camino a la paz consiste en confiarnos a nosotros mismos y todo lo que nos es querido en las amorosas manos de Dios.

Versículo para aprender:

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!”
Filipenses 4: 4




Lección nº 13:
LAS COSAS EN LAS CUALES PENSAR…
Filipenses 4: 8-9

En esto pensad…”
Filipenses 4:8-9
La mente humana se tiene que concentrar en algo, y Pablo quería estar seguro de que los filipenses se concentraran en cosas que valían la pena. Es por tanto de la mayor importancia el que concentremos nuestro pensamiento en cosas buenas, y Pablo hace una lista de algunas de ellas.
Hay cosas que son auténticas. Muchas de las cosas de este mundo son engañosas e ilusorias, prometen lo que no pueden cumplir, ofrecen una paz imaginaria y una felicidad inalcanzable. Uno debe siempre fijar su pensamiento en cosas que no le fallen.
Hay cosas que son honestas. El original, semnós es difícil de traducir porque es la palabra que se usa propiamente de los dioses y de sus templos… Cuando se usa de una persona, la describe como alguien que se mueve por el mundo como si estuviera en el templo de Dios. Pero la palabra realmente describe lo que está revestido de la dignidad de la santidad… Es en las cosas que son serias y dignas en las que el cristiano debe concentrar la mente.
Hay cosas que son justas. En griego, la palabra dekcaios define al que da a Dios y a los hombres lo que les es debido. Hay quienes no piensan más que en el placer, la comodidad y la buena vida. El cristiano concentra su pensamiento en sus deberes para con Dios y para con sus semejantes.
Hay cosas que son puras. La palabra original es hagnós, otra palabra de muchos matices. Define lo que está moralmente incontaminado. Muchas personas tienen la mente en tal estado que ensucian todo lo que piensan. Si la mente del cristiano se concentra en lo que es puro, sus pensamientos seran tan limpios que pueden resistir el escrutinio de Dios.
Hay cosas que son, como dicen muchas versiones de la Biblia, amables. Es la traducción más exacta de la palabra original prosfilés si le damos su sentido original de “digno de ser amado”… Hay algunos que tienen la mente tan programada para la crítica y la bronca y la burla que no provocan más que resentimiento en los demás. La mente de la persona cristiana se concentra en cosas amables: la simpatía, la tolerancia, la comprensión… De tal manera que resulta amable para los demás.
Hay cosas que son de buen nombre. No es fácil llegar al sentido de esta palabra, euféma, que quiere decir literalmente bien habladas… Tal vez no fuera excesivo decir que describe lo que es apto para que Dios lo oiga. En los labios y en las mentes de los cristianos debe haber solamente palabras gratas al Señor…
Pablo prosigue y dicte: “Si hay virtud alguna”… La palabra original areté, excelencia, virtud... Era una de las grandes palabras clásicas, que se refería a aquello que alcanzaba el nivel más alto… El mundo tiene sus impurezas y sus degradaciones, pero es indudable que tiene también sus noblezas e ideales, y es en las cosas más elevadas en las que debe pensar el cristiano.
Por último, Pablo dice: “Si algo digno de alabanza”… La palabra es épainos y refiere a lo que es aprobado… Aunque muchas veces el cristiano no estará de acuerdo en que muchas de las cosas que alaba el mundo sean dignas de alabanza, habrá casos en que sí… Y es bueno que el creyente piense en ellas, y sobre todo si agradan a Dios.

El Dios de Paz”
En este pasaje, Pablo habla de las cosas que los filipenses han aprendido. Estas eran las cosas que él mismo les había enseñado. Esto representa la interpretación personal del Evangelio que Pablo les aportó. Una parte de la enseñanza era el cuerpo de doctrina que mantenía toda la Iglesia; y otra era la explicación de esa doctrina por medio de la interpretación e instrucción del maestro.
Si hemos de enseñar o de predicar debemos conocer el cuerpo de doctrina aceptada por la Iglesia; y luego lo tenemos que pasar por nuestra mente y entregárselo a otros, tanto en su sencillez original como en el sentido que nuestra propia experiencia y pensamiento le hayan dado.
Pablo pasa más adelante. Les dice a los filipenses que imiten lo que han oído y visto en él. El ejemplo personal es una parte esencial de la enseñanza. El maestro debe demostrar en acción la verdad que expresa en palabras.
Por último, Pablo les dice a sus amigos filipenses que, si hacen eso con fidelidad, el Dios de la paz estará con ellos. Es de gran interés estudiar los títulos que el apóstol Pablo le da a Dios:

a) Es el Dios de la paz. Este es, de hecho, su título favorito de Dios (Romanos 16:20; 1 Corintios 14:33; 1 Tesalonicenses 5:23). El Dios de la paz puede hacer que nuestra vida sea conforme a su propósito, permitiéndonos entrar en las debidas relaciones consigo mismo y con nuestros semejantes.

b) Es el Dios de la esperanza (Romanos 15:13). La fe en Dios es lo único que puede guardar a una persona de la desesperación total. La esperanza del cristiano es indestructible, porque está fundada en el Dios eterno.

c) Es el Dios de la paciencia y de la consolación (Romanos 15:5; 2 Corintios 1:3). Paciencia es en griego hypomoné, que refiere al que se levanta, enfrenta y conquista las situaciones adversas. Dios es en quien aprendemos a usar el gozo y el dolor, el éxito y el fracaso, el logro y la desilusión igualmente para ennoblecer y enriquecer la vida, para hacernos más útiles a los demás y para acercarnos a Él. La consolación es la palabra griega paraklésis, que es mucho más que un gesto de simpatía; es el aliento. Es la ayuda que no se limita a echar el brazo por el hombro, sino que anima a enfrentarse con el mundo; no consiste en secar las lágrimas, sino en capacitar al afligido o débil a enfrentarse con el mundo con mirada firme.

d) Es el Dios del amor y de la paz (2 Corintios 13: 11). Detrás de todas las cosas está ese amor de Dios que no nos abandona nunca, que soporta todos nuestros pecados, que no nos arroja como inservibles, que nos fortalece para la batalla de la vida.

Si el creyente aprende la disciplina de pensar en las cosas que agradan a Dios su mente y su corazón podrán vivenciar en plenitud la certeza de un Dios que le da la Paz, la Esperanza, la Paciencia, la Consolación a través de su Espíritu, y que sobre todas las cosas, le ama…

Versículo para aprender:

Si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”
Filipenses 4: 8b




Lección nº 14:
TODO LO PUEDO EN CRISTO
Filipenses 4: 10-23

“…Que me fortalece”
Filipenses 4: 10-13
Al ir llegando al final de su carta, Pablo expresa muy cordialmente su agradecimiento por lo que le han mandado los hermanos filipenses. Sabía que le habían tenido siempre presente en su mente y oraciones, pero las circunstancias hasta el momento no les habían deparado oportunidad para demostrárselo.
No era que no estuviera conforme con sus circunstancias, porque había aprendido a ser independiente. Pablo emplea una de las grandes palabras de la ética pagana autárkés, que quiere decir totalmente autosuficiente, que era una de las metas de algunas filosofías de los estoicos, que proponían eliminar todos los deseos (“Si queréis hacer feliz a un hombre, no aumentéis sus posesiones, sino reducid sus deseos”) y toda emoción hasta que uno llegaba a la situación en la que dejaba de importarle lo que le sucediera a él o a ningún otro… La meta de los estoicos era abolir todo sentimiento del corazón humano.
Esto se tenía que hacer mediante un acto deliberado de la mente que veía en todo la voluntad de Dios porque ellos creían que no había absolutamente nada que pudiera suceder que no fuera la voluntad de Dios.
Vemos en seguida la diferencia entre los estoicos y Pablo. Los estoicos decían: “Aprenderé a ser autosuficiente mediante un acto de mi propia voluntad”… Y Pablo decía: “Todo lo puedo en Cristo que me hace fuerte”… Para los estoicos, la autosuficiencia era un logro humano; para Pablo era un don divino.
Pablo podía sobrellevar cualquier cosa, porque en toda situación tenía a Cristo; la persona que camina con Cristo puede sobrellevarlo todo.

El valor de dar
Filipenses 4: 14-20
La generosidad de la iglesia filipense con Pablo había empezado hacía un tiempo considerable. En Hechos 16 y 17, leemos que Pablo predicó el Evangelio en Filipos, y de ahí pasó a Tesalónica y Berea. Ya entonces la iglesia filipense dio prueba de su amor a Pablo. Él estaba en una relación única con los filipenses, porque de ninguna otra iglesia había aceptado donativos o ayuda. Eso había sido lo que había molestado a los corintios (2 Corintios 11:7-12).
Pablo dice algo interesante: “…Estoy contento de que me hayáis mandado este donativo por el bien que os reporta a vosotros mismos, porque vuestra amabilidad os concede un crédito considerable a la vista de Dios”... La generosidad de sus amigos le hacía feliz, no por el propio interés de Pablo, sino por el de sus amigos filipenses. Y entonces usa palabras que definen el donativo de los filipenses como un sacrificio ofrecido a Dios: “Olor de dulce aroma”, lo llama. Esa era una frase corriente en el Antiguo Testamento hablando de un sacrificio agradable a Dios. Es como si el olor del sacrificio fuera agradable al olfato de Dios (Génesis 8:21; Levítico 1:9, 13, 17).
La alegría de Pablo al recibir el regalo no se la produjo ningún interés egoísta, sino altruista: por el beneficio que reportaba a los donantes, porque en sí mismo y en el amor que generaba era agradable a Dios.
En la última frase, Pablo establece que el hacer un regalo nunca deja más pobre al que lo hace. La riqueza de Dios está abierta a los que le aman y aman a sus semejantes.
El que da se hace más rico, porque el dar abre su corazón a los dones de Dios… Pero de ninguna manera debe motivarnos este interés. Si yo doy esperando que Dios me dé a mí, anulo la loable intención que, por ejemplo, motivaba a los filipenses.
Por otra parte dar, no de lo que nos sobra, sino de los que es realmente importante, de alguna manera deja en nosotros cierto “vacío”… Y lo más maravilloso es que ese “vacío” motiva al Señor para volver a llenarlo con sus regalos.

Saludos finales
Filipenses 4: 21-23
La carta llega a su final con saludos. En esta última sección hay una frase muy interesante…
Pablo manda recuerdos especialmente de los hermanos cristianos que son de la casa de César. Es importante que entendamos correctamente esta frase. No quiere decir que fueran de la familia de César en el sentido corriente. La casa de César era el nombre que se daba a lo que nosotros llamaríamos el servicio civil del Imperio, que tenía miembros por todo el mundo.
Los funcionarios de palacio, los secretarios, los que estaban a cargo de los fondos imperiales, los responsables de la administración cotidiana de los asuntos del Imperio, todos estos eran la casa de César. Es del máximo interés que nos demos cuenta de que el cristianismo ya había penetrado hasta en el mismo centro del gobierno romano y sus esferas más elevadas. Esta es la frase que nos lo revela más claramente en todo el Nuevo Testamento.
Habrían de pasar otros trescientos años antes de que el Cristianismo llegara a ser reconocido en todo el Imperio, pero ya se vislumbraban las primeras señales del triunfo definitivo de Cristo.
El Carpintero que fue crucificado ya había empezado a reinar en las vidas de los que gobernaban el mayor imperio del mundo.
Y así termina la carta: “¡Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu!”
Los filipenses le habían enviado su donativo a Pablo. Él no tenía más que un regalo que hacerles: su bendición. Pero, ¿qué mayor don se le puede dar a nadie que recordarle en nuestras oraciones?

Versículo para aprender:

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”
Filipenses 4: 13









COMENTARIO DE LA CARTA LOS COLOSENSES


Lección nº 1:
INTRODUCCIÓN:
LA IGLESIA EN COLOSAS

Una región rica
A unos ciento cincuenta kilómetros de Éfeso, en el valle del río Lico, cerca de donde se une con el Meandro, hubo una vez tres ciudades importantes: Laodicea, Hierápolis y Colosas. En el tiempo que nos ocupa eran parte de la provincia romana de Asia. Casi se podían ver cada una desde las otras. Hierápolis y Laodicea estaban en orillas opuestas del río Lico que corría entre ambas, separadas solo unos diez kilómetros, a la vista la una de la otra; Colosas estaba situada a ambos lados, como una silla de montar, quince kilómetros río arriba.
El valle del Lico tenía dos características notables: Era famoso por sus terremotos; Laodicea había sido destruida por terremotos más de una vez; pero era una ciudad tan rica e independiente que había surgido de sus ruinas sin aceptar la ayuda que le había ofrecido el gobierno romano.
Esta era un área rica y famosa por dos características estrechamente entrelazadas. El terreno volcánico es siempre fértil; y donde no estaba cubierto de incrustaciones de cal había una formidable tierra de pastos, en los que se criaban grandes rebaños de ovejas que hacían que aquella área fuera probablemente el centro más importante del mundo para la industria de la lana. Laodicea era especialmente famosa por la fabricación de ropa de la mejor calidad y Colosas por el negocio de la tintura…
Así es que estas tres ciudades se encontraban en un distrito de considerable interés geográfico y de la mayor prosperidad comercial.

Una ciudad sin importancia
En su origen, las tres ciudades habían tenido la misma importancia; pero, con el paso de los años, sus caminos se separaron.
Laodicea se convirtió en el centro político del distrito y en el cuartel general financiero de toda aquella área, una ciudad extraordinariamente próspera. Hierápolis se convirtió en un gran centro comercial y tenía unos baños famosísimos. En aquella área volcánica había muchas grietas en el terreno por las que se filtraban vapores y fuentes famosas por sus propiedades medicinales; y la gente iba a millares a Hierápolis a seguir un tratamiento en los baños y a beber las aguas.
Hubo un tiempo en que Colosas era tan grande como las otras dos. Pero, por alguna razón, la gloria se ausentó de ella. La grandeza de esa ausencia se puede ver por el hecho de que Laodicea y Hierápolis se pueden descubrir hasta nuestros días por las ruinas que quedan de algunos grandes edificios; pero no hay ni una piedra que recuerde dónde estaba Colosas, y su emplazamiento sigue siendo cuestión de conjeturas. Hasta cuando Pablo escribió esta carta Colosas era un pueblo pequeño, y se dice que era el pueblo menos importante adonde Pablo envió una carta.
El hecho indudable es que fue en esté pueblo de Colosas donde surgió una herejía que, si se le hubiera permitido desarrollarse libremente, podría haber llegado a arruinar la fe cristiana.

Hay que añadirle otro detalle a esta descripción para completarla. Estas tres ciudades estaban en una zona en la que había muchos judíos. Esos judíos habían prosperado y, como sucede siempre en esos casos, muchos otros compatriotas suyos habían ido a aquella zona a participar de su prosperidad. El número de judíos que residían allí se elevaría muy cerca de los 50,000.

La Iglesia en Colosas
La iglesia cristiana de Colosas no la había fundado Pablo, ni tampoco visitado. Él incluye a los colosenses y laodicenses entre los que no le han visto nunca personalmente (2:1). Pero no cabe duda de que su fundación había sido dirigida por él.
Durante los tres años que pasó en Éfeso fue evangelizada toda la provincia de Asia, de manera que todos sus habitantes, tanto judíos como griegos, escucharon la palabra del Señor (Hechos 19:10). Colosas estaba a unos ciento cincuenta kilómetros de Éfeso, y sin duda fue en esa campaña de expansión cuando se fundó la iglesia de Colosas. No sabemos quién fue su fundador; pero bien puede haber sido Epafras, al que se describe como consiervo amado de Pablo y fiel ministro del Señor en aquella iglesia, y al que más adelante se relaciona también con Hierápolis y Laodicea (1:7; 4:12s). Si Epafras no fue el fundador de la iglesia cristiana de allí, fue sin duda el ministro a cargo de aquella zona.
Está claro que la iglesia de Colosas era gentil en su mayoría. La frase extraños y hostiles de mente (1:21) es la que Pablo usaba corrientemente para referirse a los que habían estado fuera del pacto de la promesa dada a Israel… En 1:27 habla de dar a conocer el misterio de Cristo entre los gentiles, refiriéndose claramente a los mismos colosenses. En 3:5-7 da una lista de sus pecados antes de hacerse cristianos, que son característicamente pecados paganos. Podemos concluir con seguridad que la membresía de la iglesia colosense estaba formada en su mayoría por gentiles.
Debe haber sido Epafras el que le trajo noticias a Pablo, que estaba preso en Roma, de la situación que se estaba desarrollando en Colosas. Muchas de las noticias eran buenas, de forma que Pablo da gracias a Dios por su fe en Cristo y su amor a los santos (1:4); se goza del fruto cristiano que están produciendo (1:6); de su amor en el Espíritu (1:8) y se alegra de saber que se mantienen en orden y están firmes en la fe (2:5).
Pero también había problemas en Colosas y aunque no fueran todavía tan serios, Pablo creía que prevenir era mejor que curar, y trata el mal en esta carta antes de que se extienda.




Lección nº 2:
INTRODUCCIÓN:
LA HEREJÍA COLOSENSE

La herejía colosense
No se puede decir de seguro cuál era la herejía que amenazaba la vida de la iglesia colosense, pero está claro que era una herejía que atacaba la suficiencia total y la supremacía única de Jesucristo. Ninguna otra carta de Pablo presenta una enseñanza tan elevada de Jesucristo ni insiste tanto en su plenitud y suficiencia: Jesucristo es la imagen del Dios invisible; en El habita toda plenitud (1:15,19); en El están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento (2:2) y en Él habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad (2:9).
Pablo se esfuerza también en subrayar el papel de Cristo en la Creación: por Él fueron creadas todas las cosas (1:16); y en Él subsisten todas las cosas (1:17)… El Hijo fue el instrumento del Padre en la Creación del universo.
Al mismo tiempo se esfuerza en subrayar la humanidad real de Jesucristo: fue en su cuerpo de carne y hueso como realizó su obra redentora (1:22); la plenitud de la divinidad mora en Él en forma corporal (2:9); sosteniendo que a pesar de su divinidad Jesucristo fue verdaderamente humano.
Pareciera que había un elemento de astrología en esta herejía. En 2:8, la versión Reina-Valera'95 pone que los herejes colosenses se conducían de acuerdo con los elementos del mundo, y en 2:20, que deberían haber muerto a los rudimentos del mundo... El mundo antiguo estaba dominado por la idea de la influencia de las estrellas; y hasta los hombres más sabios y grandes no hacían nada sin consultar a los astros…
Esta herejía daba mucha importancia a los poderes de los espíritus demoníacos. Hay frecuentes referencias a los principados y las autoridades, que son los nombres que les da Pablo (1:16; 2:10, 15); el mundo antiguo creía implícitamente en los poderes demoníacos; el aire estaba lleno de ellos. Los falsos maestros colosenses decían claramente que se necesitaba algo más, aparte de Jesucristo, para vencer el poder de los demonios.
También existía lo que podríamos llamar el elemento filosófico de esta herejía. Los herejes pretendían ganarse a los creyentes con filosofías y vanas sutilezas (2:8). Está claro que los herejes colosenses decían que la sencillez del Evangelio necesitaba que se le añadiera un conocimiento mucho más elaborado y esotérico.
Había además una tendencia en esta herejía a insistir en la observancia de ciertos días y rituales -festividades, lunas nuevas y sábados (2:16).
Y está claro que había un posible elemento ascético en esta herejía. Establecía leyes acerca de la comida y la bebida (2:16). Sus lemas eran: “No uses; no comas; no toques” (2:21).
Era una herejía que pretendía limitar la libertad cristiana insistiendo en toda clase de ordenanzas legalistas.
Al parecer esta herejía daba por lo menos lugar al culto de los ángeles (2:18). Al mismo tiempo que a los demonios, introducía intermediarios angélicos entre Dios y los hombres.
Por último, parece haber habido en esta herejía algo que podríamos llamar cursilería intelectual y espiritual. En 1:28 Pablo establece su propia finalidad: advertir a todo hombre; enseñar a todo hombre en toda sabiduría, y presentar a todo hombre maduro en Jesucristo. Claramente se implica que los herejes limitaban el Evangelio a unos pocos escogidos, e introducían una aristocracia espiritual e intelectual en la amplia invitación de la fe cristiana.

El Gnosticismo y sus peligros
¿Había alguna tendencia herética general de pensamiento que incluyera todo esto? Existía lo que se llamaba el gnosticismo.
Empezaba por dos suposiciones básicas sobre la materia. La primera, creía que solamente el espíritu era bueno, y la materia era esencialmente mala. La segunda, creían que la materia era eterna; y que el universo no fue creado partiendo de la nada -que es la creencia ortodoxa, sino de esa materia imperfecta. Ahora bien: esta creencia básica tenía ciertas consecuencias.
Tenía un efecto en la doctrina de la Creación. Si Dios era espíritu, era totalmente bueno y no podía trabajar con una materia mala. Por tanto, Dios no era el Creador del mundo. Dios había producido una serie de emanaciones, cada vez más lejos de Él, hasta que al final de la serie hubo una tan distante de Dios que podía manejar la materia; y fue esa emanación la que creó el mundo.
Para salir al paso de la doctrina gnóstica de la Creación, Pablo insistía en que el Agente de Dios en la obra de la Creación no era un poder lejano, ignorante y hostil, sino el Hijo, Que conocía y amaba perfectamente al Padre.
Tenía también un efecto en la doctrina de la Persona de Jesucristo. Si la materia era totalmente mala y Jesucristo era el Hijo de Dios, entonces no podía asumir un cuerpo de carne y sangre, argüían los gnósticos. Debía haber sido una especie de Fantasma espiritual. Así es que los relatos gnósticos dicen que Jesús no dejaba huellas en el suelo cuando andaba. Esto distanciaba a Jesús completamente de la humanidad, y hacía imposible que fuera el Salvador de los hombres.
Para salir al paso de esta doctrina gnóstica Pablo insistía en el cuerpo de carne y sangre de Jesús, e insistía en que Jesús salvó a los hombres en su cuerpo de carne.
Como resultado tenía sus efectos en el enfoque ético de la vida. Si la materia era mala, se seguía que nuestros cuerpos eran malos. Algunos sostenían que se debía al cuerpo y privarle hasta de lo más esencial… Pero era igualmente posible tomar el punto de vista opuesto: si el cuerpo era malo, no importaba lo que se hiciera con él; el espíritu era lo que importaba; por tanto uno podía saciar los deseos del cuerpo, porque daba lo mismo y así justificaban todas las inmoralidades.
A esto seguía una cosa: el gnosticismo era una manera de pensar y de vivir altamente intelectual. Había esa larga serie de emanaciones entre Dios y el hombre; y el hombre tenía que ascender laboriosamente esa larga escala para llegar a Dios. Para ello necesitaba toda clase de conocimientos secretos y enseñanza esotérica y consignas ocultas. Por tanto, los gnósticos tenían muy claro que los niveles más altos de la religión no estaban al alcance más que de unos pocos elegidos…
Todavía queda un detalle de esta situación… Está claro que había un elemento judío en la falsa enseñanza que amenazaba a la iglesia colosense. Los festivales y las nuevas lunas y los sábados eran cosas características de los judíos; las leyes sobre alimentos y bebidas eran esencialmente las leyes levíticas judías... Es probable que al enfatizar el conocimiento ellos pensaran que ese conocimiento especial que le permite al hombre alcanzar a Dios no es otro que “nuestro ritual y nuestra ley ceremonial”... El resultado era que había, frecuentemente, una extraña alianza entre el gnosticismo y el judaísmo; y eso era lo que se encontraba en Colosas, donde, como ya hemos visto, había muchos judíos.
Al fin y al cabo en nuestros días sigue habiendo herejías que se caracterizan por tratar de volver al Antiguo Testamento y a prácticas y ritos y leyes dietéticas de los judíos.
Está claro que los falsos maestros de Colosas estaban teñidos de gnosticismo. Trataban de convertir el Cristianismo en una filosofía o en una teosofía; y, si lo hubieran conseguido, habrían destruido la fe cristiana.

El autor de la Carta
Muchos estudiosos no creen que Pablo fuera el que escribió esta carta… Dicen que hay en Colosenses muchas palabras y frases que no aparecen ninguna de las cartas indiscutibles de Pablo. Eso es perfectamente cierto. Pero no prueba nada. No podemos esperar que nadie escriba siempre de la misma manera y con el mismo vocabulario. Podemos creer que en Colosenses Pablo tenía cosas nuevas que decir y encontró nuevas maneras de decirlas.
Dicen que el desarrollo del pensamiento gnóstico fue, de hecho, muy posterior al tiempo de Pablo y que, si la herejía colosense se relaciona con el gnosticismo, la carta tiene que ser muy posterior a Pablo. Es verdad que los escritos de los grandes sistemas gnósticos son posteriores. Pero las ideas de los dos mundos y de la maldad de la materia están profundamente entrelazadas tanto en el pensamiento judío como en el griego y las ideas primarias del gnosticismo ya estaban apareciendo con la fuerza que tendrían después…
También dicen que la presentación de Cristo en Colosenses es mucho más avanzada que la de las cartas paulinas auténticas. Pero Pablo en Colosas se encontró frente a una nueva situación… Es verdad que la cristología de Colosenses es más avanzada que la que encontramos en las primeras cartas de Pablo; pero eso no tiene por qué querer decir que Pablo no la escribiera… Así pues no tenemos por qué dudar en aceptar Colosenses como una carta escrita por Pablo.
Queda el hecho sorprendente y maravilloso de que Pablo escribiera la carta que contiene el vuelo más alto de su pensamiento a un pueblo tan sin importancia como era entonces Colosas. Pero al hacerlo puso en jaque una tendencia que, si se hubiera dejado desarrollar, habría arruinado el Cristianismo en Asia Menor, y bien podía haber hecho un daño irreparable a la fe de toda la Iglesia.




Lección nº 3:
EL COMPROMISO DEL EVANGELIO
Y LA ORACIÓN INTERCESORA
Colosenses 1: 1-11

Saludos en Cristo
Colosenses 1: 1- 2a
Pablo no había estado nunca personalmente en Colosas, así es que tiene que empezar por aclarar el derecho que tiene a escribirles a los colosenses una carta. Lo hace con una sola palabra: él es un apóstol. La palabra griega apóstolos quiere decir literalmente uno que es enviado. Pablo tiene derecho a escribir porque Dios le ha comisionado para que sea su embajador a los gentiles. Además, es un apóstol por la voluntad de Dios. No tiene esa profesión porque se lo haya ganado o conseguido, sino porque Dios se lo ha dado. Aquí, en la primera línea, se encuentra toda la doctrina de la gracia: una persona no es lo que se haya hecho a sí misma, sino lo que Dios la ha hecho.
Pablo asocia consigo a Timoteo, al que da un título entrañable: le llama hermano, título que les da también a Cuarto (Romanos 16:23); a Sóstenes (1 Corintios 1:1); a Apolos (1 Corintios 16:12). Lo que se necesita fundamentalmente en el servicio y en el testimonio cristiano es el espíritu fraternal.
Timoteo no se nos describe como predicador, maestro, teólogo o administrador, sino como hermano; una condición imprescindible para ser un verdadero siervo de Jesucristo.
Otro hecho significativo e interesante es que este encabezamiento se dirige a las personas consagradas a Dios, a los hermanos creyentes en Cristo de Colosas. A partir de Romanos las cartas de Pablo iban destinadas a las personas consagradas a Dios en tal o cual lugar. Así lo vemos en Romanos, Colosenses, Filipenses y Efesios. Conforme Pablo se fue haciendo mayor llegó a ver más y más claro que lo que importaba eran las personas individuales. La iglesia no es una especie de entidad abstracta, sino hombres y mujeres y niños individuales.
Los saludos iniciales se cierran con dos frases colocadas en paralelo significativamente. Escribe a los cristianos que están en Colosas y que están en Cristo. El cristiano se mueve siempre en dos esferas. Está en cierto lugar del mundo; pero está también en Cristo. En este mundo puede que se mueva de sitio en sitio; pero dondequiera que esté, está en Cristo. Por eso las circunstancias externas no influyen decisivamente en el cristiano; su paz y gozo no dependen de ellas.
Todos tenemos nuestro propio Colosas, pero estamos en Cristo, y es Él quien le pone las credenciales a nuestra vida.

El compromiso del Evangelio
Colosenses 1: 2b- 8
Aquí se nos presenta la esencia de la vida cristiana. El hecho que le deleita el corazón a Pablo y por el que da gracias a Dios es que le han dicho que los colosenses dan muestras de dos grandes cualidades en sus vidas: fe en Jesucristo y amor a sus semejantes.
Estas son las dos caras de la vida cristiana. El cristiano debe tener fe; debe saber lo que cree. Pero también debe amar a sus semejantes: debe convertir esa fe en acción. No basta simplemente con tener fe, porque puede haber una ortodoxia que no conozca el amor. Y tampoco basta con amar a las personas, porque sin una fe real ese amor puede no ser más que sensiblería. El cristiano tiene un doble compromiso: está comprometido con Jesucristo, y está comprometido con sus semejantes.
Esa fe y ese amor, para Pablo, dependen de la esperanza que se nos tiene reservada en el Cielo. La lealtad a Cristo puede suponerle a una persona toda clase de pérdidas y dolores y sufrimientos.
Puede que haya muchas cosas a las que tenga que decirles adiós. El camino del amor puede que les parezca a muchos el camino de los tontos… Pero la esperanza cristiana es tener por cierto que el camino de Dios es el mejor, y que la única paz real, el único gozo verdadero, la única recompensa duradera y real han de encontrarse en Él.
La lealtad a Cristo puede que nos traiga problemas aquí, pero esa no es la última palabra. La esperanza cristiana es la confianza en que vale más la pena jugarse la vida por Dios que creer al mundo.
Estos versículos contienen una especie de sumario de lo que es y lo que hace por nosotros el Evangelio…
a) El Evangelio es la buena noticia de Dios. Es el mensaje de un Dios que es amigo y amador de las almas de los hombres… Lo primero y principal es que el Evangelio nos pone en la debida relación con Dios.
b) El Evangelio es la verdad; no nos ofrece suposiciones, sino certezas acerca de Dios.
c) El Evangelio es universal. Es para todo el mundo. No está confinado a ninguna raza o nación particular, ni a ninguna clase o condición social.
d) El Evangelio es productivo. Lleva fruto y aumenta. Es un hecho de la Historia y de la experiencia que el Evangelio tiene poder para cambiar a las personas individuales y a la sociedad. Puede hacer de un pecador una buena persona, y puede quitar paulatinamente el egoísmo y la crueldad de la sociedad.
e) El Evangelio nos habla de la gracia. No es tanto el mensaje de lo que Dios exige como de lo que Dios ofrece. No nos habla tanto de sus demandas como de sus dones.
f) El Evangelio se transmite por medio de las personas… Fue Epafras el que se lo llevó a los colosenses.
Tiene que haber un canal humano para que el Evangelio pueda llegar a las personas. Y aquí es donde entramos nosotros. El poseer la buena noticia del Evangelio conlleva la obligación de compartirla. Lo que Dios nos ha dado tiene que transmitirse por medios humanos.
Jesucristo necesita que seamos las manos y los pies y los labios que lleven su Evangelio a los que no lo han recibido todavía.

La oración intercesora
Colosenses 1: 9- 11
Bien puede decirse que se nos enseña más acerca de la intercesión en este que casi ningún otro pasaje del Nuevo Testamento. Hay dos peticiones básicas que se han de hacer en la oración: el discernimiento de la voluntad de Dios, y seguidamente el poder para cumplirla.
La oración empieza por pedir que seamos llenos de un conocimiento siempre en aumento de la voluntad de Dios. Se trata, no tanto de hacer que Dios nos preste atención, como de que le escuchemos nosotros a Él; no debemos estar tratando de convencer a Dios para que haga lo que nosotros queremos, sino de descubrir lo que Él quiere que nosotros hagamos.
Este conocimiento de Dios se ha de traducir a nuestra situación humana particular. Pedimos sabiduría y entendimiento espiritual. La sabiduría espiritual es en griego sofía, que se podría describir como conocimiento de los primeros principios. El conocimiento es synesis, que es lo que los griegos describían a veces como un conocimiento crítico, con lo que querían decir la habilidad de aplicar los primeros principios a cualquier situación dada que nos pueda surgir en la vida… Así es que, cuando Pablo pide que los colosenses tengan sabiduría y entendimiento, está pidiendo que puedan entender las grandes verdades del Evangelio y puedan ser capaces de aplicarlas a las decisiones y las tareas que les sobrevengan en la vida cotidiana.
Este conocimiento de la voluntad de Dios y esta sabiduría deben conducir a la conducta correcta. Pablo pide que sus amigos se conduzcan de tal manera que agraden a Dios…
No hay nada en el mundo más práctico que la oración porque la oración y la acción van de la mano. Oramos, no para evadir las responsabilidades de la vida, sino para cumplirlas.
Para lograrlo necesitamos el poder de Dios…esto necesitamos poder. El gran problema de la vida no es saber lo que tenemos que hacer, sino hacerlo. En la mayoría de los casos somos conscientes en cualquier situación dada de lo que debemos hacer; lo difícil es poner ese conocimiento en acción. Lo que necesitamos es poder, y lo recibimos mediante la oración. Si Dios no hiciera más que decirnos cuál es Su voluntad, podríamos encontrarnos en una situación frustrante. Mediante la oración alcanzamos el mayor don del mundo: conocimiento y poder.
Lo que podríamos llamar la parte intercesora de la oración de Pablo termina con la petición de tres grandes cualidades. Pide que sus amigos colosenses posean toda fortaleza, paciencia y gozo.
Fortaleza y paciencia son dos grandes palabras griegas que van juntas muchas veces. Fortaleza es hypomoné, y paciencia es makrothymia.
Hypomoné no quiere decir paciencia en el sentido corriente de bajar la cabeza, no solamente soportar cosas, sino la habilidad, al soportarlas, de cambiarlas en gloria. Es una paciencia conquistadora.
Makrothymia se suele traducir por longanimidad o por paciencia en relación con las personas. Es la cualidad de mente y de corazón que le permite a uno soportar a las personas desagradables, maliciosas y crueles sin dejarse amargar, y sin que su torpeza le haga a uno desesperar, ni su necedad le irrite, ni su desamor altere su amor… Es el espíritu que no pierde nunca la paciencia con las personas, ni deja de creer y esperar en ellas. Así es que Pablo pide para sus amigos la fortaleza que no se deja dominar en ninguna situación, y la paciencia que ninguna persona puede derrotar. Pide que los cristianos sean tales que ninguna circunstancia pueda derrotar su fuerza ni ningún ser humano pueda derrotar su amor.
Además de todo esto pide gozo. El camino cristiano no es una pelea lúgubre con las circunstancias y las personas, sino una actitud radiante y soleada ante la vida. El gozo cristiano se mantiene en cualesquiera circunstancias. Es fácil estar gozoso cuando las cosas nos van bien; pero la luminosidad cristiana es algo que no pueden ahogar todas las sombras de la vida.

Versículo para aprender:

Siempre orando por vosotros, dando gracias a Dios...”
Colosenses 1: 3




Lección nº 4:
LA TOTAL SUFICIENCIA DE CRISTO (I)
Colosenses 1: 12-23

Transferido al reino de su Hijo amado”
Colosenses 1: 12- 14
Pablo pasa a una gozosa acción de gracias por los beneficios que ha recibido en Cristo el cristiano. Aquí hay dos ideas clave.
Dios ha dado a los creyentes colosenses una parte en la herencia del pueblo consagrado a Dios. El primer privilegio es que se les ha dado a los gentiles una participación en la herencia del pueblo escogido de Dios. Los judíos habían sido siempre el pueblo escogido de Dios, pero ahora se les ha abierto la puerta a todos los seres humanos.
Dios, además, “nos ha transferido al reino de su Hijo amado”… La palabra que usa Pablo para transferir es el verbo griego methístémi, que tiene un uso especial... En el mundo antiguo, cuando un imperio obtenía la victoria sobre otro, solía deportar los habitantes del imperio derrotado al país del imperio vencedor con todas sus posesiones. Así es que Pablo dice que Dios ha trasladado a los cristianos a su propio Reino; pero no era una deportación, sino un rescate…
a) Quería decir un traslado de las tinieblas a la luz. Sin Dios, las personas se mueven a tientas y tropiezan como si anduvieran en la oscuridad. Pero en Jesucristo, Dios nos ha dado una luz en la que podemos vivir y aun morir.
b) Quería decir un traslado de la esclavitud a la libertad. Era una redención, que era la palabra para la emancipación de los esclavos y la compra de algo propio que había estado en poder de otra persona… Sin Dios las personas son esclavas de sus temores, de sus pecados y de su propia condición desesperada. En Jesucristo hay liberación.
c) Quería decir un traslado de la condenación al perdón. El hombre, en su pecado, no merece más que la condenación de Dios; pero mediante la obra de Jesucristo descubre el amor y el perdón de Dios. Ahora sabe que ya no es un criminal condenado ante el tribunal de Dios, sino un hijo que se había perdido, y para el que siempre se mantendrán abiertas las puertas del hogar.
d) Quería decir un traslado del poder de Satanás al poder de Dios… Por medio de Jesucristo el hombre es liberado de las garras de Satanás y admitido como ciudadano del Reino de Dios. Dios, en su amor triunfante, traslada a las personas del reino del pecado y la oscuridad al reino de la santidad y de la luz.

La total suficiencia de Cristo
Colosenses 1: 15- 23
En este pasaje Pablo destaca, en respuesta sin duda a los que pretendían hacer del cristianismo una filosofía más, la suficiencia de Jesucristo en el plan redentor y reconciliador de Dios…
Veamos quiénes eran los que pretendían humanizar la verdad del Evangelio relegando la posición de Jesús, y las respuestas de Pablo a esos intentos.

El Gnosticismo
Cuando Pablo escribió Colosenses no estaba pensando en el vacío. Se puso a escribir, como ya hemos visto en la Introducción, para salir al paso de una situación bien definida. Había una tendencia de pensamiento en la Iglesia Primitiva que se llamaba el gnosticismo, y sus seguidores, gnósticos, lo que quiere decir poco más o menos intelectuales o librepensadores. Estaban insatisfechos con lo que consideraban la ruda sencillez del Cristianismo, y querían convertirlo en una filosofía que pudiera estar, en línea con los otros sistemas filosóficos de su tiempo.
Los gnósticos partían de la convicción de que la materia era absolutamente mala, y el espíritu, absolutamente bueno. Además mantenían que la materia era eterna, y que había sido de esa materia imperfecta de la que se había formado el mundo.
Los cristianos, para usar la frase técnica, creen en la creación a partir de la nada, y los gnósticos creían que el universo se había formado a partir de aquella materia mala.
Ahora bien: Dios es Espíritu, y por tanto absolutamente bueno, y la materia, absolutamente mala; de ahí se deducía que el Dios verdadero no podía tocar la materia, y por tanto no era el agente de la creación. Así es que los gnósticos creían que Dios había producido una serie de emanaciones, cada una más lejos de Dios que las anteriores, hasta que por fin hubo una lo suficientemente distante de Dios para poder tocar la materia y crear el mundo.
Los gnósticos llegaban todavía más lejos. Conforme las emanaciones se fueron distanciando de Dios se volvieron cada vez más ignorantes de Él. Y en las emanaciones más distantes se daba, no solamente la ignorancia de Dios, sino la hostilidad hacia Él. Los gnósticos llegaban a la conclusión de que la emanación que creó el mundo desconocía y era hostil al verdadero Dios…
Esto tenía ciertas consecuencias lógicas.
Tal como los gnósticos lo veían, el creador del mundo no era el Dios verdadero, sino un ser hostil a Él. Por eso Pablo insiste en que fue Dios quien creó el mundo, y que el agente de la Creación no fue una emanación ignorante y hostil a Dios sino el mismo Jesucristo, su Hijo (Colosenses 1:16).
Como los gnósticos lo veían, Jesucristo no era ni mucho menos único. Ya hemos visto que postulaban toda una serie de emanaciones entre Dios y el mundo. Insistían en que Jesucristo era simplemente una de esas emanaciones. Puede que ocupara un lugar bastante alto, hasta posiblemente el más alto, pero era uno entre muchos. Pablo se enfrenta con esto insistiendo en que en Jesucristo habita toda plenitud (Colosenses 1:19); que en Él está toda la plenitud de la divinidad en forma corporal (Colosenses 2:9). Uno de los objetivos principales de Colosenses es insistir en que Jesús es absolutamente único, y 'que en Él está la totalidad de Dios.
Como los gnósticos lo veían, esto tenía otra consecuencia en relación con Jesús. Si la materia era totalmente mala, se seguía que el cuerpo también lo era. Y de ahí que Aquel que fue la revelación de Dios no podía tener un cuerpo material. No podía haber sido más que un espíritu desencarnado que se presentaba en forma corporal. Los gnósticos negaban taxativamente la humanidad real de Jesús. En sus propios escritos, por ejemplo, afirmaban que cuando Jesús iba andando no dejaba huellas en el suelo. Por eso usa Pablo una terminología tan alucinante en Colosenses. Habla de Jesucristo reconciliando al hombre con Dios en su cuerpo de carne (Colosenses 1:22); dice que la plenitud de la divinidad moraba en Él corporalmente. En oposición a los gnósticos, Pablo insistía en la humanidad de carne y hueso de Jesús.
El fin principal del hombre es encontrar el camino hacia Dios. Como los gnósticos lo veían, ese camino estaba cerrado. Entre este mundo y Dios estaba la vasta serie de emanaciones. Antes de que el alma pudiera llegar a Dios, tenía que pasar la barrera de cada una de esas emanaciones, para lo cual se necesitaba un conocimiento especial y conocer una consigna especial; y eran esas consignas y ese conocimiento lo que los gnósticos pretendían tener.
Esto quería decir dos cosas.
a) Quería decir que se accedía a la salvación mediante un conocimiento intelectual. Los maestros gnósticos mantenían que las verdades sencillas del Evangelio no eran suficientes; que para encontrar el camino a Dios el alma necesitaba mucho más que eso: el conocimiento elaborado y las consignas secretas que solo el gnosticismo podía dar. Pero Pablo insiste en que no se necesita nada más que las verdades del Evangelio de Jesucristo.
b) Si la Salvación dependiera de ese conocimiento tan elaborado, está claro que no sería para cualquier persona, sino solo para los intelectuales. Así es que los gnósticos dividían la humanidad en los espirituales y los terrenales; y solo los espirituales podían ser salvos de veras. Con eso en mente Pablo presentaba un Evangelio que era para todas las personas, por muy sencillas e iletradas que fueran, lo mismo que para los sabios y entendidos.
Así es que estas eran las doctrinas gnósticas principales; y todo el tiempo que estemos estudiando este pasaje, y hasta toda la carta, debemos tenerlas en mente; porque solo contra ese trasfondo resulta inteligible y relevante lo que dice Pablo.

Versículo para aprender:

Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación”
Colosenses 1: 15




Lección nº 5:
LA TOTAL SUFICIENCIA DE CRISTO (II)
Colosenses 1: 12- 23

Qué es Jesús, según Pablo?
En este pasaje dice Pablo dos cosas importantes acerca de Jesús, ambas en respuesta a los gnósticos. Los gnósticos habían dicho que Jesús no era más que uno entre muchos intermediarios; y que, por muy glorioso que fuera, era solo una revelación parcial de Dios.
Pablo dice que Jesucristo es la imagen del Dios invisible. Usa aquí una palabra y una figura que despertaría toda clase de memorias en las mentes de sus primeros lectores. La palabra es eikón, e imagen es su traducción correcta. Cuando Pablo usa esta palabra, establece que Jesús es la perfecta manifestación de Dios. Para comprender cómo es Dios, tenemos que mirar a Jesús…
Los griegos estaban alucinados con la idea del Logos, la Palabra, la Razón de Dios. Era el Logos el que había creado el mundo, el que había puesto sentido en el universo, el que mantenía las estrellas en sus cursos, el que hacía que este fuera un mundo racional, lógico, y el que dotaba al ser humano de una mente racional. Precisamente esta palabra eikón fue la que se usó una y otra vez para referirse al Logos de Dios. Es como si Pablo les dijera a los griegos que ese Logos ha venido en Jesucristo.
Pero hay otras dos conexiones mucho más sencillas que se les cruzarían por la mente a los que oyeran o leyeran esto por primera vez. Sus mentes se retrotraerían inmediatamente a las historias de la Creación. En ellas se nos habla del acto con el que culminó la Creación: “Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen... Así es que Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios le creó” (Génesis 1:26-27). Aquí se nos hace la luz. El hombre fue hecho para que fuera nada menos que la imagen, eikón, de Dios, porque esta es la palabra que aparece aquí en la traducción griega del Antiguo Testamento. Eso es lo que se pretendía que fuera el ser humano; pero el pecado se introdujo, y el ser humano no pudo alcanzar su destino. Al usar esta palabra hablando de Jesús, Pablo dice que Jesús no solo nos muestra lo que es Dios, sino también lo que el hombre estaba previsto que fuera. Jesús es la perfecta manifestación de Dios y la perfecta manifestación del hombre…
También eikón era la palabra que se usaba en griego para retrato… Y cuando se redactaba un documento legal, como un recibo o reconocimiento de deuda, siempre incluía una descripción de las principales características y señales reconocibles de las partes contratantes para que no hubiera dudas ni errores. La palabra griega para esa descripción era eikón. Así que es como si Pablo estuviera diciéndoles a los más sencillos: “Jesús es el retrato de Dios. En Él vemos las características personales y las marcas distintivas de Dios. Si queréis ver cómo es Dios, mirad a Jesús”...
La otra palabra que usa Pablo es pleróma y dice que Jesús es el pleroma de Dios… Esta palabra quiere decir plenitud, totalidad... Es la palabra que se necesitaba para completar el cuadro; Jesús no es simplemente un boceto de Dios, o un resumen, o no más que un retrato sin vida de Dios. En Él no falta nada; es la revelación completa de Dios…

Jesús y la creación
La enseñanza de Pablo es que el Agente de la Creación fue el mismo Hijo; así destaca:
Que Jesús es el Primogénito de toda creación (v. 15). No debe entenderse que fue la primera persona creada, porque Primogénito es usado muy corrientemente como un título de honor y es un título del Mesías (Salmo 89:27)… Así es que cuando Pablo dice que el Hijo es el primogénito de toda creación, quiere decir que el mayor honor que se encuentra en la creación le pertenece a Él.
Que fue por el Hijo por quien todas las cosas fueron creadas (v. 16). Esto es verdad de las cosas en el Cielo y en la Tierra, de cosas visibles e invisibles… Pablo establece que el Agente de Dios en la Creación no fue un dios secundario, inferior, ignorante y hostil, sino el mismo Hijo.
Y fue para el Hijo para quien fueron creadas todas las cosas (v. 17). El Hijo no es solo el Agente de la Creación, sino también su meta. Es decir, que todo fue creado para ser suyo, y para que en su culto y su amor Él encontrara su propio honor y gozo.
Luego Pablo dice que en Él subsisten todas las cosas... Esto quiere decir que el Hijo es no solamente el Agente de la Creación en el principio, y la meta final de la Creación, sino también el que mantiene el universo unido entre el principio y el fin, es decir, durante el tiempo tal como nosotros lo conocemos.
Así pues, Pablo nos dice que el Hijo es el principio de la creación, el fin de la creación, y el poder que mantiene la creación unida; el Creador, el Sustentador y el Propósito Final del universo.

Jesús y la Iglesia
Respecto a la relación de Jesús con la Iglesia, Pablo dice:
Que Jesús es la Cabeza del Cuerpo, es decir, de la Iglesia… La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, es decir, el organismo por medio del cual Él actúa… El cuerpo está al servicio de la cabeza y es impotente sin ella. Así es que Jesucristo es el que dirige a la Iglesia y es por su inspiración como la Iglesia actúa y vive. La Iglesia no puede pensar la verdad sin Él, ni actuar correctamente, ni decidir su dirección. Y es el privilegio de la Iglesia el ser el instrumento por medio del cual Cristo obra; lo que debe tomarse también como una advertencia para que la Iglesia no descuide esa relación…
Que es el principio de la Iglesia… La palabra griega para principio es arjé, que quiere decir primero en el tiempo y también en el sentido de ser el origen del que procede algo, el poder motor que pone algo en funcionamiento… Veremos más claramente lo que Pablo pretende si recordamos lo que acaba de decir. El mundo es la creación de Cristo; y la Iglesia es su nueva creación.
Que es el Primogénito de entre los muertos… Aquí vuelve Pablo al acontecimiento que era la base y el centro de todo el pensamiento y la fe y la experiencia de la Iglesia original: La Resurrección. Cristo no es meramente alguien que vivió y murió y acerca de quien leemos y aprendemos cosas. Es Alguien que, en virtud de su resurrección, vive para siempre…
Y finalmente dice que la consecuencia de todo esto es que Cristo tiene la supremacía en todas las cosas. La Resurrección de Jesucristo es su título de señorío supremo porque con ella ha mostrado que ha conquistado todo poder que le fuera contrario y que no hay nada en la vida o en la muerte que le pueda atar… Y en esta supremacía se asienta toda la razón de ser de la Iglesia.

Jesús y su relación con todas las cosas
En los versículos 19 y 20 Pablo establece ciertas grandes verdades acerca de la obra de Cristo por todo el universo.
El objetivo de su venida fue la reconciliación. Vino para remediar la brecha y ser un puente entre Dios y la humanidad. Debemos notar que la iniciativa de la reconciliación fue cosa de Dios. El Nuevo Testamento no dice nunca que Dios fuera reconciliado con los hombres, en la voz pasiva, sino, siempre, que los hombres fueron reconciliados con Dios.
El medio de la reconciliación fue la sangre de Jesús derramada en la Cruz…En la muerte de Jesús, Dios nos está diciendo que nos ama tanto que está dispuesto a ver sufrir a su Hijo por nosotros. La Cruz es la prueba de que no hay distancia que el amor de Dios se niegue a recorrer para recuperar los corazones de los hombres; y un amor así demanda la respuesta de nuestro amor. Si la Cruz no despierta el amor en los corazones de los hombres, nada lo conseguirá.
Debemos notar que Pablo dice que en Cristo estaba Dios reconciliando consigo todas las cosas. En griego la palabra es panta, que incluye, no solamente a las personas, sino toda la creación, visible e invisible, animada e inanimada. La visión de Pablo era un universo en el que fueran redimidas no solamente las personas sino todas las cosas. No cabe duda de que Pablo estaba pensando en los gnósticos; recordemos que, como consideraban la materia esencial e incurablemente mala, consideraban que también el universo era malo. Pero, como Pablo lo ve, el universo no es irremisiblemente malo. Es obra de Dios, y participa de la reconciliación universal… Este es un pensamiento maravilloso.
Aquí hay una lección y una advertencia, porque a veces algunos cristianos han despreciado al mundo llegando a considerarlo malo en sí mismo; pero debemos recordar que este es el mundo de Dios, y será un mundo redimido, porque de alguna manera maravillosa Dios estaba en Cristo reconciliando consigo mismo todo el universo de seres humanos, de criaturas vivientes y aun de seres inanimados.
El pasaje termina con una frase curiosa. Pablo dice que esta reconciliación se extendía no solamente a las cosas de la Tierra sino también a las del Cielo. Se han intentado muchas interpretaciones, pero, más allá de ellas, debemos notar una vez más la visión universal de Pablo, y el cielo forma parte del universo de Dios en su dimensión de eternidad…

La finalidad de la Reconciliación
En los vs. 21 al 23 Pablo sostiene que la finalidad de la reconciliación es la santidad. Cristo llevó a cabo su obra sacrificial de reconciliación a fin de presentarnos a Dios consagrados e irreprochables... Debemos entender que aunque Dios nos ama tanto, el hecho de que una persona sea amada no le da carta blanca para hacer lo que quiera, sino le impone la mayor obligación del mundo, la de ser digna de ese amor.
En cierto sentido, el amor de Dios hace las cosas más fáciles, porque hace que no le tengamos miedo; pero en otro sentido nos pone un desafío mayor porque nos impone la obligación final de ser dignos de tal amor.
Y esa obligación conlleva otra clase de obligación, la de permanecer firmes en la fe y no abandonar nunca la esperanza del Evangelio.

Versículo para aprender:

Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación”
Colosenses 1: 15




Lección nº 6:
EL ALCANCE DEL EVANGELIO, EL AMOR
Y LAS SEÑALES DE LA IGLESIA CRISTIANA
Colosenses 1: 24- 2: 7

La tarea y el alcance del Evangelio
Colosenses 1: 24- 29
Pablo empieza este pasaje con una idea atrevida. Piensa en los sufrimientos que está soportando como algo que completa los sufrimientos del mismo Jesucristo. Jesús murió para salvar a su Iglesia; pero la Iglesia tiene que ir edificándose y extendiéndose; ha de mantenerse fuerte y pura e íntegra; por tanto, cualquiera que sirva a la Iglesia ensanchando sus fronteras, estableciendo su fe, guardándola de errores, está haciendo la obra de Cristo. Y si tal servicio implica sufrimiento y sacrificio, esa aflicción está completando y compartiendo los mismos sufrimientos de Cristo. Sufrir en el servicio de Cristo no es un castigo, sino un privilegio, porque es participar de su obra.
Pablo presenta la esencia misma de la tarea que Dios le ha confiado. Esa tarea consiste en hacer llegar a las personas un nuevo descubrimiento, algo que se había mantenido oculto a lo largo de edades y generaciones y que ahora se ha revelado. Esta era que la gloriosa esperanza del Evangelio no era solamente para los judíos, sino para todos los seres humanos en todas partes.
La gran contribución de Pablo a la fe cristiana fue llevar a Cristo a los gentiles, destruyendo para siempre la idea de que el amor y la misericordia de Dios eran el monopolio exclusivo de un pueblo o de una raza determinados… Así es que Pablo presenta su gran proyecto. Es advertir a toda persona, y enseñar a toda persona, y presentar a toda persona completa en Cristo.
Los judíos no estarían de acuerdo en que a Dios le importaran todas las personas, y los gnósticos no habrían estado de acuerdo en que se podría advertir y enseñar y presentar a toda persona completa a Dios. Creían que el conocimiento necesario para la Salvación era tan complicado y difícil que sería el monopolio de una reducida aristocracia espiritual.
El hecho, para Pablo, es que lo único que es para todo el mundo es Cristo… Hay dones que una persona no poseerá jamás; hay privilegios que una persona no disfrutará nunca; hay alturas de logros humanos que muchos no podrán escalar; pero a todas las personas se abren las puertas de la buena noticia del Evangelio, del amor de Dios en Jesucristo y el poder transformador que puede traer la santidad a la vida.

La contienda del amor
Colosenses 2: 1
Pablo está pasando una gran lucha por aquellos cristianos a los que amaba aunque no los conocía personalmente. Asocia a los laodicenses con los colosenses, y habla de todos los que no le han visto nunca. La palabra que usa para contienda es agón, emparentada con nuestra palabra agonía... Pablo está peleando una dura batalla por sus amigos. Debemos recordar que cuando escribió esta carta estaba preso en Roma, esperando presentarse a juicio ante el Emperador, que era muy probable que le condenara a muerte.
¿Cuál era entonces su lucha?
Era la lucha de la oración. Debe de haber deseado ardientemente ir a Colosas en persona. Tiene que haber deseado enfrentarse cara a cara con los falsos maestros para refutar sus razonamientos y recuperar a los que se estaban desviando de la verdad. Pero estaba preso. Se encontraba en una situación en la que no podía hacer más que orar; lo que no podía hacer por sí mismo se lo dejaba a Dios…
Y puede que se estuviera produciendo otra lucha en la mente de Pablo: era un ser humano con todos los problemas de cualquier hombre… Estaba preso, esperando que le juzgara Nerón y muy probablemente la sentencia de muerte… Debía permanecer firme porque su lucha no era exclusivamente por sí mismo, sino también por todos los que tenían puesta la mirada en él como padre en la fe…
Nuestra lucha no es nunca solo nuestra; siempre está en nuestras manos el honor de Cristo, y a nuestro cuidado la fe de otros.

Las señales de la verdadera Iglesia
Colosenses 2: 2- 7
Para Pablo la Iglesia debe ser una Iglesia de corazones valerosos… Pablo pide que sus corazones sean confortados. La palabra que usa es parakalein, que quiere decir algunas veces consolar, y otras exhortar; pero siempre incluye la idea de capacitar a una persona para sobrellevar con confianza y coraje alguna situación difícil.
Debe ser también una Iglesia en la que los miembros estén entretejidos en el amor. No puede existir una verdadera iglesia sin amor. La única señal que identifica inconfundiblemente a la Iglesia verdadera es el amor a Dios y a los hermanos. Cuando muere el amor, muere la iglesia.
Debe ser una Iglesia equipada con toda clase de sabiduría. Pablo usa aquí tres palabras relacionadas con la sabiduría:
En el versículo 2 usa synesis, entendimiento... Es la habilidad de analizar una situación y decidir las medidas prácticas que son necesarias. La Iglesia verdadera debe tener el conocimiento práctico de lo que hay que hacer cuando hay que tomar decisiones.
Dice que en Jesús están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Sabiduría es en el original sofía, y el conocimiento gnósis. Estas dos palabras no son meramente sinónimas; hay una diferencia entre ellas. Gnósis es la capacidad, casi intuitiva e instintiva, de reconocer la verdad cuando la vemos u oímos; pero sofía es la capacidad de confirmar y respaldar la verdad con un razonamiento sabio e inteligente una vez que se ha captado intuitivamente...
Toda esta sabiduría, dice Pablo, está escondida en Cristo; pero al ser revelado Cristo, esa verdad es dada a conocer por Él a todos los que pertenecen a Dios… La verdad del Evangelio no es un secreto que está escondido, sino que es revelado y a disposición de todos los hombres.
La verdadera iglesia debe tener poder para resistir la enseñanza de los que pretenden engañarla con filosofías y palabras seductoras. Y por eso debe tener tal dominio de la verdad que sea insensible a esos razonamientos.
Para Pablo además la Iglesia debe tener una disciplina de estilo militar… Se gozaba viendo el buen orden y la firmeza de la fe de los creyentes colosenses. Estas dos palabras son palabras militares. La que traducimos por orden es taxis, que quiere decir una fila o una formación ordenada… La Iglesia debería ser como un ejército disciplinado en el que cada componente está en su puesto, dispuesto a obedecer la palabra de mando. La palabra que hemos traducido por firmeza es stereóma, que quiere refiere a un baluarte sólido, a una falange impenetrable. Describe a un ejército desplegado en una plaza fuerte, sólidamente impenetrable ante el choque de la carga enemiga. Así la Iglesia debe enfrentar los embates foráneos que la pretenden confundir.
Para Pablo en la verdadera Iglesia la vida debe ser en Cristo; sus miembros deben caminar en Cristo y vivir sus vidas total y conscientemente en su presencia, arraigados y edificados en Él.
Y también la Iglesia debe mantenerse firme en la fe que ha recibido, no olvidando lo que se le ha enseñado acerca de Cristo. Pablo refiere a las verdades que son fundamentales y que no pueden cambiar… Pablo podía recorrer nuevos senderos de pensamiento, pero siempre empezaba y terminaba en la verdad inalterada e inalterable de que Jesucristo es el Señor.
Para Pablo finalmente la señal distintiva de la verdadera Iglesia es una gratitud desbordante… La acción de gracias es la nota constante y característica de la vida cristiana. El cristiano verdadero siempre alabará al Dios de quien “procede toda buena dádiva y todo don perfecto”.

Versículo para aprender:

En quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”
Colosenses 2: 3




Lección nº 7:
EL CRISTO SUFICIENTE:
DOCTRINA AGREGADAS A CRISTO
Colosenses 2: 8-12

Filosofías agregadas a Cristo
Colosenses 2: 8- 23
No cabe duda de que para nosotros este es uno de los pasajes más difíciles de todos los que escribió Pablo, pero estaría más claro que el agua para los que lo oyeran o leyeran en su tiempo. Nos resulta difícil porque está lleno de alusiones a la falsa enseñanza que amenazaba a la iglesia colosense. No sabemos exactamente cuál era esa enseñanza, y por tanto las alusiones nos resultan oscuras y no podemos más que suponer; pero todas las frases darían en el blanco en la mente y el corazón de los colosenses.
Una cosa que está clara es que los falsos maestros enseñaban que Jesucristo no era suficiente; que no era único; que era una entre muchas manifestaciones de Dios, y que era necesario conocer y reconocer a otros poderes divinos en adición a Él.
Querían enseñar a los creyentes una filosofía adicional (versículo 8). Según ellos lo veían, la verdad sencilla que Jesús había predicado y que se conservaba en el Evangelio no era suficiente. Había que completarla con un sistema elaborado de pensamiento seudofilosófico que era demasiado difícil para la gente normal y corriente y que no podían entender nada más que los intelectuales.
Querían que los creyentes aceptaran un sistema de astrología (versículo 8); creemos que lo más probable es que los rudimentos del mundo fueran los espíritus elementales del universo, especialmente de las estrellas y los planetas. Los falsos maestros enseñaban que se estaba todavía bajo estas influencias, y se necesitaba un conocimiento especial, más allá del que Jesús pudiera darles, para liberarse de aquellas.
Querían imponerles a los cristianos la circuncisión (versículo 11). La fe no era suficiente; una señal en la carne había de tomar el lugar de la actitud del corazón, o por lo menos había de añadírsele.
Querían establecer reglas y reglamentos ascéticos (versículos 16, 20-23). Querían introducir toda clase de reglas y normas acerca de lo que se podía comer y beber, y acerca de los días que se debían considerar de fiesta y de ayuno. Había que recuperar todas las antiguas leyes judías, y muchas más.
Querían introducir el culto a los ángeles (versículo 18). Enseñaban que Jesús no era más que uno de muchos intermediarios entre Dios y la humanidad, y que había que dar culto a todos esos intermediarios.
El conocimiento intelectual y la astrología procedían del gnosticismo, y el ascetismo y las reglas y normas y la circuncisión, del judaísmo. Había judíos que se aliaban con los gnósticos y declaraban que el conocimiento especial que se requería era el que aportaba el judaísmo. Esto explica por qué se combinaban en la enseñanza de los falsos maestros colosenses las creencias del gnosticismo y las prácticas del judaísmo.
Consideraremos el pasaje en cuatro partes a fin de entenderlo mejor…

La astrología dominante
Colosenses 2: 8- 10
Para Pablo era sorprendente y trágico que los que habían sido liberados (Colosenses 1:12-14) pudieran estar dispuestos a someterse a una nueva y desastrosa esclavitud… Estos maestros ofrecían una filosofía que presentaban como necesaria además de la enseñanza de Cristo y de las palabras del Evangelio y Pablo dice que era una filosofía que les había sido transmitida por tradición humana porque los gnósticos tenían la costumbre de pretender que su enseñanza especial procedía directamente de la boca del mismo Jesús… La acusación que Pablo les hacía a esos maestros era que su tradición era puramente humana y no tenía ninguna base en la Escritura; era un producto de la mente humana, y no un mensaje de la Palabra de Dios. Era una filosofía que tenía que ver con los elementos de este mundo. Esta es una frase que se ha discutido mucho y cuyo significado está todavía en duda. La palabra para elementos es stoijeia, que quiere decir literalmente cosas que se colocan en una hilera; por ejemplo, una fila de soldados… Pero uno de sus sentidos más corrientes es las letras del alfabeto, sin duda porque forman una serie que se puede colocar en fila. De ahí que pueda querer decir también la instrucción elemental en cualquier asunto. Solemos hablar del A B C de un tema siempre que nos referimos a los primeros pasos en su tratamiento. Es posible que sea ese el sentido aquí. Puede que Pablo quisiera decir que esos falsos maestros pretendían dar un conocimiento muy avanzado y profundo, cuando en realidad no era más que algo rudimentario, porque es un conocimiento meramente humano… El verdadero conocimiento, la auténtica plenitud de Dios, está en Jesucristo. Pero stoijeia tiene un segundo significado que refiere a los espíritus elementales del mundo, y especialmente los espíritus de las estrellas y los planetas. Todavía sigue habiendo personas que toman la astrología en serio. Llevan emblemas de los signos del zodíaco, y se leen las columnas de ciertas revistas que tratan de lo que suponen que pronostican los, cuerpos celestes. Pero casi nos es imposible darnos cuenta de lo dominado que estaba el mundo antiguo con la idea de la influencia de los espíritus elementales y de las estrellas. La astrología era entonces, como ha dicho alguien, la reina de las ciencias… Casi todo el mundo creía que sus vidas estaban determinadas por las estrellas… Pero había una posibilidad de escapar a su influencia: si se sabían las consignas y las fórmulas correctas; y una gran parte de la enseñanza esotérica del gnosticismo y de otras creencias y filosofías por el estilo era el conocimiento que pretendían impartir a sus fieles para que se pudieran evadir del poder de las estrellas; y es muy probable que fuera eso lo que ofrecían los falsos maestros colosenses.
Pablo, por su parte, insistía en la suficiencia triunfadora de Cristo para vencer cualquier poder en cualquier parte del universo. No se puede creer al mismo tiempo en el poder de Cristo y en la influencia ineludible de las estrellas.

La verdadera circuncisión
Colosenses 2: 11- 12
Los falsos maestros les exigían a los creyentes gentiles que se circuncidaran, porque la circuncisión era la señal del pueblo escogido de Dios.
A lo largo de la historia de Israel había habido dos puntos de vista acerca de la circuncisión. Algunos decían que era suficiente en sí para poner a uno en la debida relación con Dios; no importaba que el israelita fuera bueno o no; bastaba con que fuera israelita y estuviera circuncidado… Pero los grandes dirigentes espirituales y los grandes profetas de Israel tenían un punto de vista diferente: insistían en que la circuncisión no era más que la señal exterior de que uno estaba realmente consagrado a Dios. El estar circuncidado no quería decir para ellos el que se hubiera hecho una pequeña operación en su cuerpo, sino el haber experimentado un cambio radical en su vida.
Esa había sido la respuesta de los profetas siglos antes; y esa seguía siendo la respuesta de Pablo a los falsos maestros…
Y Pablo prosigue. Para él aquello no era teoría, sino realidad porque ese hecho -decía- ya ha tenido lugar en vuestro bautismo…
En la Iglesia Primitiva, como sigue sucediendo en el campo misionero y en las áreas de extensión de la Iglesia, las personas venían al Evangelio directamente del paganismo. Estaban dejando consciente y deliberadamente una forma de vida para asumir otra; y haciendo una decisión consciente en el momento de su bautismo. Al cerrarse las aguas sobre la cabeza del bautizado, era como si muriera; al salir otra vez del agua era como si resucitara a una nueva vida. Una parte de él había muerto y desaparecido para siempre; era una nueva persona la que surgía a una nueva vida.
Pero debe notarse que el simbolismo sólo podía llegar a ser una realidad bajo una condición: si la persona creía de veras en la muerte y resurrección de Jesucristo. Sólo podía tener lugar cuando la persona creía en la obra eficaz de Dios, que había resucitado a Jesucristo de los muertos y podía hacer lo mismo con ella.

Versículo para aprender:

Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”
Colosenses 2: 9




Lección nº 8:
EL CRISTO SUFICIENTE:
EL PELIGRO DE RETROCEDER
Colosenses 2: 13- 23

El Cristo suficiente
Colosenses 2: 13- 15
Casi todos los grandes maestros han pensado en imágenes; y aquí usa Pablo una serie de imágenes gráficas para mostrar lo que Dios ha hecho por nosotros por medio de Jesucristo. Su intención es demostrar que Cristo ha hecho todo lo que se podía y se tenía que hacer, y que no hay por qué introducir otros intermediarios para la plena salvación de los seres humanos.
Hay aquí tres imágenes principales.
a) Los hombres estaban muertos en sus pecados. No tenían más poder que hombres muertos para vencer el pecado o para expiarlo. Jesucristo, con su obra, ha librado a los hombres tanto del poder como de las consecuencias del pecado y les ha dado una vida tan nueva que sólo se puede expresar diciendo que los ha resucitado de entre los muertos.
b) Pero las imágenes se hacen aún más gráficas... Pablo dice que “Él anuló el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, y la quitó de en medio clavándola en la Cruz”… La palabra para acta de los decretos jeirógrafon, que tiene el sentido técnico de un reconocimiento de deuda firmado por el deudor. Los pecados de los hombres habían ido alargando una lista interminable de deudas que se tenían con Dios, que se podía decir que todos los hombres reconocían. La palabra para borrar es el verbo griego exaleifein; entender esta palabra es entender la maravillosa misericordia de Dios: el material en que se escribían los documentos antiguos era, o papiro, una especia de papel que se hacía con una especie de juncos, o piel de animales; los dos eran bastante caros, y no se podían malgastar. La tinta antigua no contenía ácidos; se secaba sobre la superficie del papel sin descomponerlo como hace la tinta moderna corrientemente. Algunas veces el escriba, para ahorrar papel, usaba un papiro o pergamino de segunda mano, es decir, que ya estaba escrito. Para ello se servía de una esponja y borraba lo que estuviera escrito. Como estaba sólo en la superficie del papel, se podía dejar como nuevo. Dios, en su maravillosa gracia, anuló el informe de nuestros pecados tan completamente como si no hubieran existido, sin dejar ni rastro.
Y Pablo prosigue diciendo que Dios tomó el acta condenatoria y la clavó en la Cruz de Cristo. En la Cruz de Cristo fue fijada el acta condenatoria que había contra nosotros; ejecutada y dada por cumplida, de manera que no se pudiera volver a reclamar.
Pablo manifiesta así que Dios, en su misericordia, había destruido el documento de nuestra condenación.
Esto es de veras la gracia. El ser humano ya no es un delincuente que ha quebrantado la Ley y está a merced del juicio de Dios; es un hijo que estaba perdido y puede ahora volver a casa a dejarse abrazar por la gracia de Dios.
c) Otra gran escena aparece en la pantalla de la mente de Pablo. Jesús ha despojado a los poderes y autoridades, y los ha hecho sus cautivos. Como ya hemos visto, el mundo antiguo creía en toda clase de ángeles y espíritus elementales, muchos de los cuales estaban empeñados en destruir a las personas; eran hostiles a la humanidad. Jesús los conquistó para siempre. De una vez para siempre Jesús quebrantó su poder.
En estos cuadros presenta Pablo la total suficiencia de la obra de Cristo. El pecado ha sido perdonado y el mal conquistado; ¿qué más se necesita? No hay nada que el conocimiento y los intermediarios gnósticos puedan hacer por la humanidad: ¡Cristo ya lo ha hecho todo!

El peligro de retroceder
Colosenses 2: 16- 23
Pablo está advirtiendo en él a los creyentes que no adopten ciertas prácticas gnósticas, porque el hacerlo supondría más un retroceso que un avance en la fe.
Está el ascetismo gnóstico (versículos 16 y 21). Se trataba de una enseñanza que implicaba un montón de reglas acerca de lo que se podía comer o beber. En otras palabras: se trataba de una vuelta atrás a las leyes dietéticas de los judíos, con sus listas de cosas limpias o inmundas.
El mismo Jesús había dicho que era indiferente lo que uno comiera o bebiera (Mateo 15:10-20; Marcos 7:14-23). Pedro tuvo que aprender a dejar de hablar de alimentos limpios o inmundos (Hechos 10). Pablo usa una frase bastante cruda para expresar con otras palabras lo que ya había dicho Jesús: “Estas cosas perecen tan pronto como se usan” (versículo 22). Quiere decir exactamente lo mismo que Jesús cuando dijo que los alimentos y las bebidas se ingieren y digieren y se expulsan del cuerpo…
Estaba la observancia de los días de los gnósticos y de los judíos (versículo 16). Guardaban fiestas anuales, y nuevas lunas mensuales y sábados semanales. Hacían listas de los días que pertenecían especialmente a Dios, en los que había que hacer y dejar de hacer ciertas cosas. Identificaban la religión con el ritualismo.
La crítica que hace Pablo de esta insistencia en los días es clara y lógica; y debemos decir que el espíritu que trata de reducir el Evangelio a un sistema de normas y de reglas no ha muerto todavía.
Estaban las visiones especiales de los gnósticos. El versículo 18 habla del falso maestro “metiéndose en lo que no ha visto”... Los gnósticos presumían de visiones especiales de realidades secretas que no estaban a la vista de hombres y mujeres normales y corrientes… Esto es algo de lo que se presume aun en nuestros día, y el peligro está en que esas personas ven a menudo, no lo que Dios les revela, sino lo que ellas mismas quieren ver.
Estaba el culto a los ángeles (versículos 18 y 20). Como ya hemos visto, los judíos tenían una doctrina de los ángeles muy desarrollada, y los gnósticos creían en toda clase de intermediarios a los que adoraban, mientras que los cristianos saben que la adoración se debe solamente a Dios.
Pablo dedica a este punto cuatro objeciones.
a) Dice que esta clase de cosa no es más que la sombra de la verdad, y que la realidad está en Cristo (versículo 17).
b) Dice que hay tal cosa como una humildad falsa (versículos 18 y 23). Cuando hablaban del culto a los ángeles, tanto los gnósticos como los judíos lo justificarían diciendo que Dios es tan grande y sublime y santo que no podemos nunca tener acceso directo a Él, y debemos contentarnos con los ángeles. Pero la gran verdad que predica el Cristianismo es, de hecho, precisamente que el camino a Dios está abierto a las personas más sencillas y humildes.
c) Dice que esto puede conducir a un pecado de orgullo (versículos 18 y 23). El que es tan meticuloso en la observancia de los días especiales, que guarda las leyes alimentarias y que practica la abstinencia ascética corre el grave peligro de creerse especialmente bueno y mirar a los demás por encima del hombro. Y es una verdad fundamental del Cristianismo que el que se cree bueno no lo es de veras, y menos el que se cree mejor que los demás.
d) Dice que esto es una vuelta a una esclavitud, abandonando la libertad cristiana (versículo 20), y que en cualquier caso no le libra a uno de las concupiscencias carnales, sino solamente le mantiene a uno aún sujeto (versículo 23).

Versículo para aprender:

...Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros”
Colosenses 2: 14




Lección nº 9:
CRISTO, NUESTRA VIDA
Y LO QUE HAY QUE DEJAR ATRÁS
Colosenses 3: 1- 9a

Escondidos en Cristo, nuestra vida
Colosenses 3: 1- 4
Lo que quiere resaltar Pablo es que en el bautismo, simbólicamente, el cristiano muere y resucita… Ahora bien: si es así, el cristiano debe surgir del Bautismo como una persona diferente. ¿Dónde está la diferencia? En el hecho de que a partir de ese momento los pensamientos del cristiano se centran en las cosas de arriba. Deja de estar obsesionado con las cosas triviales y pasajeras de la Tierra y se compromete en las realidades del Cielo.
Pero Pablo no está proponiendo que el cristiano se retire de las ocupaciones y responsabilidades de este mundo para no hacer otra cosa que meditar en la eternidad, porque inmediatamente después de decir esto Pablo pasa a establecer una serie de principios éticos que dejan bien claro que espera que el cristiano continúe con su trabajo de este mundo y mantenga todas sus relaciones; pero con esta diferencia: desde ese momento el cristiano considerará todas las cosas sobre el trasfondo de la eternidad, y ya no vivirá como si este mundo fuera lo único que importara. Y esto no podrá por menos de darle una nueva escala de valores. Las cosas que el mundo considera importantes dejarán de obsesionarle…
Pablo dice que esto es posible porque la vida del cristiano está escondida con Cristo en Dios...
Bien puede ser que haya aquí un juego de palabras que los griegos reconocerían en seguida. Los falsos maestros llamaban a sus libros de supuesta sabiduría apókryfoi, los libros que estaban escondidos para todos menos para los iniciados. Ahora bien, la palabra que Pablo usa aquí para decir que nuestras vidas están escondidas con Cristo en Dios es una parte del verbo apokryptein, del que procede el adjetivo apókryfos. Sin duda una palabra sugeriría la otra. Es como si Pablo dijera: “Para vosotros, los tesoros de la sabiduría están escondidos en vuestros libros secretos; pero para nosotros, Cristo es el tesoro de la sabiduría, y nosotros estamos escondidos en Él”.
Todavía hay aquí otro pensamiento más. La vida del cristiano está escondida con Cristo en Dios. Lo que está escondido está oculto; el mundo no puede descubrir el secreto del cristiano. Pero Pablo prosigue diciendo que llegará el día cuando Cristo vuelva en gloria; y entonces el cristiano al que nadie reconocía compartirá esa gloria y todo el mundo lo verá...
En el versículo 4 Pablo da a Cristo uno de los grandes títulos de la devoción: “Cristo, nuestra vida”. Aquí tenemos un pensamiento que le era muy querido al corazón de Pablo. Escribiendo a los filipenses les decía: “Para mí, el vivir es Cristo” (Filipenses 1:21). Años antes, escribiendo a los gálatas, les decía: “Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gálatas 2:20)… Según lo veía Pablo, lo más importante de la vida para el cristiano es Cristo; más aún: Él es su misma vida.
Algunas veces decimos de alguien: “Su vida es la música, o el deporte, o el trabajo...” Para el cristiano, Cristo es su vida.
Y aquí volvemos al principio de este pasaje: es precisamente por eso por lo que el cristiano centra su mente y su corazón en las cosas de arriba y no en las de este mundo; lo juzga todo a la luz de la Cruz de Cristo, y a la luz del amor que se entregó a sí mismo por él.

Lo que hay que dejar atrás
Colosenses 3: 5- 9a
Aquí tiene lugar el cambio que siempre se produce en las cartas de Pablo: después de la teología viene la demanda ética. Siempre terminaba con una exposición ineludible y clara de las demandas éticas del Evangelio en la situación en que se encontraban entonces sus amigos.
Pablo empieza con una demanda enérgica: “Haced morir…” dice, respecto a las cosas terrenales opuestas a Dios. Sigue la misma línea de pensamiento que en Romanos 8:13… Y es exactamente lo que Jesús demandaba: que se cortara una mano o un pie o se sacara un ojo cuando impulsaran al pecado (Mateo 5:29 y ss.).
Pablo procede a hacer una lista de algunas de las cosas que los colosenses deben suprimir de su vida.
La fornicación y la inmundicia tienen que desaparecer… En el mundo antiguo, las relaciones sexuales antes o fuera del matrimonio se consideraban normales y eran práctica aceptada. El deseo sexual se consideraba que debía gratificarse, no controlarse... Esa es una actitud que no nos es extraña hoy en día, y que se defiende a menudo con extensos razonamientos. Pero la ética cristiana insiste en la castidad porque considera que la relación física entre los sexos es algo tan precioso que no se debe permitir un uso indiscriminado que acabaría por deteriorarla.
Estaban la pasión y los malos deseos… Hay un tipo de persona que es esclava de las pasiones (pathos) y que es llevada de acá para allá por el deseo de lo que no es debido (epithymía).
Está el pecado de la avaricia (pleonexía), que es uno de los pecados más feos que es básicamente el deseo de tener más. Los griegos lo definían como un deseo insaciable, y decían que era como tratar de llenar de agua un recipiente que tuviera un agujero en el fondo. Lo definían como el deseo pecaminoso de lo que pertenece a otros. Tal deseo, dice Pablo, es idolatría, porque la esencia de la idolatría es el deseo de obtener; una persona se hace un ídolo y lo adora porque desea que le proporcione algo.
La ira de Dios no puede por menos de recaer sobre esas cosas… La regla del universo dice que una persona segará lo que haya sembrado, y que nadie puede evadir las consecuencias de su pecado. La ira de Dios y el orden moral del universo son la misma cosa.
Pablo dice en el versículo 8 que hay ciertas cosas de las que los colosenses deben despojarse...
El cristiano debe despojarse de la rabia y el genio. Las dos palabras son en el original orgué, que es la ira que se ha vuelto inveterada; de larga duración y que no se intenta dejar; y thymós, que es la explosión de rabia repentina que se produce de pronto y desaparece de pronto… Para el cristiano, tanto el estallido de rabia como la ira duradera son cosas prohibidas.
Está la malicia. La palabra que traduce es kakía que es la crueldad mental de la que brotan los vicios concretos; está la blasfemia y de las expresiones soeces, y no deben mentirse unos a otros. Blasfémia es hablar calumniosamente en general…La palabra que hemos traducido por expresiones soeces es aisjrologuía; que refiere al lenguaje obsceno.
Así podemos comprender que el habla cristiana debe ser amable; toda manera de hablar que sea calumniosa y maliciosa está prohibida, debe ser pura... Puede que no haya habido en el pasado ningún tiempo en que se usara tanto el lenguaje soez como en el nuestro. Y lo trágico es que muchos se han acostumbrado de tal manera a él que ya ni se dan cuenta cuando lo están usando. Y el habla cristiana debe ser veraz... Es fácil tergiversar la verdad; se puede lograr con un cambio en el tono de voz o una mirada elocuente; y hay silencios que pueden ser tan falsos y engañosos como muchas palabras.
El habla cristiana debe ser amable, pura y veraz para con todos y en cualesquiera circunstancias.

Versículo para aprender:

Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba...”
Colosenses 3: 1




Lección nº 10:
UNA IGLESIA PARA TODOS
Y EL VÍNCULO PERFECTO
Colosenses 9b-17

Una Iglesia para todos y las virtudes cristianas
Colosenses 3: 9b- 13
Cuando uno se hace cristiano debe experimentar un cambio total de personalidad. Se despoja del viejo yo y asume un nuevo yo… A menudo no tomamos suficientemente en serio la verdad en que insiste el Nuevo Testamento: que un cristianismo que no opere una transformación no es el auténtico. Además, este cambio es progresivo: hace crecer constantemente a la persona en la gracia y en el conocimiento hasta que llega a ser lo que está destinada a ser: humanidad a imagen de Dios.
Uno de los grandes efectos del Cristianismo es que derriba las barreras. En él no cuenta para nada que se sea griego o judío, circunciso o incircunciso, bárbaro, escita, esclavo u hombre libre.
El mundo antiguo estaba lleno de barreras. Los griegos miraban por encima del hombro a los bárbaros; y para ellos cualquiera que no hablara griego era un bárbaro; se consideraban los aristócratas del mundo antiguo. Y los judíos despreciaban a las demás naciones. Eran el pueblo escogido de Dios, y las otras naciones no servían más que para arder en el infierno. Los escitas eran considerados como los más despreciables de los bárbaros; casi bestias salvajes, decía de ellos Josefo… Los esclavos ni siquiera se consideraban en las leyes antiguas como seres humanos; no eran más que herramientas vivas, sin ningún derecho.
Todas estas barreras se han venido abajo en Cristo:
a) Derribó las barreras que proceden del nacimiento y la nacionalidad. Diferentes naciones, que o se despreciaban o se odiaban mutuamente, fueron incorporadas en la misma familia de la Iglesia Cristiana. Personas de diferentes nacionalidades, que se habrían lanzado al cuello los unos de los otros, se sentaban juntas en paz a la Mesa del Señor.
b) Derribó las barreras procedentes de las ceremonias y del ritual. Circuncisos e incircuncisos se agrupaban en una misma comunión. Para un judío, un gentil era inmundo; al hacerse cristiano, reconoció a todos los gentiles como hermanos.
c) Derribó las barreras entre civilizados e incivilizados.
Los escitas eran los bárbaros ignorantes del mundo antiguo; los griegos eran los aristócratas de la cultura. Los cultos y los incultos se reunían en la Iglesia Cristiana. El mayor intelectual del mundo y el más sencillo hijo de la labor se podían sentar en perfecta armonía en la Iglesia de Cristo.
d) Derribó la barrera entre las clases. El esclavo y el hombre libre se encontraban en la Iglesia. Más aún: en la Iglesia Primitiva se podía dar el caso, y se daba, de que el esclavo fuera el pastor, y el amo un simple miembro. En la presencia de Dios, las distinciones sociales del mundo dejaron de ser relevantes.

Luego Pablo pasa a dar su lista de las grandes gracias con las que deben vestirse los colosenses…
Empieza dirigiéndose a los colosenses como escogidos de Dios, consagrados y amados. Lo significativo es que cada una de estas tres palabras pertenecía en su origen, como si dijéramos, a los judíos. Eran ellos el pueblo escogido, la nación consagrada y los amados de Dios. Pablo, el hebreo de hebreos, toma estas tres palabras preciosas, que habían sido posesión exclusiva de Israel, y se las aplica a gentiles.
Pablo empieza mostrando un corazón piadoso… Si había una cosa que necesitara el mundo antiguo era la piedad en las relaciones humanas tan descuidas y egoístas por entonces… El Cristianismo trajo la misericordia al mundo. No es equivocado decir que todo lo que se ha hecho por los ancianos, los enfermos, los minusválidos, las mujeres, los niños, y aun los animales, ha sido bajo la inspiración del Cristianismo.
Está la amabilidad… La palabra es jréstótés refiere a la virtud de la persona para la que el bien de su prójimo le es tan deseable como el suyo propio. La bondad es a veces rígida; pero jréstótés es la bondad amable, aquella que mostró Jesús con la mujer pecadora que le ungió los pies (Lucas 7: 3750). Algunas versiones lo traducen por benignidad.
Está la humildad; tapeinofrosyné; En el griego clásico no había una palabra para humildad que no contuviera el matiz de servilismo; pero la humildad cristiana no refiere a nada de servil... Se basa en la creencia de que todos los seres humanos son hijos de Dios; y no hay lugar para la arrogancia cuando estamos viviendo entre semejantes que son todos de linaje real.
Está la cortesía, praytés… Hace referencia la equilibrio de la personas que es firme cuando debe serlo y tolerante cuando se amerita, porque Dios la controla…
Está la paciencia makrothymía… Este es el espíritu que no pierde nunca la paciencia con los demás, y es un reflejo de la paciencia divina, que soporta todo nuestro pecado y nunca nos desecha.
Está el espíritu que soporta y perdona. El cristiano soporta y perdona, porque el que ha sido perdonado debe perdonar siempre. Como Dios le perdonó, así debe perdonar a los demás; porque sólo perdonando se puede ser perdonado.

El vínculo perfecto
Colosenses 3: 14- 17
Pablo añade una más a las virtudes y las gracias: la que él llama el vínculo perfecto del amor. El amor es el poder que vincula y mantiene unido todo el Cuerpo de Cristo. La tendencia de cualquier cuerpo de personas es a disgregarse más tarde o más temprano. El amor es el único vínculo que puede mantenerlas en una comunión inquebrantable.
Y entonces Pablo usa una alegoría preciosa: “Que la paz de Dios sea la que lo decida todo en vuestros corazones”. Usa un verbo que viene del campo de los deportes; es la palabra que se refiere al árbitro que decide las cosas discutibles. Si la paz de Cristo es el árbitro en nuestro corazón, entonces, cuando los sentimientos estén en conflicto y nos sintamos impulsados en dos sentidos opuestos, la decisión de Cristo nos mantendrá en el camino del amor, y la Iglesia se mantendrá como el Cuerpo que está destinada a ser.
El camino del recto proceder es nombrar a Jesucristo árbitro entre las emociones conflictivas de nuestro corazón; y si aceptamos Sus decisiones, no erraremos.
Pablo exhorta a la alabanza… Es interesante saber que la Iglesia ha sido desde el principio una Iglesia cantadora. Lo heredó de los judíos, que Filón nos dice que pasaban a menudo toda la noche cantando himnos y salmos. Una de las primeras descripciones que tenemos de la Iglesia es la de Plinio, el gobernador romano de Bitima, que le mandó un informe de las actividades de los cristianos al emperador Trajano en el que le decía: “Se reúnen al alba para cantarle un himno a Cristo como Dios”… La gratitud de la Iglesia Cristiana siempre se ha elevado a Dios Padre en alabanza y cánticos.
Por último Pablo da el gran principio para la vida de que todo lo que hagamos o digamos ha de ser en el nombre de Jesús.
Una de las mejores pruebas de una acción es: ¿Podemos hacerla invocando el nombre de Jesús? ¿Podemos hacerla pidiendo su ayuda?... Y una de las mejores pruebas de una palabra es: ¿Podemos decirla nombrando juntamente a Jesús? ¿Podemos decirla teniendo presente que Él la escucha?
Si una persona somete todas sus palabras y acciones a la prueba de la presencia de Cristo, no errará jamás.

Versículo para aprender:

Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto”
Colosenses 3: 14




Lección nº 11:
RELACIONES PERSONALES, LA ORACIÓN
Y EL CRISTIANO Y EL MUNDO
Colosenses 3: 18 – 4: 6

Relaciones interpersonales del cristiano
Colosenses 3:18 - 4: 1
Aquí se vuelve más práctica la parte ética de la carta. Pablo .trata de los resultados del Evangelio en las relaciones cotidianas.
La ética cristiana se basa en la obligación mutua. No es nunca una ética en la que todos los deberes recaen sobre el mismo lado. Según lo veía Pablo, los maridos tienen obligaciones tan importantes como las mujeres; los padres están tan obligados como los hijos; los amos tienen sus responsabilidades igual que los esclavos.
Esto era algo completamente nuevo.
Para la ley judía la mujer era una cosa, propiedad de su marido lo mismo que la casa o el ganado o el dinero. No tenía ningunos derechos legales. Por ejemplo: el marido podía divorciarse de su mujer por cualquier causa, mientras que la mujer no podía hacer lo mismo; las únicas razones por las que se le podía conceder el divorcio a la mujer eran si su marido contraía la lepra, si apostataba de la fe judía o si violaba a una virgen.
En la sociedad griega, una mujer respetable vivía es un aislamiento total; nunca salía sola a la calle, ni siquiera para ir a la compra; vivía en las habitaciones de la mujer, y no se reunía con los varones ni siquiera para las comidas. Se le exigía un sometimiento y una castidad absolutos; pero su marido podía salir todo lo que quisiera y mantener las relaciones que quisiera fuera del matrimonio sin que eso fuera ningún estigma…
Bajo las leyes judía y griega todos los privilegios pertenecían al marido y todos los deberes a la mujer.
En el mundo antiguo los hijos estaban totalmente bajo el dominio de los padres. El ejemplo supremo era la patria potestad romana, la ley del poder del padre. Bajo ella, un padre podía hacer lo que quisiera con su hijo. Podía venderle como esclavo; hacerle trabajar como un obrero en su granja; tenía poder hasta para condenarle a muerte y ejecutar la sentencia...
Todos los derechos y privilegios pertenecían al padre y todas las obligaciones al hijo.
Esto se daba aún más en el caso de los esclavos. El esclavo no era más que una cosa a ojos de la ley. Cuando un esclavo ya no rendía en el trabajo se le abandonaba y dejaba morir. No tenía derecho a tener esposa, y si cohabitaba y tenía un hijo, este pertenecía al amo lo mismo que los corderos del rebaño.
Una vez más, todos los derechos pertenecían al amo y los deberes al esclavo.
Pero la ética cristiana impuso obligaciones mutuas en las que cada parte tiene derechos y obligaciones. Es una ética de responsabilidad mutua; y por tanto, se convirtió en una ética en la que la idea de privilegios y derechos se dejaban atrás, y la idea de deberes y obligaciones era y es suprema… Toda la dirección de la ética cristiana no es preguntar: ¿Qué me deben a mí los demás?, sino: ¿Qué les debo yo?
Lo realmente nuevo en la ética cristiana de relaciones personales es que todas las relaciones son en el Señor. La totalidad de la vida cristiana se vive en Cristo. En cualquier hogar el tono de las relaciones personales debe ser dictado por la conciencia de que Jesucristo es el invitado invisible pero siempre presente… En cualquier relación padre-hijo la idea dominante debe ser el carácter paternal de Dios; y debemos procurar tratar a nuestros hijos como Dios trata a sus hijos e hijas… Lo que debe zanjar cualquier problema en la relación amo-siervo es que ambos son siervos de un Amo, Jesucristo.
Lo nuevo es las relaciones personales en el Cristianismo es que Jesucristo es el Mediador en todas ellas.

Consideremos ahora brevemente cada una de estas tres esferas de las relaciones humanas.
a) La casada ha de respetar a su marido; pero el marido ha de amar a su mujer y tratarla con amabilidad. El efecto de las leyes y costumbres de la antigüedad era que el marido se convertía prácticamente en un dictador indiscutible y la mujer en poco más que una esclava dedicada a criar hijos y atender a las necesidades de su marido. El efecto fundamental de la enseñanza cristiana es que el matrimonio se convierte en un equipo. No se forma meramente por conveniencia del marido, sino a fin de que ambos, marido y mujer, se completen mutuamente y compartan la vida con todas sus responsabilidades y alegrías.
b) La ética cristiana establece la obligación de los hijos de respetar a sus padres; pero hay siempre un problema en la relación entre padres e hijos. Si el padre es demasiado complaciente, el hijo crecerá indisciplinado e incapacitado para enfrentarse con la vida. Pero también existe el peligro contrario si el padre es exigente y siempre está castigando a su hijo. La palabra padre se identificaba en su mente con la idea de la severidad. El deber de un padre es disciplinar, pero sin dejar de animar. Cuanto mejor sea un padre tanto más debe evitar el peligro de desanimar a su hijo, dosificándole la disciplina y el ánimo por partes iguales.
c) Pablo pasa a continuación al mayor problema de todos: la relación entre el esclavo y el amo… Pablo dice aquí cosas que deben de haber alucinado a los dos grupos. Insiste en que el esclavo debe ser un trabajador responsable… Está diciéndole realmente que el Evangelio debe hacerle un esclavo mejor y más eficiente que no debe trabajar sólo cuando le está mirando el amo… Y debe recordar que va a recibir una herencia. Aquí hay algo maravilloso. Bajo la ley romana un esclavo no podía ser propietario de nada, y aquí se le promete nada menos que la herencia de Dios. Debe recordar que llegará la hora cuando se ajustarán las cuentas, y la mala faena recibirá su castigo y la fiel diligencia su recompensa.
Y el amo debe tratar al esclavo no como una cosa sino como una persona, con justicia y equidad que supere la justicia, porque el amo debe recordar que él también tiene un Amo: Cristo en el Cielo. Es responsable ante Dios exactamente lo mismo que sus trabajadores lo son ante él. La doctrina cristiana del trabajo es que tanto el amo como el obrero están trabajando para Dios, y que por tanto la verdadera recompensa no se puede calcular en moneda terrenal, sino que la dará o retendrá Dios a su debido tiempo.

Alertas en la oración
Colosenses 4: 2- 4
Pablo no escribía nunca una carta sin recordar a sus lectores el deber y el privilegio de orar por sus amigos. Les dice que perseveren en la oración.
Les dice que se mantengan alerta en la oración. La palabra griega quiere decir literalmente que estén despiertos; y esto debe entenderse como la advertencia de no descuidar el sano hábito de la oración…
También Pablo les pide que oren por él; pero no les pide que oren por algún beneficio para él, sino por su trabajo. Habría muchas cosas de las que Pablo tenía necesidad, salir de la cárcel, un buen resultado en su juicio inminente, un poco de tranquilidad y la tan deseada paz… Pero les pide que oren para que se le den fuerzas y oportunidades para hacer el trabajo que Dios le ha confiado en el mundo.
Cuando oramos por nosotros y por otros no debemos pedir vernos libres de adversidades y trabajos, sino más bien tener las fuerzas para llevar a feliz término el trabajo que se nos ha confiado.
La oración debe ser para recibir poder, no para que se nos alivie la carga; no la liberación sino la conquista debe ser la clave de la vida cristiana.

El cristiano y el mundo
Colosenses 4: 5- 6
Aquí hay tres advertencias breves acerca de la vida del cristiano en el mundo.
a) El cristiano debe comportarse con prudencia y tacto con los que están fuera de la Iglesia…El cristiano debe tener presente que no es tanto por sus palabras sino por su vida por lo que atraerá a otros al Evangelio. Se le impone al cristiano la grave responsabilidad de mostrar a Cristo a los demás en su vida diaria.
b) El cristiano debe siempre atento para no dejar pasar la oportunidad de trabajar para Cristo y de servir a sus semejantes. La vida y el trabajo cotidianos no dejan de ofrecernos oportunidades de testificar de Cristo y de presentárselo a las personas, pero hay muchos que evitan las oportunidades en vez de aprovecharlas.
c) El cristiano debe tener gracia y simpatía en su manera de hablar para dar la respuesta que conviene en cada caso... El cristiano tiene que presentar su Mensaje con el encanto y la gracia que tenía Jesús.

Versículo para aprender:

Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”
Colosenses 3: 23




Lección nº 12:
FIELES COMPAÑEROS, UN MISTERIO
Y SALUDOS FINALES
Colosenses 4: 7- 18

Compañeros fieles
Colosenses 4: 7- 15
La lista de nombres al final de este capítulo es un cuadro de honor de héroes de la fe. Debemos tener presentes las circunstancias. Pablo estaba en la cárcel, a la espera del juicio, y siempre es peligroso estar relacionado con un preso, porque es fácil verse involucrado en su misma suerte. Requería coraje visitar a Pablo en la cárcel y dar señales de que uno estaba de su parte.
Estaba Tíquico que procedía de la provincia romana de Asia, y es muy probable que fuera el representante de la iglesia para llevar su ofrenda a los hermanos pobres de Jerusalén (Hechos 20:4). También fue el encargado de llevar a sus diferentes destinatarios la carta que llamamos Efesios (Efesios 6:21)... Aquí hay un detalle muy interesante. Pablo escribe que Tíquico les informará de cómo le van las cosas. Esto deja ver lo mucho que dejaba para la comunicación oral y que Pablo no incluyó nunca en sus cartas. Por razones obvias las cartas no debían ser muy largas, y trataban de problemas de fe y conducta que amenazaban la vida de las iglesias. Los detalles personales se le dejaban al portador de la carta. Así es que Tíquico los relataría como enviado personal de Pablo.
Estaba Onésimo... La manera que tiene Pablo de mencionarle está llena de cortesía y cariño. Onésimo era un esclavo fugitivo que había llegado a Roma, y al que Pablo estaba enviando de vuelta a su amo Filemón. Pero Pablo no dice que fuera un esclavo fugitivo, sino le llama querido y fiel hermano. Cuando Pablo tenía algo que decir de una persona, lo decía siempre de la mejor manera posible.
Estaba Aristarco… Era un macedonio de Tesalónica (Hechos 20:4). Aunque no se le menciona nada más que de pasada hay algo que sobresale: está claro que era la clase de buena persona que uno querría tener cerca cuando se encontrara en un callejón sin salida. Estaba allí cuando los efesios se amotinaron en el templo de Diana, y tan en primera línea estaba que le capturó el gentío (Hechos 19:29); estaba allí cuando Pablo inició su viaje a Roma como prisionero (Hechos 27:2)… Y ahora estaba también aquí, en Roma, compañero de prisión de Pablo. Siempre que Pablo estaba en apuros, allí estaba Aristarco con él. Las referencias que tenemos nos le presentan como un compañero bueno de veras.
Estaba Marcos… De todos los personajes de la Iglesia original fue él el que tuvo la carrera más sorprendente. Podía ser tan leal que Pedro le llama su hijo (1 Pedro 5:13); y sabemos que cuando escribió su evangelio incluyó los materiales de la predicación de Pedro… Pablo y Bernabé le llevaron consigo como secretario en su primer viaje misionero (Hechos 13:5); pero a mitad de camino, cuando las cosas se iban poniendo difíciles, Marcos se retiró y se volvió a casa (Hechos 13:13). Pasó bastante tiempo antes de que Pablo se lo perdonara. Cuando estaban para iniciar su segundo viaje misionero, Bernabé quería que llevaran a Marcos otra vez, pero Pablo se negó en redondo, y por ese motivo se separaron y, por lo que sabemos, ya no volvieron a trabajar juntos (Hechos 15:36-40). Según la tradición, Marcos fue de misionero a Egipto y fundó la iglesia de Alejandría. No sabemos lo que sucedió entre medias; pero sabemos que estaba con Pablo en su última cárcel, y Pablo le consideraba de lo más útil (Filemón 24; 2 Timoteo 4:11). Aquí, en esta breve referencia hay un eco de la vieja historia desafortunada. Pablo exhorta a la iglesia colosense a que reciba afectuosamente a Marcos si iba por allí. ¿Por qué? Sin duda porque sus iglesias mirarían con recelo al que había abandonado a Pablo…
De Jesús, apodado Justo, no sabemos más que su nombre.
Estos eran los ayudantes y animadores de Pablo. Sabemos que fue una bienvenida más bien fría la que le dieron los judíos de Roma (Hechos 28:17-29); pero tenía consigo a hombres cuya lealtad tiene que haberle caldeado el corazón.
El siguiente nombre que aparece en el cuadro de honor es Epafras. Debe de haber sido el pastor de la iglesia de Colosas (Colosenses 1: 7). Este pasaje parece sugerir que sería también el supervisor de las iglesias de las tres ciudades, Hierápolis, Laodicea y Colosas. Era un siervo de Dios que oraba y laboraba por los que Dios había puesto a su cuidado.
Estaba Lucas, nuestro querido médico, que estuvo con Pablo hasta el final (2 Timoteo 4:11). ¿Era un médico que había renunciado a una carrera lucrativa para asistir a Pablo en el aguijón de su carne y para predicar a Cristo? No lo sabemos pero puede que sí…
Estaba Demas… Es significativo que su nombre es el único que no lleva ningún título de alabanza o aprecio. Era Demas a secas. Hay toda una historia tras las breves referencias a Demas en las cartas de Pablo. En Filemón 24 se le incluye entre los que se describen como colaboradores de Pablo. Aquí en Colosenses 4:14 simplemente se le nombra. Y en la última referencia que se hace a él, en 2 Timoteo 4:10, se dice que ha abandonado a Pablo porque amaba este mundo. Seguramente tenemos aquí el boceto de pérdida de entusiasmo y fracaso en la fe.
Estaba Ninfas y los hermanos de Laodicea que se reunían en su casa. Debemos recordar que no hubo tal cosa como templos o capillas hasta el siglo III. Hasta entonces las congregaciones se reunían en las casas particulares de sus dirigentes (Romanos 16:5; 1 Corintios 16:19; Filemón 2).
En los primeros tiempos, la iglesia y el hogar eran la misma cosa; y sigue siendo verdad que el hogar cristiano debe ser al mismo tiempo una iglesia de Jesucristo.

El misterio de la Carta a los Laodicenses
Colosenses 4: 16
Aquí tenemos uno de los misterios de la correspondencia de Pablo. La carta a Colosas se tenía que mandar después a Laodicea. Y, dice Pablo, hay otra carta que está de camino desde Laodicea a Colosas. ¿Cuál era esa Carta a los Laodicenses?
Hay cuatro posibilidades.
a) Puede que fuera una carta especial a la iglesia de Laodicea. En ese caso, se habrá perdido… Pablo escribió muchas más cartas de las que poseemos. Se conservan solamente trece, que cubren un espacio de unos quince años. Se deben de haber perdido muchas otras, entre ellas la dirigida a los laodicenses.
b) Puede que fuera la carta que conocemos como a los Efesios. Es casi seguro que Efesios no se le escribió a la iglesia de Éfeso, sino que era una encíclica o carta circular que debía ir recorriendo las iglesias de la provincia de Asia. Puede que esta carta circular hubiera llegado ya a Laodicea y estuviera de camino hacia Colosas.
c) Puede que se tratara de la Carta a Filemón. Esa es una posibilidad que presentamos en nuestro estudio de esa carta.
d) Hace muchos siglos que ha estado en existencia una supuesta carta de Pablo a la iglesia de Laodicea, pero los padres de la Iglesia han considerado que es falsa, porque no es más que un compilado de Filipenses y Gálatas…

Saludo final
Colosenses 4: 17- 18
La carta concluye con una seria advertencia a Arquipo para que sea fiel al trabajo concreto que se le ha confiado. Puede que no sepamos nunca cuál era ese trabajo; aunque al estudiar la Carta a Filemón podemos tener algo de luz al respecto…
Pablo se servía de un amanuense para escribir sus cartas. Sabemos, por ejemplo, que el que le ayudó a escribir la Carta a los Romanos se llamaba Tercio (Romanos 16:22)… Pero tenía la costumbre de escribir él mismo el saludo final y firmar, y eso es lo que hace aquí.
Una y otra vez se refiere en esta serie de cartas a su encarcelamiento (Efesios 3:1; 4:1; 6:20; Filemón 9). Pero Pablo no se refiere a sus sufrimientos para inspirar lástima, sino como exponentes de su autoridad y de su derecho a hablar.
Y así llega la carta a su final… Todas las cartas de Pablo finalizan con la gracia. Él siempre terminaba encomendando a otros a aquella gracia que había encontrado suficiente para todas las cosas.

Versículo para aprender:

Acordaos de mis prisiones. La gracia sea con vosotros. Amén”
Colosenses 4: 18









COMENTARIO A LAS CARTAS A LOS TESALONICENSES

Lección nº 1:
INTRODUCCIÓN

Pasa a Macedonia…”
Para cualquiera que sepa leer entre líneas, la historia de la llegada de Pablo a Macedonia es una de las más fascinantes del libro de Los Hechos. Lucas, con una economía magistral de palabras, nos la cuenta en Hechos 16:6-10. Aunque el relato es tan breve, nos da la impresión de una cadena inevitable de circunstancias que culmina en un acontecimiento estelar. Pablo había pasado por Frigia y Galacia, y tenía delante el Helesponto. A la izquierda se extendía la provincia populosa de Asia, y a la derecha la gran provincia de Bitinia; pero el Espíritu no le permitió entrar en ninguna de las dos. Había algo que le impulsaba incesantemente hacia el mar Egeo. Así es que llegó a Alejandrina, todavía indeciso sobre adónde se debía dirigir; y entonces le sobrevino una visión nocturna de un hombre que clamaba: “¡Cruza a Macedonia a ayudarnos!”… Pablo se hizo a la vela, y por primera vez el Evangelio vino a Europa.

La influencia de Alejandro
En aquel momento Pablo debe de haber de haber visto mucho más que un continente para Cristo. Fue en Macedonia donde desembarcó; y Macedonia había sido el reino de Alejandro Magno, el que había conquistado todo el mundo conocido y llorado porque ya no quedaban más tierras que conquistar. Pero Alejandro era mucho más que un conquistador militar.
Fue casi el primer universalista. Tenía más de misionero que de soldado; soñaba con un mundo dominado e iluminado por la cultura griega. Hasta un pensador de la talla de Aristóteles había dicho que era obvio tratar a los griegos como libres y a los orientales como esclavos; pero su discípulo Alejandro declaraba que Dios le había enviado “a unir, pacificar y reconciliar al mundo entero”. Afirmaba que su propósito era “casar el Oriente con el Occidente”... Había soñado con un imperio en el que no hubiera griegos ni judíos, bárbaros ni escitas, siervos ni libres (Colosenses 3:11). Es difícil imaginar que Pablo no tuviera en mente a Alejandro. Había iniciado su viaje en Alejandrina, que recibía su apellido de Alejandro; llegó a Macedonia, que era el reino original de Alejandro; trabajó en Filipos, que había recibido su nombre de Filipo, el padre de Alejandro; pasó a Tesalónica, así llamada en recuerdo de la hermanastra de Alejandro. Todo el territorio estaba saturado de recuerdos de Alejandro; y Pablo pensaría, no en un país, ni en un continente, sino en un mundo para Cristo.

Tesalónica
Tesalónica era una gran ciudad. Siempre había tenido un puerto famoso. Fue allí donde el persa Jerjes tuvo su base naval cuando invadió Europa; y hasta en tiempo del Imperio Romano era uno de los principales astilleros del mundo. En 315 a.C., Casandro había reedificado la ciudad, y la había llamado Tesalónica (Thessalonfci), el nombre de su esposa, que era hija de Filipo de Macedonia y hermanastra de Alejandro Magno. Era una ciudad libre; es decir, que nunca había sufrido la vergüenza de que hubiera tropas romanas acuarteladas en ella. Tenía su propia asamblea popular, y sus propios magistrados. Su población alcanzaba los 200.000, y hubo un tiempo en que se dudaba si debía ser Tesalónica o Constantinopla la capital del mundo.
Pero la importancia suprema de Tesalónica era que su calle principal era parte de la carretera que unía a Roma con Oriente. Oriente y Occidente convergían en Tesalónica; se decía que “estaba en el regazo del Imperio Romano”... Y estaba inundada por el comercio de Oriente y Occidente.
Es imposible exagerar la importancia de la llegada del Cristianismo a Tesalónica. Si se asentaba en ella, era de esperar que se extendiera hacia el Este por la Via Egnatia hasta conquistar toda Asia, y hacia el Oeste hasta invadir a la misma Roma… La llegada del Cristianismo a Tesalónica fue clave para que llegara a ser una religión universal.

Pablo en Tesalónica
Encontramos el relato de la estancia de Pablo en Tesalónica en Hechos 17:1-10. Ahora bien, para Pablo, lo que sucedió en Tesalónica tuvo una importancia capital. Predicó en la sinagoga tres sábados consecutivos (Hechos 17:2), lo que quiere decir que no permanecería allí más de tres semanas. Tuvo un éxito tan señalado que los judíos se enfurecieron y le suscitaron tantos problemas que Pablo tuvo que salir furtivamente de la ciudad, con peligro de muerte, hacia Berea, donde le sucedió lo mismo (Hechos 17:10-12), y Pablo tuvo que dejar tras sí a Timoteo y Silas y proseguir su huida hasta Atenas.
¿Era posible hacer tal impacto en un lugar solamente en tres semanas como para que el Cristianismo arraigara tan profundamente que ya no fuera nunca desarraigado? Si era así, entonces no era un sueño irrealizable el que todo el Imperio Romano fuera ganado para Cristo. ¿O era necesario trabajar meses, o años, antes de hacer una impresión perdurable? En tal caso, no se podía ni prever vagamente cuándo llegaría a penetrar el Cristianismo en todo el mundo. Tesalónica era un caso piloto; y Pablo estaba desgarrado de ansiedad por saber cómo se desarrollarían las cosas.

Noticias de Tesalónica
Tan ansioso estaba Pablo que, cuando se reunió con él Timoteo en Atenas, le envió de vuelta a Tesalónica para que le trajera la información sin la que no podía descansar (1 Tesalonicenses 3:1,2,5; 2:17). ¿Qué noticias le trajo Timoteo? ¡Buenas noticias! El afecto que le tenían a Pablo los tesalonicenses era tan fuerte como siempre; y permanecían firmes en la fe (1 Tesalonicenses 2:14; 3:4-6; 4:9 y ss.). Los tesalonicenses eran “su gloria y su gozo” (1 Tesalonicenses 2:20). Pero también había noticias preocupantes.
a) La predicación de la Segunda Venida había producido unas consecuencias imprevistas, porque algunos habían dejado de trabajar y olvidado sus intereses corrientes para esperar la Segunda Venida con una expectación histérica. Así es que Pablo les dice que estén tranquilos y que prosigan con sus obligaciones normales (1 Tesalonicenses 4:11).
b) Estaban preocupados por lo que les sucedería a los que murieran antes de la Segunda Venida. Pablo les explica que los que duerman en Jesús no se perderán nada de la gloria que vendrá (1 Tesalonicenses 4:13-18).
c) Había una tendencia a despreciar toda autoridad legal; la propensión de los griegos a discutirlo todo siempre conllevaba el peligro de producir una democracia desmadrada (1 Tesalonicenses 5:12-14).
d) Había el peligro crónico de volver a la inmoralidad. Era difícil desaprender la actitud de generaciones y evitar el contagio del mundo pagano (1 Tesalonicenses 4:3-8).
e) Había por lo menos una sección que calumniaba a Pablo. Sugerían que predicaba el Evangelio por lo que pudiera sacar (1 Tesalonicenses 2:5,9); y que tenía cosas de dictador (1 Tesalonicenses 2:6-11).
f) Había una cierta medida de división en la iglesia (1Tesalonicenses 4:9; 5:13).
Estos eran los problemas que tenía que tratar Pablo; y muestran que la naturaleza humana no ha cambiado tanto.

Dos Cartas
Son muy parecidas, y deben de haberse escrito en un plazo de pocas semanas, tal vez de días. La segunda carta fue escrita principalmente para aclarar un malentendido acerca de la Segunda Venida. La primera insistía en que el Día del Señor vendría como ladrón en la noche, y exhortaba a estar alerta (1 Tesalonicenses 5:2,6). Pero esto produjo una situación malsana en la que algunos no hacían más que esperar y otear el horizonte; y por eso Pablo explica en la segunda carta qué señales han de producirse antes que llegue la Segunda Venida (2 Tesalonicenses 2:3-12).
Por supuesto que Pablo aprovecha la ocasión en la segunda carta para repetir y hacer hincapié en mucho de lo que había aconsejado y advertido en la primera; pero su interés principal es decirles algunas cosas que calmen su histeria y les hagan esperar, no en nerviosa inactividad, sino en paciente y diligente atención a las responsabilidades normales y cotidianas.
En estas dos cartas vemos a Pablo resolviendo los problemas de cada día que surgían en la Iglesia en expansión.




Lección nº 2:
NUESTRA GLORIA Y NUESTRO GOZO”
1 Tesalonicenses 1: 1 - 2: 20

Reconocimientos al testimonio
1 Tesalonicenses 1
En este capítulo introductorio vemos a Pablo en su talante más simpático. Dentro de poco va a administrar advertencia y reprensión; pero empieza con una alabanza sin reservas. Hasta cuando tenía que reprender, no lo hacía para desanimar, sino para elevar.
En cada persona hay algo digno, y a menudo la mejor manera de conseguir que se despoje de las cosas más bajas es alabar sus cualidades más elevadas. La mejor manera de erradicar sus faltas es alabar sus virtudes para que florezcan más y más; todos reaccionamos mejor a las palabras de aliento que a las de reprensión. Pablo, como buen psicólogo y con verdadero tacto cristiano, empieza reconociendo los méritos aun cuando tenga que pasar a reprender.
En el versículo 3, Pablo reúne tres grandes ingredientes de la vida cristiana.
a) Hay una labor inspirada por la fe. Nada nos dice tanto acerca de una persona como su manera de trabajar… Puede que trabaje por un sombrío sentimiento del deber, o inspirado por la fe. Su fe le dice que esa es la tarea que Dios le ha encomendado, y que la está llevando a cabo por fidelidad a Dios… Se ha dicho que la marca de la verdadera consagración es encontrar la gloria en la labor penosa.
b) Hay una labor impulsada por el amor. El trabajo que se hace por amor no cansa nunca.
c) Hay una constancia basada en la esperanza. Una persona puede soportarlo todo mientras tenga esperanza…
En el versículo 4, Pablo llama a los tesalonicenses hermanos amados de Dios. La frase amados de Dios solo la aplicaban los judíos a hombres supremamente grandes como Moisés y Salomón, o a la nación de Israel. Ahora, el más grande privilegio de los más grandes hombres del pueblo escogido de Dios se ha extendido a los más humildes de los gentiles.
El versículo 8 dice que la fe de los tesalonicenses había resonado como una trompeta. La palabra también podría querer decir retumbar como un trueno. Hay algo arrollador en la valentía del Cristianismo primitivo. Cuando la prudencia más elemental habría sugerido una manera de vivir que pasara inadvertida y así evitara el peligro y la persecución, los cristianos proclamaban abiertamente su fe. Nunca tenían miedo de confesar a quién pertenecían y servían.
En los versículos 9 y 10 se usan dos palabras que son características de la vida cristiana. Los tesalonicenses servían a Dios y esperaban la venida de Cristo.
El cristiano ha sido llamado a servir en el mundo y a esperar la gloria... El servicio leal y la paciente espera son los preludios necesarios para la gloria del Cielo.

La defensa de Pablo
1 Tesalonicenses 2: 1-12
Por debajo de la superficie de este pasaje se adivina el correr de las calumnias que divulgaban los oponentes de Pablo en Tesalónica.
El versículo 2 se refiere al encarcelamiento y malos tratos de los que Pablo había sido objeto en Filipos (Hechos 16:16-40). Sin duda había algunos en Tesalónica que decían que Pablo estaba fichado por las autoridades… Una mente realmente maligna lo tergiversa todo para producir una calumnia.
Vemos en el versículo 3 no menos de tres acusaciones:
a) Se decía que la predicación de Pablo era una pura fantasía. Una persona realmente original siempre corre el riesgo de que la tomen por loco. Festo creyó que Pablo estaba loco algo más adelante (Hechos 26:24). Hubo un tiempo cuando los parientes de Jesús llegaron a tratar de llevársele a casa porque creían que Se había vuelto loco (Marcos 3:21). Los estándares cristianos pueden ser tan diferentes de los del mundo que el que los siga con una mente sencilla y un entusiasmo ardiente puede parecerles a otras personas que está mal de la cabeza.
(b) Se decía que la predicación de Pablo procedía de motivos impuros. La palabra que se usa para impureza (akatharsía) tiene muchas veces que ver con la impureza sexual. Los cristianos tenían una costumbre que los paganos malinterpretaban a menudo intencionadamente: el beso de la paz (1 Tesalonicenses 5:26). Cuando los cristianos hablaban de sus fiestas del amor y del beso de la paz, no le era difícil a una mente sucia leer en estas frases lo que no contenían. Lo malo es que una mente sucia verá suciedad hasta donde no la haya.
c) Se decía que la predicación de Pablo estaba encaminada astutamente a engañar a la gente.
El versículo 4 indica que acusaban a Pablo de buscar la aprobación de la gente en vez de la de Dios. Probablemente aquello surgiría del hecho de que predicaba la libertad del Evangelio y de la gracia frente a la esclavitud del legalismo. Cualquiera que predique el Evangelio del gozo encontrará calumniadores, que es exactamente lo que sucedió con Jesús, y con Pablo.
Los versículos 5 y 9 indican que había algunos que decían que Pablo estaba metido en el negocio de la predicación por lo que pudiera sacar de él… Ya había en aquellos tiempos quienes, haciéndose los religiosos y necesitados, pretendían vivir a costa de los hermanos; de esto algunos acusaban a Pablo.
El versículo 6 indica que a Pablo le acusaban de buscar prestigio personal. Es el constante peligro del predicador el hacer alarde de sí mismo en vez de presentar el mensaje. Sin embargo, en 1 Tesalonicenses 1: 5 hay algo sugestivo: Pablo no dice “Yo llegué a vosotros”, sino “Nuestro Evangelio llegó a vosotros”... El hombre se perdía en el mensaje.
El versículo 7 indica que a Pablo le acusaban de ser un dictador… Pero su gentileza era la de un padre prudente; su amor sabía ser firme… Para él, el amor cristiano no era mera sensiblería; sabía que las personas necesitaban disciplina, no para castigarlas, sino para bien de sus almas.

Los pecados de los judíos
1 Tesalonicenses 2: 13-16
La fe cristiana no había traído tranquilidad a los tesalonicenses, sino problemas. Su recién descubierta lealtad los había sumido en persecuciones. El método que usa Pablo para animarlos es muy interesante; les dice que su persecución era una garantía de honor que los incluía en los regimientos del ejército de Cristo.
Pero lo más interesante de este pasaje está en que en los versículos 15 y 16 Pablo traza una especie de catálogo de los errores y pecados de los judíos.
a) Mataron al Señor Jesús y a los profetas. Cuando llegaban a ellos los mensajeros de Dios, los eliminaban. Uno de los hechos lúgubres en el relato evangélico es la intensidad con que los responsables de los judíos trataron de deshacerse de Jesús antes de que pudiera traerles más perjuicios.
b) Persiguieron a los cristianos. Aunque ellos mismos se negaban a aceptar el Mensaje de Cristo, podrían haber dejado que otros lo escucharan y aceptaran si querían; pero no lo hicieron…
c) No trataban de hacer la voluntad de Dios. El problema de la Iglesia ha sido muchas veces que se ha aferrado a una religión hecha por los hombres en lugar de aceptar la fe que Dios da.
d) Estaban en contra de todos los hombres. En el mundo antiguo se acusaba de hecho a los judíos de ser “enemigos de la raza humana”. Su pecado capital era la arrogancia; se consideraban elegidos para un privilegio, y no para un servicio.
e) Querían reservarse la invitación del amor de Dios para ellos solos, y no querían que los gentiles tuvieran parte en su gracia.
Hay algo fundamentalmente erróneo en una religión que les cierra la puerta a los demás. Si amamos de veras a Dios, ese amor debe desbordarse hacia nuestros semejantes. Lejos de querer monopolizar los privilegios, nos consumirá la pasión por compartirlos.

Nuestra gloria y nuestro gozo”
1 Tesalonicenses 2: 17-20
Alguien ha dicho que 1 Tesalonicenses es un clásico de la amistad; y aquí tenemos un pasaje que resume el profundo afecto de Pablo hacia sus amigos, a pesar de la distancia.
Pablo usa dos ilustraciones interesantes en el pasaje que nos ocupa.
Dice que Satanás le bloqueó el camino cuando quería ir a Tesalónica. La palabra que usa (enkóptein) es el término técnico para poner un bloque en medio de la carretera para impedir el paso de una expedición. La labor de Satanás consiste en poner obstáculos en el camino del cristiano; y la nuestra debe ser vencerlos.
Dice que los tesalonicenses eran su corona. En griego hay dos palabras para corona: diádéma, que se usa casi exclusivamente refiriéndose a la corona real; y stéfanos que se utiliza casi exclusivamente para designar la corona del vencedor en alguna contienda deportiva y es la que usa aquí Pablo. El único premio que apreciaba realmente en la vida era ver vivir a sus convertidos de acuerdo con el Evangelio. La mayor gloria de una persona está en las que haya puesto o ayudado en el camino de Cristo.
Nada que podamos hacer será un mérito ante Dios; pero al final, las estrellas en la corona de un siervo fiel serán los que haya guiado a Jesucristo.

Versículo para aprender:

Vosotros sois nuestra gloria y gozo”
1 Tesalonicenses 2: 20




Lección nº 3:
CONSEJOS OPORTUNOS
1 Tesalonicenses 3: 1 – 4: 18

El pastor digno
1 Tesalonicenses 3: 1-10
Este pasaje manifiesta la verdadera esencia del espíritu del pastor.
Hay en Pablo un afecto notable... No podemos nunca ejercer una influencia en las personas a menos que empecemos por quererlas. El que empieza por despreciar a las personas y por que no le gusten no podrá nunca hacer nada para salvarlas.
Hay en Pablo también ansiedad... Cuando uno ha puesto lo mejor de sí mismo en algo está ansioso hasta saber cómo va la obra… Si esto es verdad de las cosas, más angustiosamente cierto lo es de las personas. Cuando un pastor ha recibido a un joven como miembro de la iglesia tras años de instrucción está ansioso por ver cómo cumplirá los deberes y responsabilidades de su nueva condición…
Hay en Pablo una disposición a ayudar… Cuando Pablo envió a Timoteo a Tesalónica no fue tanto para inspeccionar aquella iglesia como para ayudarla. La actitud cristiana para con el pecador no debe tender a condenar, sino a ayudar.
Hay en Pablo un profundo gozo. Pablo estaba gozoso porque sus convertidos se mantenían firmes. Tenía el gozo del que ha creado algo que resiste los embates del tiempo. No hay gozo como el del padre que ve que su hijo ha quedado bien.
Y hay en Pablo oración por ellos... Tal vez nunca sepamos de cuántos errores y pecados nos hemos librado y cuántas tentaciones hemos conquistado simplemente porque alguien ha orado por nosotros. Cuando no podamos hacer nada por nadie de ninguna otra manera; cuando, como Pablo, estemos separados de los nuestros a nuestro pesar, hay algo que siempre podremos hacer: orar por ellos.

Todo viene de Dios
1 Tesalonicenses 3: 11-13
Para Pablo todo procede de Dios.
Pide a Dios que le abra el camino para poder ir a Tesalónica. Era a Dios a quien acudía buscando dirección en los problemas ordinarios de la vida de cada día. Uno de los grandes errores de la vida es acudir a Dios solamente en las en las crisis demoledoras.
Muchas veces en las cosas normales, pasamos por alto al Señor, creyendo que podemos arreglárnoslas bien por nosotros mismos; pero en las emergencias nos aferramos a Él, sabiendo que no podemos prescindir de Él.
Eso no le pasaba a Pablo. Hasta en una cosa tan normal y corriente para él como un viaje de Atenas a Tesalónica acudía a Dios en busca de dirección. Pablo acudía constantemente a Él para que dirigiera su vida.
Pide también que Dios permita a los tesalonicenses cumplir la ley del amor en su vida diaria… El que sale por la mañana sin haber hecho oración, está diciendo en efecto: “Puedo arreglármelas solo…” El que se acuesta al final del día sin hablar con Dios, está diciendo: “Puedo asumir perfectamente solo las consecuencias del día de hoy...” Y esto es sumamente peligroso porque vivir la vida sin Dios es prácticamente una empresa irrealizable.
Y sólo así podremos presentarnos delante del Señor cuando Él vuelva…. Pablo tenía en mente la Segunda Venida de Jesucristo y sabía que l a única manera de prepararse para encontrarse con Dios es vivir diariamente con El, porque aquel día será catastrófico para los que se encuentren con Él como con un terrible extraño; pero será un día de Victoria para los que le han seguido fieles.

Una llamada a la pureza
1 Tesalonicenses 4: 1-8
Nos resulta extraño que Pablo se extienda tanto para inculcar la pureza sexual en una congregación cristiana; pero hemos de tener presentes dos cosas. La primera, que hacía poco que los tesalonicenses habían recibido la fe cristiana, y que venían de una sociedad en la que la castidad era una virtud desconocida; y seguían estado en medio de tal sociedad, cuya infección los amenazaba todo el tiempo.
La segunda, no ha habido nunca una época histórica en la que los votos matrimoniales se tomaran tan a la ligera y el divorcio fuera tan desastrosamente fácil.
Entre los judíos, el matrimonio se tenía teóricamente en la más alta estima aunque el divorcio era trágicamente fácil (Deuteronomio 24:1) porque, aunque los rabinos más estrictos interpretaban la Ley como refiriéndose solamente al adulterio, había una interpretación más laxa que ampliaba su sentido hasta incluir asuntos tales como estropear la comida poniéndole demasiada sal, o salir a la calle con la cabeza descubierta, o hablar irrespetuosamente de su familia política en presencia de su marido… Y como era de esperar, fue la aplicación más laxa la más aceptada.
En Roma, bajo el Imperio, el divorcio era un asunto de capricho. Como decía Séneca: “Las mujeres se casaban para poder divorciarse, y se divorciaban para poder casarse”... La moralidad estaba muerta.
En Grecia, la inmoralidad siempre había ido a rienda suelta. Mucho tiempo atrás había dicho Demóstenes: “Mantenemos a las prostitutas para el placer; las concubinas, para las necesidades cotidianas del cuerpo, y las esposas, para tener hijos y para que guarden fielmente nuestros hogares…”
Era a hombres y mujeres que procedían de una sociedad así a los que se dirigía Pablo. Lo que a muchos les parecería un lugar común de la vida cristiana, a aquellos les parecería algo totalmente revolucionario.
Por cierto que hay una necesidad perentoria en el mundo moderno, como la había en Tesalónica, de ponerles delante a hombres y mujeres las demandas insoslayables de la moralidad cristiana, “porque Dios no nos llamó para que viviéramos en la impureza, sino en la consagración”...

El deber de trabajar y el testimonio
1 Tesalonicenses 4: 9-12
Este pasaje empieza con una alabanza y termina con una advertencia… Pablo animaba a los tesalonicenses a mantenerse tranquilos y a ocuparse de sus propios asuntos y a seguir realizando sus trabajos… La predicación de la Segunda Venida había producido una situación extraña e imprevista en Tesalónica. Muchos de los tesalonicenses habían abandonado sus trabajos habituales y andaban por ahí en grupos emotivos, inquietándose a sí mismos y a otros, esperando que se produjera en cualquier momento la Segunda Venida de Cristo. La vida ordinaria estaba desquiciada; el ganarse la vida se dejaba de lado, así que el consejo de Pablo era preeminentemente práctico.
Les decía, de hecho, que la mejor manera en que Jesucristo podía encontrarlos sería tranquilos, haciendo su labor cotidiana eficiente y diligentemente.
Les dijo también que, pasara lo que pasara, tenían que presentar el Evangelio á los de fuera de la iglesia mediante la diligencia y la belleza de sus propias vidas. El andar vagando por ahí, el permitir que su supuesto cristianismo los convirtiera en ciudadanos inútiles, no era más que desacreditar el Cristianismo. La única manera de demostrar que el Cristianismo es la mejor fe de todas es mostrando que produce las mejores personas. El mundo exterior puede que no venga nunca a la iglesia a escuchar un sermón, pero no puede por menos de vernos todos los días fuera de la iglesia; y nuestras vidas son los sermones que han de ganarlos para Cristo.
Les dijo además que tenían que proponerse ser independientes y no vivir como parásitos de la caridad. El efecto de la conducta de los tesalonicenses era que otros tenían que sostenerlos. El cristiano ha de tener una caridad amable que se deleite en dar, y una orgullosa independencia que rechace dejar de suplir sus necesidades con sus propias manos.

Los que duermen…”
1 Tesalonicenses 4: 13-18
La esperanza de la Segunda Venida les había traído otro problema a los de Tesalónica. Esperaban que se produjera inmediatamente; esperaban estar vivos cuando ocurriera, pero estaban preocupados por los cristianos que ya habían muerto. No podían estar seguros de que también participaran de la gloria de ese día. Pablo les responde que tendrán una misma gloria los que ya hayan muerto y los que estén vivos.
Les dice que no deben tener tristeza como los que no tienen ninguna esperanza. Ante la muerte, el mundo pagano se encontraba sumido en la desesperación, pero Pablo establece un gran principio: La persona que ha vivido y muerto en Cristo sigue estando en Cristo y resucitará con Él, como Cristo murió y resucitó.
El cuadro que traza Pablo del Día de la Segunda Venida de Cristo es pura poesía, un intento de describir lo indescriptible. En la Segunda Venida Cristo descenderá del Cielo a la Tierra; dará una voz de mando, a la cual la voz de un arcángel y la trompeta de Dios despertarán a los muertos; entonces los muertos y los vivos serán asumidos igualmente en las carrozas de las nubes para darle la bienvenida a Cristo; y a partir de entonces ya estarán siempre con el Señor.
No debe pretenderse que tomemos lo que es una visión espiritual con un literalismo crudo e insensible. No son los detalles lo importante, sino que tanto en la vida como después de la muerte el cristiano está en Cristo, y esa es una unión que nada puede romper.

Versículo para aprender:

Porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros”
1 Tesalonicenses 4: 9b




Lección nº 4:
CONSEJOS A LA IGLESIA Y SALUDOS
1 Tesalonicense 5: 1- 28

Como ladrón en la noche…”
1 Tesalonicenses 5: 1-11
No conseguiremos entender las imágenes que encontramos en el Nuevo Testamento de la Segunda Venida a menos que recordemos que tienen el trasfondo del Antiguo Testamento. La concepción del Día del Señor es muy corriente en el Antiguo Testamento; y todas las figuras y la trama del Día del Señor se han aplicado a la Segunda Venida.
Para los judíos, la historia del tiempo se dividía en dos edades. Estaba esta edad presente, que era total e incurablemente mala; y la edad por venir, que sería la edad de oro de Dios. Entre las dos estaba el Día del Señor, que sería un día terrible en el que un mundo sería destruido y otro nacería.
Muchas de las más terribles descripciones del Antiguo Testamento se refieren al Día del Señor (Isaías 22:5; 13:9; Sofonías 1:14-16; Amós 5:18; Jeremías 30:7; Malaquías 4:1; Joel 2:31).
Sus principales características son las siguientes: se produciría repentina y inesperadamente, implicaría un cataclismo cósmico en el que el universo sería sacudido desde sus cimientos y sería un tiempo de juicio.
Como es natural, los autores del Nuevo Testamento identificaron para todos los propósitos el Día del Señor con la Segunda Venida de Jesucristo.
Naturalmente, se quería saber cuándo llegaría ese Día, aunque el mismo Jesús había dicho claramente que nadie sabía el día ni la hora cuando se produciría, ni siquiera Él mismo, sino sólo el Padre (Marcos 13:32; Mateo 24:36; Hechos 1:7). Pero aquello no hizo que algunos dejaran de especular con este tiempo…De esas especulaciones Pablo tiene dos cosas que decir:
Ratifica que la llegada de ese Día será repentina; que vendrá como ladrón en la noche… Pero que no debemos estar desapercibidos. El cristiano vive a la luz; y no importa cuándo se produzca ese Día, si está vigilante y sobrio le encontrará preparado.
La persona que ha vivido toda la vida con Cristo está siempre dispuesta para entrar a Su más íntima presencia.

Consejos a la Iglesia
1 Tesalonicenses 5: 12-22
Pablo pone fin a su carta con una lista de buenos consejos. Los dispone de una manera resumida, pero cada uno de ellos merece nuestra atenta consideración.
Pablo dice: “Respetad a vuestros dirigentes”; y la razón por la que deben respetarlos es por la obra que llevan a cabo. No es cuestión de prestigio personal; es la labor lo que hace grande a una persona, y es el servicio que está prestando lo que constituye su emblema de honor.
Dice también: “Vivid en paz”. Es imposible predicar el Evangelio del amor en un ambiente de odio. Es mejor marcharse de una congregación en la que no se es feliz ni se hacen felices a otros, y buscarse una en la que se pueda vivir en paz.
El versículo 14 selecciona a los que necesitan un cuidado y una atención especiales. La palabra para remolones describía originalmente al soldado que había abandonado el ejército… Los pusilánimes son literalmente los que tienen el alma pequeña. En todas las comunidades hay hermanos desanimados que temen instintivamente lo peor, pero también debe de haber cristianos que, siendo animosos, ayudan a otros a ser valientes.
Sed apoyo de los débiles” es un consejo precioso. En vez de dejar que el hermano débil sea arrastrado a la deriva y acabe por alejarse totalmente, la comunidad cristiana debe hacer un esfuerzo para sujetarle para que no se pierda…
Ser pacientes con todos es tal vez una de las cosas más difíciles, porque a menudo nos encontraremos con personas que persisten en situaciones negativas una y otra vez… Pero debemos soportarlos sin condenar…
Pablo dice también: “No seáis vengativos”… Aunque haya alguien que busque nuestro mal, debemos conquistarle buscando su bien.
Los versículos 16-18 nos dan tres señales de la iglesia genuina.
Es una iglesia feliz. Hay en ella un ambiente de gozo que hace que sus miembros se sientan alegres por su condición y por formar parte de ella…
Es una iglesia que ora sin cesar... La oración es integrar a Dios realmente en nuestra comunión porque hablamos con Él; y cuando lo hacemos juntos la bendición se multiplica…
Es una iglesia agradecida. Siempre hay algo por lo que dar gracias; hasta en el día más aciago se pueden contar las bendiciones.
En los versículos 19 y 20 Pablo advierte a los tesalonicenses que no desprecien los dones espirituales. Debemos recordar que los profetas eran los equivalentes de los predicadores de nuestro tiempo, los que llevaban el mensaje de Dios a la congregación.
Los versículos 21 y 22 describen el deber constante del cristiano: probar todas las cosas de acuerdo con las enseñanzas de Cristo; y aunque sea difícil debe seguir haciendo el bien y apartándose de todo lo que sea malo.
Cuando una iglesia vive a la altura del consejo de Pablo, alumbra como una luz que brilla en un lugar oscuro; tiene gozo en sí y poder para ganar a otros.

El saludo final y un precioso pedido
1 Tesalonicenses 5: 23-28
Al final de esta carta, Pablo encomienda a sus hermanos en cuerpo, alma y espíritu a Dios.
Hay aquí un pedido muy precioso: “Hermanos orad por nosotros”... Es maravilloso que el más notable apóstol de todos ellos se sintiera fortalecido por las oraciones de los cristianos más humildes. Para Pablo, la oración era la cadena de oro en la que él oraba por otros y otros por él.
En nuestros día algunos pastores destacados suelen decirnos que oraran por nosotros, dándonos a entender que, desde su dignidad, habrán de tenernos en cuenta delante de Dios… Pero a muchos de ellos les cuesta pedir que nosotros oremos por ellos porque, tal vez, esa sea una señal de debilidad… Pablo no tenía este tipo de dudas: sabía que su ministerio se afirmaba en las oraciones de todos sus hermanos…

Versículo para aprender:

Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios”
1 Tesalonicenses 5: 6




Lección nº 5:
EL HIJO DE PERDICIÓN Y
LA DEMANDA Y EL ESFUERZO
2 Tesalonicenses 1: 1 – 2: 17

Ánimo y reconocimiento
2 Tesalonicenses 1
Tenemos en este pasaje inicial toda la sabiduría de un verdadero maestro. Parece que los tesalonicenses le habían enviado a Pablo un mensaje lleno de dudas. Habían tenido miedo de que su fe no iba a poder resistir la prueba… La respuesta de Pablo tenía por objeto resaltar sus virtudes y logros de tal manera que aquellos cristianos desanimados y timoratos se sintieran fortalecidos.
Hay tres cosas que Pablo escoge como señales de la iglesia vital:
a) Una fe que es estable. Es la marca del cristiano en progreso que cada vez está más seguro de Jesucristo. La fe que puede que empezara por una hipótesis culmina en una certeza.
b) Un amor en ascendente. Una iglesia que crece es la que aumenta en capacidad de servicio. Uno puede que empiece sirviendo a sus semejantes por el sentimiento del deber que le impone su fe cristiana, y que culmine sirviéndolos porque ese es su mayor gozo.
c) Una constancia que resiste. Pablo usa una palabra magnífica, hypomoné, que se suele traducir por paciencia, pero que no quiere decir la habilidad de soportar pasivamente lo que se le venga a uno encima… Describe el espíritu que no solo se mantiene firme en circunstancias difíciles, sino que las conquista.
El mensaje animador de Pablo acaba en la visión más alentadora de todas. Acaba en lo que podríamos llamar la gloria recíproca. Cuando Cristo venga otra vez será glorificado en sus santos y admirado por los que hayan creído... Aquí tenemos la verdad notable de que nuestra gloria es Cristo y la gloria de Cristo somos nosotros. La gloria de Cristo está en los que han aprendido en Él a resistir y a conquistar, y así a brillar como luces en un lugar oscuro.
La gloria de un maestro está en los discípulos que produce; la de los padres, en los hijos que educan no solo para que sepan ganarse la vida sino para que la enriquezcan; a nosotros se nos conceden el tremendo privilegio y la tremenda responsabilidad de que la gloria de Cristo esté en nosotros.
¿Puede haber mayores privilegios y responsabilidad?

El hijo de perdición
2 Tesalonicenses 2: 1-12
Este es, sin duda, uno de los pasajes más difíciles de todo el Nuevo Testamento; y lo es porque usa términos y piensa en figuras que les eran perfectamente familiares a los que se dirigía Pablo pero que nos son totalmente extraños.
El cuadro general es este. Pablo les estaba diciendo a los tesalonicenses que debían abandonar esa espera nerviosa y tensa de la Segunda Venida. Negaba haber dicho nunca que el Día del Señor hubiera llegado. Esa era una falsa interpretación de sus palabras que no se le podía atribuir a él; y les decía que antes del Día del Señor sucederían muchas cosas.
Primero, habría una era de rebelión contra Dios; ya se había introducido en este mundo un poder maligno secreto que estaba obrando en el mundo y en los hombres para producir ese tiempo de rebelión. En algún lugar se estaba ocultando uno que era la encarnación del mal como Jesús lo era de Dios. Era el Hombre del Pecado, el Hijo de Perdición, el Sin Ley. A su debido tiempo, el poder que lo estaba reteniendo desaparecería de la escena; y entonces vendría ese demonio encarnado. Cuando viniera, reuniría a su propio pueblo de la misma manera que nuestro Señor Jesucristo había reunido al suyo. Los que se habían
negado a aceptar a Cristo estaban esperando para aceptarle a él. Entonces se produciría la última batalla, en la que Cristo le destruiría totalmente…
Pablo estaba tratando de una serie de ideas que eran propiedad común de los antiguos. Los judíos también tenían esa idea. Llamaban al poder satánico Belial (Deuteronomio 13:13; 1 Reyes 21:10,13; 2 Samuel 22:5). En 2 Corintios 6:15 Pablo usa este término como el contrario a Dios. Ese mal encarnado era la antítesis de Dios. Los cristianos asumieron esas ideas, después de Pablo, dándole el título de el Anticristo (1 Juan 2:18,22; 4:3). Obviamente, tal poder no podía seguir existiendo en el universo indefinidamente, así es que había una creencia muy extendida de que habría una batalla final en la que Dios triunfaría, y esta fuerza anti-Dios sería definitivamente destruida. Ese es el cuadro que Pablo está desplegando aquí.
Así es que Pablo describe una creciente rebelión contra Dios, la emergencia de uno que sería la encarnación del diablo como Cristo era la de Dios, y tendría lugar una batalla final en la que triunfaría definitivamente Dios.
Cuando este mal encarnado se introdujera en el mundo habría algunos que le reconocerían como su señor, los que habían rechazado a Cristo; los cuales, con su maligno jefe, serían finalmente derrotados y juzgados.
Aunque estas figuras nos parezcan muy remotas, sin embargo contienen ciertas verdades permanentes.
a) Existe una fuerza del mal en el mundo… Escondemos la cabeza en la arena si negamos que hay un poder del mal que obra en el mundo.
b) Dios está en el control de todo; las cosas puede que parezca que se van precipitando hacia el caos, pero Dios, por su misma esencia, tiene el control…
c) El triunfo definitivo de Dios es seguro. A fin de cuentas, nada puede mantenerse contra Él.

La demanda y el esfuerzo
2 Tesalonicenses 2: 13-17
En este pasaje encontramos una especie de sinopsis de la vida cristiana.
Empieza con la llamada de Dios. No habríamos nunca podido ni siquiera buscar a Dios si no fuera porque Él ya nos hubiera encontrado. La iniciativa es exclusivamente suya; la base y la causa motriz de todo esto es su amor buscador.
Esto se desarrolla en nuestro esfuerzo. El cristiano no es llamado a soñar, sino a luchar; no a quedarse quieto, sino a escalar. Es llamado, no solamente al mayor privilegio, sino también a la mayor tarea del mundo.
Este esfuerzo tiene la ayuda continua de:
a) De la enseñanza, dirección y ejemplo de personas piadosas.
Dios nos habla por medio de aquellos a los que El ya ha hablado. Y hay algunos que nos ayudan, no con nada que hayan escrito o dicho, sino simplemente siendo como son, hombres y mujeres en los que nos encontramos con Dios.
b) Tiene la ayuda de Dios mismo; Él no nos deja solos para luchar y trabajar. El que nos da la tarea también nos da la fuerza y la habilidad para llevarla a cabo… Detrás de nosotros y a nuestro lado está Dios.
Esta llamada y este esfuerzo están diseñados para producir:
a) La consagración en la tierra. Literalmente en griego, una cosa que está consagrada está apartada para Dios. Están diseñadas para apartarnos de tal manera que Dios nos pueda usar en su servicio. El resultado es que la vida de una persona ya no le pertenece para hacer con ella lo que quiera, sino que pertenece a Dios para que Él la use como quiera.
b) Están diseñados para producir la salvación en el Cielo. La vida cristiana no acaba en el tiempo; su destino es la eternidad. El cristiano puede considerar esta aflicción presente como una cosa ligera en comparación con la gloria que se manifestará.

Versículo para aprender:

Para que el Nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en Él”
2 Tesalonicenses 1: 12a




Lección nº 6:
CARACTERÍSTICAS DEL CRISTIANO
Y CONSEJOS PARA LA DISCIPLINA
2 Tesalonicenses 3: 1- 18

Características interna y externa del cristiano
2 Tesalonicenses 3: 1-5
Una vez más Pablo llega al final de la una carta pidiendo a sus amigos que oren por él (1 Tesalonicenses 5:25; Romanos 15:30ss; Filemón 22).
Hay algo profundamente conmovedor en la escena de este gigante en la fe pidiendo las oraciones de los tesalonicenses, que reconocían su propia debilidad. Aquí es donde se ve con mayor claridad la humildad de Pablo.
Pero, a pesar de su amor y confianza en las personas, Pablo era realista. La fe, decía, no es cosa de todos. Podemos estar seguros de que no lo decía con cinismo, sino con dolor. Una vez más vemos la tremenda responsabilidad del libre albedrío.
Podemos usarlo para abrir nuestros corazones, o para cerrarlos. La llamada de la fe no es selectiva; se dirige a todo el mundo; pero el corazón humano puede negarse a responder.
En el último versículo de este pasaje vemos lo que podríamos llamar las características internas y externas del cristiano…
La característica interior es la conciencia del amor de Dios, la profunda conciencia de que no podemos ser arrastrados más allá de su cuidado, el sentimiento de que los brazos eternos nos rodean siempre. Una de las necesidades básicas de la vida es la de seguridad, y la encontramos satisfecha en el conocimiento del amor inalterable de Dios.
La característica externa es la resistencia que puede darnos Cristo. Vivimos en un mundo en el que hay más colapsos nerviosos que en ninguna otra época de la Historia. Esto es señal de que más y más personas tienen el sentimiento de que no pueden enfrentarse con la vida.
La característica externa del cristiano es que, cuando otros se derrumban, permanece erguido, y cuando otros colapsan, asume su carga y prosigue adelante.
Con el amor de Dios en el corazón y la resistencia de Cristo en la vida se puede arrastrar cualquier cosa.

Consejos para la disciplina cristiana
2 Tesalonicenses 3: 6-18
Aquí trata Pablo, como ya tuvo que hacerlo en la carta anterior, de la situación que producían los que adoptaban una actitud indebida en relación con la Segunda Venida.
Había algunos en Tesalónica que habían dejado de trabajar y abandonado sus obligaciones cotidianas para esperar la llegada del Señor en una ociosidad histérica. Pablo usa una palabra muy expresiva para describirlos. Dos veces usa el adverbio atáktós y una el verbo ataktein, que quieren decir “hacer el vago” u holgazanear…
Para que se den cuenta, Pablo les cita su propio ejemplo. Toda la vida fue un obrero manual. Los judíos tenían en alta estima el trabajo.
Pablo se había graduado como rabino; pero la ley judía establecía que un rabino no podía cobrar por enseñar, sino tenía que tener una profesión secular para cubrir sus necesidades con el trabajo de sus manos. Así es que encontramos rabinos que eran panaderos, barberos, carpinteros, albañiles y toda clase de artesanos. Los judíos creían en la dignidad del trabajo honrado, y estaban seguros de que un investigador perdía algo cuando llegaba a ser tan académico que se olvidaba de trabajar con las manos. Pablo cita un dicho: “Que el que se niegue a trabajar, tampoco coma”… Es el negarse a trabajar lo que es importante. No se refiere al pobre hombre que no encuentra trabajo.
En esto tenemos el ejemplo del mismo Jesús. Era el carpintero de Nazaret, y hay una leyenda que dice que hacía los mejores yugos de Palestina, y que llegaba gente de todas partes a comprárselos. El árbol se conoce por sus frutos, y el hombre por sus trabajos. El cristiano debe ser un trabajador más concienzudo que ningún otro.
Pablo manda que los que no hagan caso de sus instrucciones deben ser disciplinados por la comunidad, pero que no hay que tratarlos como a enemigos, sino como a hermanos.
La disciplina impuesta por alguien que mira por encima del hombro al pecador y le hace temblar cuando le reprende, puede que aterre y que ofenda, pero no conseguirá enmendar. Es más probable que produzca resentimiento que reforma. Cuando se haga necesaria la disciplina cristiana se ha de administrar por un hermano a un hermano, no con ira, y menos con desprecio, sino siempre con amor.

Al final de su carta Pablo escribe unas líneas de su puño y letra para que la reconozcan como suya…
Tal vez lo hizo para destacar las advertencias previas; tal vez los hizo para que los tesalonicenses tuvieran la certeza de que era él quien les escribía, en virtud de los problemas que se habían suscitado… Tal vez fue sólo una necesidad del afecto.
Y entonces, después de exponer la verdad, con alabanza y reprensión amorosamente entremezcladas, encomienda la iglesia tesalonicense a la gracia del Señor Jesucristo.

Versículo para aprender:

Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien”
2 Tesalonicenses 3: 13